Timeless Academia

Invocación: Scathach

La bruja de Dun Scaith

Lo primero que registró el cerebro de Izuku cuando abrió los ojos fue un cielo ennegrecido, con un brillo rojo debajo, el humo elevándose más y más hacia el horizonte infinito.

Lo segundo que registró el cerebro de Izuku fue un dolor sordo que actualmente reverberaba a través de su cuerpo. No es un dolor especialmente debilitante, sino más bien el resultado de estar tumbado sobre una superficie especialmente rugosa.

Cuando ambos detalles se juntaron en la cabeza de Izuku, sus ojos se abrieron de par en par y se sentó derecho como si una sacudida hubiera atravesado su cuerpo.

Se encontró mirando el mismo cielo cubierto de humo que había visto en Fuyuki. Constantes llamas ardientes se extendían al azar a su alrededor, el calor se extendía rápidamente sobre él, mientras sentía como si hubiera entrado en ese mismo paisaje infernal y estaba a punto de luchar por su vida de nuevo.

Excepto que no estaba en Fuyuki.

En lugar de edificios en ruinas y cemento destrozado, se encontró contemplando un océano negro como boca de lobo. No estaba claro si se trataba de un estado natural del agua o simplemente porque reflejaba el cielo oscurecido. En lugar de tierra removida debajo de él, estaba tendido sobre una mezcla de roca gruesa y trozos afilados de grava, que no era para el tipo de playas más atractivas, pero técnicamente aún así contaba como tal.

Se movió con cuidado para intentar tener una mejor idea de dónde estaba. Mientras su mirada recorría de derecha a izquierda, pudo ver otra masa de tierra al otro lado del agua, una mucho más grande pero no demasiado lejana. En teoría, podría simplemente nadar hasta el otro lado, si no fuera por el alto acantilado que se eleva desde las profundidades del agua. Además, encima del paisaje simplemente había más de ese fuego, cubriendo tanto que no podía decir si había restos de civilización allí arriba o simplemente la tierra ahora árida.

Gimió un poco doloroso mientras se levantaba por completo, dándose vuelta para continuar su observación. La masa de tierra en la que se encontraba era mucho más pequeña que la que estaba al otro lado del agua, técnicamente solo era una isla. Sin embargo, había bastante tierra elevándose sobre su cabeza, y el espacio en el que se encontraba era la única superficie relativamente plana en el área inmediata. Había un camino que conducía más arriba, lo que hacía que un ascenso pareciera más plausible, excepto que las llamas todavía se extendían al azar y al azar a lo largo de la tierra que antes estaba cubierta de hierba entre ese camino.

En lo alto del camino, más allá de las llamas y el humo, pudo ver lo que parecían ser los restos de un antiguo castillo. Una única torre de piedra se extendía hacia el cielo, todavía visible desde donde estaba, un faro que le daba algo hacia donde avanzar con la esperanza de un respiro.

Se quedó mirando esa torre, todavía comprensiblemente nervioso por la vista y todo lo demás que estaba sucediendo, especialmente porque contemplar todas estas vistas no proporcionaba nada para responder a la pregunta obvia:

¿ Dónde estaba él?

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La caminata por la ladera de la colina no fue nada sencilla, a pesar de la clara dirección hacia dónde tenía que ir. El terreno en sí proporcionó una subida bastante empinada, ya que cada paso parecía requerir que estirara bastante las piernas con la esperanza de ganar un poco de distancia significativa. En un momento tuvo que agacharse sobre manos y rodillas para arrastrarse hacia arriba, ya que el camino parecía conducir a la pendiente más pronunciada disponible para él.

Esto sin tener en cuenta el hecho de tener que evitar el fuego impío que se extendía por la tierra ante él, los rastros de llamas se extendían de un lado a otro, obligándolo a veces a salirse del camino trillado para evitar quemarse más obviamente. El calor de las llamas aún lo invadía, haciéndolo sentir como si estuviera atravesando un desierto sofocante, incluso cuando sus manos y pies se aferraban a la tierra carbonizada.