Timeless Academia

Gilgamesh: Interludio 2

La voluntad de crear

“¡Rey Gilgamesh, por favor! ”

La súplica llegó a sus oídos, pero no la escuchó.

¿Por qué debería hacerlo? ¿Por qué se esperaba que escuchara una petición tan absurda? ¿Se suponía que debía dejar su trono para ocuparse de asuntos que no le correspondían? La arrogancia de esperar algo así de él lo dejaba completamente disgustado.

Él ignoró completamente la petición.

Si ese mestizo no podía manejar esta prueba a su manera, entonces era completamente incapaz de actuar como el Último Maestro de la Humanidad.

-------------------------

Había pasado el tiempo desde aquel acontecimiento, y el mundo aún no había llegado a su fin.

Chaldea sobrevivió a su encuentro con el "Rey de los Magos" y, en general, siguió adelante. Era el curso de acción correcto y, si conducía a su victoria final, mucho mejor. Pensar demasiado en el pasado y no poder mirar hacia el futuro era una locura y era mucho más probable que el fracaso estuviera asegurado.

Desafortunadamente, su supuesto líder estaba haciendo exactamente eso.

Se podría decir que, como era todavía bastante joven, se esperaba que cometiera errores como ese. Se podría decir que los demás deberían comprenderlo y perdonarlo, y tener paciencia con él a medida que crecía, aprendía y se desarrollaba.

Pedirle paciencia al Rey de los Héroes no era tan descabellado como parecía. Sin embargo, en las circunstancias actuales, era una idea exasperante de considerar.

Puede que no lo hubieran llevado a esta situación totalmente preparado para lo que estaba por venir, y no se le podía culpar por ello. Sin embargo, si iba a afirmar que algún día sería un héroe capaz de ascender al trono y seguir los pasos de Gilgamesh, como tantos otros, tendría que estar a la altura de esa afirmación. Si alguna vez había un momento para hacerlo, era ahora.

En lugar de eso, se había echado atrás y se estaba replegando sobre sí mismo.

Fue patetico

Su lucha por decidir qué camino debía seguir le resultaba aburridísima . En una ocasión había hecho su declaración con toda la seguridad que pudo, dejando al descubierto la voluntad que albergaba en lo más profundo de su ser. Ahora buscaba enterrar esa misma fuerza de voluntad y obedecer a los demás sin pensar. No podía imaginarse una decepción mayor.

Existía la mínima posibilidad de que las cosas volvieran a cambiar. Su verdadera naturaleza no se acallaba tan fácilmente y eso invitaba a la idea de que cambiaría de dirección una vez más y reanudaría lo que había decidido previamente. Fue esa mínima posibilidad la que impidió que el Rey de los Héroes actuara según su aburrimiento, solo para ver si había un resultado positivo en esto.

Pero su paciencia sólo duraría un tiempo.

Mientras tanto, tendría que encontrar otras formas de entretenerse, aunque esas opciones eran pocas. No tenía intención de mezclarse con los demás sirvientes de Chaldea, a menos que hicieran algo que mereciera su atención. No se aproximaba nada digno de mención, a menos que una de las encarnaciones de Saber realmente tuviera la intención de hacer de la Navidad una festividad que valiera la pena recordar.

De todas formas, esto significaba que realmente solo le quedaba una cosa por hacer.

Lo cual supuso entablar la conversación, sin duda molesta, que estaba a punto de tener lugar.

Dejó que se abriera un portal frente a él, exponiendo su tesoro al mundo exterior una vez más. No se movió de su trono, solo miró el espacio frente a él con claro desdén.