¿CÓMO PEDIR UNA CITA?

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Estaban entrando al mes de octubre, el aire otoñal se podía percibir por completo, los árboles con sus hojas acarameladas cayendo por todos lados, eran divertidas para Matthew, en Nueva York no miraba tantos árboles como en Kansas, amaba su nuevo hogar, caminaba de la mano de su madre mientras pisaba las hojas y las escuchaba crujir, la cabeza de su mamá estaba en otro lado ese día, mientras él estaba fascinado por la naturaleza de la estación ella pensaba como demonios iba a rogarle a Joseph por que le dejara la misma cantidad de dinero de la pensión, al menos hasta que ella se regularizara en su nuevo trabajo.

Suspiró para sus adentros y volteó la mirada para notar que su hijo ya estaba con una mueca.

—¿Qué sucede? — ella le preguntó.

—Mami, parece como si estuvieras en la luna—

—¿Quién te dijo esa expresión? —

—Mi papá—

—Hmmm, bueno, puede que lo esté, pero eso es cosa de adultos, ¿Quieres pasar por una dona glaseada? — dijo para cambiar de tema.

—¡Sí! —

"Maldito patriarcado" ni siquiera le importaba que su hijo estuviera bien, solo le gustaba que le rogaran y eso es lo que quería, probablemente tener de vuelta a Taylor con él, aunque sea para divertirse un rato.

De regreso de la dona se toparon con Travis y su hija.

—Qué casualidad—

—Hola Taylor— Charlotte le abrazó. Ya era común verla pegada a Taylor cada que la miraba en las gradas, amaba su compañía, ella era linda y eso le gustaba, sentía como si fuese una mami, aunque no fuese su mami.

—Hola mi amor— Taylor se agachó para besar su mejilla. La pequeña estaba feliz, se notaba, sin pensarlo y como era ya una costumbre, Charlotte tomó la mano de Taylor, sin soltar la de su padre, por lo que, mientras caminaban, parecían una familia de comercial.

—Charlotte, ¿Quieres ir a saltar en ese montículo de hojas? — Matthew miraba emocionado las hojas.

La pequeña cabello acaramelado volteó a ver a su padre y luego a Taylor, se sentía segura con ambos mirando. —Ok— se tomaron de las manos y corrieron a jugar.

—Se llevan bastante bien— Travis mencionó.

—Sí, mi hijo ama jugar ya sea solo o acompañado, pero quiere a Charlotte—

—Mi hija igual al tuyo, tanto, que olvidó que estábamos de regreso de su vacuna estacional, estuvo llorando mucho—

—Con razón le vi los ojos hinchados—

—No le gustan los doctores, pero, son necesarios, ya sabes—

—Sí, lo son...—

Ella se miraba distante, estaba estresada, se notaba.

—¿Está todo en orden? — él preguntó y ella seguro sabía a qué se refería.

Suspiró. —No, estoy pensando como demonios pedirle de buen modo al padre de Matt que me deje la misma cantidad de pensión—

—¿Puedo ayudarte? —

—Tranquilo, lo arreglaré, no te preocupes, dime, ¿Está bien Donna? —

Donna no había estado presente hace una semana en el gimnasio local, así que dedujo que estaba enferma o algo.

—Tiene gripe, y le dije que sería mejor quedarse en casa hasta sanar por completo, ella está grande y aunque se vale por sí misma todavía, odiaría que le pasara algo—

Chispas vuelanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora