TENEMOS QUE HABLAR

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Su corazón seguía acelerado, Taylor se levantó de la cama con cuidado de no despertar a las niñas, se dirigieron al final de pasillo para poder hablar, Travis no podía dejar de mirar los ojos hinchados de Taylor, ¿Era algo grave?, tenía que serlo, si no, no estaría tan seria.

—¿Qué es lo que pasa?, me estoy asustando—

—Travis...—

Entonces ella fue directo al grano, le contó lo sucedido a las afueras de la escuela, el cómo Charlotte tomó el comentario de otro niño de la clase de Matt, como Joseph la puso peor, al verlo, ella creyó que se irían todos juntos y ella la dejaría sola, como Matthew estaba rogando irse con su padre, el mundo se le venía encima.

Él solo la miraba, pensando.

—¿Vas a decirme algo? — estaba a punto de llorar.

—Claramente, es algo que debemos hablar, pero ahora, no tengo cabeza para eso, espero lo entiendas, es demasiado Taylor, te amo como a mi vida, pero también a mi hija, no puedo comprometer su estabilidad emocional—

—Yo tampoco...— miró al suelo, derramando algunas lágrimas, odiaba llorar, podría ser el sentimiento más común del mundo, pero ella odiaba eso.

—Necesito pensar cómo manejar esto— respondió Travis.

—Está bien, ¿Quieres que me vaya de la casa? —

—¿Qué?, ¡No!, solo necesito pensar, no diría eso nunca—

Charlotte estaba escuchando todo y entró en pánico. —¡No! — comenzó a llorar, no se dieron cuenta que ya estaba detrás de ellos.

—Demonios, nena— Travis se acercó a ella para abrazarla, pero se alejó, estaba asustada.

—Mami, me dijiste que no te ibas a ir— lloraba.

—Y no me voy a ir, tranquila— Taylor la abrazó.

—Entonces, ¿Por qué dijiste eso? —

—Nena, no es educado oír las conversaciones de los adultos, olvida eso que dije, no me voy a ir, ¿Ok? — la cargó. —Fue un pequeño error—

—¿Segura? — sollozaba.

—Segura, tranquila— acariciaba su espalda, tratando de calmarla, arrullándola.

Las cosas se estaban complicando más de lo que ambos querían, la llegada de Joe a Kansas era un desastre, todos los sentimientos estaban a flor de piel.


Luego de calmar a Charlotte, Taylor bajó para recibir a Matt. 

—Hola mi amor— abrió la puerta y abrazó a su hijo.

—Hola mami, comimos pizza—

—Qué bien, gracias por traerlo— miró a Joe.

—No es nada— Joe observaba la situación, Taylor no podía ocultar su rostro enrojecido por llorar, esa era una cara que él conocía muy bien, lo sabía, porque varias veces la hizo llorar. —¿Está todo bien? —

—Matt, despídete de tu padre y sube—

—Ok, adiós, papá—

—Nos vemos Matt—

El pequeño se fue a la segunda planta.

—¿Estuviste llorando Taylor? —

—Es algo que no necesitas saber, Joe... Ahora no puedo hablar, ¿Podríamos dejar el tema para otro día?, por favor—

—Sí, no hay problema, pero, algo te pasa—

—Joe—

—Ok, ok, nos vemos—

Chispas vuelanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora