Narra Angy:
Matty no me siguió, entendió que ahora mismo necesitaba mi espacio y no empeorar las cosas más de lo que estaban. Mientras caminaba en dirección a mi casa, escuché el motor de su coche encenderse. No pude evitar parar mis pasos y voltear a mirar. Observé como se alejaba en la oscuridad de la noche en dirección a su casa.
A pesar de todo lo malo de esa noche, una sonrisa bobalicona apareció en mis labios en cuanto retomé mi camino hacia casa pensando en él. En su manera de regañarme pero preocuparse por mi. En sus bromas para intentar calmarme. En su forma de conseguir que me riera a pesar de lo mal que lo estaba pasando esta noche. En que lo dejó todo y estaba dispuesto a enfrentarse a todos por mí; incluso si eso conllevaba que me molestara con él.
En como acariciaba con delicadeza mis manos, mis brazos, mi espalda. Sus brillante mirada perdiéndose en la mía. Sus manos recorriendo la piel de mi espalda. Sus dedos trazando lentamente el dibujo de mis labios. Su respiración mezclándose con la mía...
Agité la cabeza enérgicamente en cuanto me di cuenta de que estaba frente a la puerta de mi casa. Pero, sobre todo, lo hice para alejar esos pensamientos de mi. No quería empezar a tener esa clase de sentimientos por Matty. No podía, todo se complicaría demasiado; así que era mejor aplacarlos.
Aunque, inevitablemente, otro pensamiento apareció en mi mente en cuanto mi mano rozó el pomo de la puerta. ¿Qué era eso que Matty temía tanto decirme? ¿Qué era lo que le producía esa inseguridad? No soy idiota, podía intuir cual podría ser la respuesta. Pero también podría estar completamente equivocada, la intuición no siempre acierta.
— ¿Dónde estabas y porqué no atiendes mi llamada? —la puerta se abrió frente a mi, mostrando a mi padre hablando con su típica brusquedad.
— En el hospital, gracias por tu preocupación —respondí molesta, señalando los puntos de mi cara—. Y no te he respondido a la llamada porqué ya estaba llegando a casa.
— Entra de una vez. Y sabes que eso te lo mereces. Sabes las consecuencias que tiene desobedecerme o responderme de según qué formas —se hizo a un lado y, con la mirada seria, me hizo una seña para que entrara.
— Claro, padre. Por supuesto, siempre buscáis lo mejor para mi —intenté contener como pude la ironía para no volver a liarla. Entré y mi padre cerró la puerta.
— Cuando eso se cure —señaló mi cara—. Te mandaremos a la mejor clínica para eliminar la cicatriz. Te quedará en rostro impecable.
—Claro. Y así esconder la prueba del delito, como no... —susurré.
— ¿Has dicho algo? —me enfrentó.
— No, nada. Que ya me informaré en qué clínica hacen estas operaciones. No te preocupes. ¿Puedo subir ya a mi habitación?
— Si, pero antes. Deshazte de los posters, Angela. No lo repetiré más veces. Una mujer de tu categoría no puede mostrar que escucha esa clase de música. Bastante vergüenza pasamos ya tu madre y yo en casa.
— Si, padre. No dejaré que volváis a avergonzaros de mi —me di la vuelta y resoplé entornando los ojos.
— Y otra cosa más —volvió a llamar mi atención nada más empecé a caminar para ir a mi habitación. Me di la vuelta y le miré casi no tuviera alma—. Después de lo que ha pasado con tu amiga y su novio; y hablando de que tengas un futuro. El sábado tienes una cita a mediodía con Marc.
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When we are together | Matty Healy
Hayran KurguAngela, nacida y criada en el seno de una familia adinerada de Inglaterra; busca una vía de escape a esa vida estricta que conlleva ser de linaje noble inglés. Esa escapatoria llega en forma de cantar un pubs a lo largo de Mánchester y componer su p...