Fue liberador no tener ningún sueño extraño esa noche, y, si era sincera, por fin me sentía libre. Aunque ese sentimiento no duró demasiado, ya que se vio reemplazado rápidamente por la culpa y la tristeza que la muerte de Mary me había causado, haciéndome sentir un vacío enorme en el pecho, como si me hubieran arrancado el corazón.
Me senté en la cama y agaché la cabeza, pegando las rodillas al pecho y abrazando mis piernas, sabiendo que Mary había abandonado este mundo sin saber si yo había llegado a salvo a las colonias humanas o no.
"Te quería mucho, y en el fondo estaba feliz de que te sacara de esa vida de mierda". Las palabras de Riku se reproducían en mi mente una y otra vez. Gemí mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas sin descanso. Hora del cambio... sí, a peor.
Definitivamente no estaba en el mejor momento de mi vida.
Unos suaves golpes en la puerta se escucharon, pero no respondí, quería estar sola. Riku volvió a tocar la madera, sabía que era él porque no había nadie más en esa casa aparte de él y de mí.
Ante la ausencia de respuesta, Riku tocó una tercera vez:
—¿Ellia? ¿Estás bien? ¿Estás despierta?
Él sabía que no dormía, seguramente me había escuchado llorar. Alcé la cabeza y sorbí por la nariz.
—Dame un momento, Riku. Por favor —pedí, poniéndome en pie y entrando al baño para lavarme la cara. Mis ojos seguían rojos, y aunque estaba casi segura de que me había escuchado llorar, pretendía hacer como que el llanto no había sucedido, ya que quería que la visión que tenían de mí cambiase a una de una mujer fuerte, incluso si en aquellos momentos no lo era.
Una vez que salí del baño le abrí la puerta al de cabellos plateados. Sus ojos se quedaron clavados en los míos por unos breves instantes, pero le sonreí y le di los buenos días, buscando que no mencionase el tema.
Tal y como el día anterior, el desayuno ya estaba servido para cuando bajé a la cocina. Muchas cosas estaban cambiando en poco tiempo, pero sin duda esto sería lo más difícil de asimilar de todo.
—Oye Riku... —le llamé mientras comíamos.
—¿Sí?
—Dijiste que eras capaz de entrar en la cabeza de todo aquel que no estuviera entrenado para bloquearte, ¿me enseñarías a proteger mi mente? —Aunque no me gustara que Riku se metiera en mi cabeza, me aterraba incluso más la idea de que alguien que no fuera él hurgara en mi mente.
El vampiro se quedó pensativo por unos instantes, muy callado.
—¿Tanto te molestó lo de ayer? —Negué con la cabeza.
—No es por eso, es porque no quiero que nadie que no seas tú entre en mi cabeza —la sonrisa de Riku hizo que me diera cuenta de cómo había sonado eso en verdad —. Quiero decir, que...
—Que no quieres que te hagan daño, porque sabes que yo no lo haré. Te da miedo que alguien que no sea yo hurgue en tu mente porque no sabes qué intenciones puede llegar a tener, ¿he dado en el clavo? —Asentí con la cabeza, eso era exactamente lo que pretendía decir antes —. Bueno, pensaré en ello. Te aviso de que no será fácil, y quizá llegues a las colonias sin poder protegerte del todo bien, pero te enseñaré todo lo que sé de la mejor manera posible. —prometió.
Sonreí ampliamente al escucharle decir aquello, sintiendo cómo la llama del cambio comenzaba a encenderse.
Riku y los demás tuvieron una reunión ese día también, y tras eso el vampiro de largos cabellos y yo dimos una vuelta por la finca, en donde descubrí que había un pequeño parterre con flores redondas y rosas que se me hicieron muy bonitas, además de otras más alargadas y de color tanto rosa como morado.
—¿Qué tipo de flores son estas? —Pregunté curiosa, agachándome junto a las plantas.
—Proteas y jacintos, Kairi las plantó con ayuda de Xion —respondió él.
Me quedé admirando las flores por unos minutos bajo la atenta y enternecida mirada de Riku. Probablemente pensaba que era como una niña pequeña, pero no me importaba. En ese momento me sentía feliz. Al menos, hasta que recordé a Mary y se me llenaron los ojos de lágrimas.
Una de ellas cayó sobre una de las flores, y esta reaccionó abriéndose un poco más. No entendía nada, ¿así de la nada? Miré extrañada la planta, gesto que no pasó desapercibido a ojos de Riku.
—La sangre de las sirenas fluye por las venas de Kairi —comenzó él a explicar —. A veces no controla sus poderes y crea este tipo de cosas, cosas que al entrar en contacto con el agua reaccionan.
—¿Como si ella traspasara algo de su poder a esas cosas? —Riku asintió.
—Todavía no controla muy bien esa parte de ella misma, pero está trabajando duro en ello —aseguró.
—Entiendo... sois un grupo peculiar, la verdad —comenté.
—Sí, todos tenemos nuestra particularidad —aquello captó mi atención completamente, haciendo que le mirase con una ceja alzada.
—¿Y la tuya es...? —Riku se encogió de hombros.
—Quién sabe
¿Quién sabe? ¿Cómo que quién sabe? ¿Qué tipo de respuesta era aquella? ¿Acaso era una siquiera?
Antes de que pudiera preguntarle, Riku ya estaba cambiando de tema:
—Ven, te enseñaré otro lugar de la finca.
Le miré por unos instantes mientras se alejaba, pero finalmente me levanté y le seguí. Caminamos en silencio hasta otro lugar, uno que solo podía describir como mágico: se trataba de un pequeño terreno circular con un árbol de cerezo en el centro. Todas las ramas estaban cubiertas de florecillas rosas que brillaban bajo la luz del sol.
—¿También Kairi y Xion? —El vampiro negó.
—Mi madre. Este era su lugar favorito de la finca, así que decidió plantar su árbol favorito en su lugar favorito —las palabras de Riku sonaban calmadas, aunque no pude ignorar el leve tono de nostalgia que las teñía.
Inconscientemente mi mano fue a parar hasta su brazo, muy cerca de su hombro. Esa misma noche había experimentado lo que se sentía perder a alguien querido, así que podía hacerme una idea de cómo se sentía él realmente en aquellos momentos.
Riku me miró a los ojos y después desvió su mirada hasta mi mano, haciéndome sonrojar y apartarla, cosa que le hizo soltar una pequeña risa.
—Qué mona —susurró, ¿se suponía que no debía haberle escuchado decir eso? Quizá estaba hablando para sí mismo.
Sea como fuere, lo dejé pasar y me quedé callada, dejándole disfrutar del momento, ya que claramente en aquel momento él estaba pensando en su madre.
Pensé yo entonces en la mía, la biológica; no la llegué a conocer, nadie me había dicho nada de ella nunca, pero, aun así, yo pensaba en ella, me hacía preguntas acerca de su físico o su carácter, o si estaba viva siquiera, aunque dudaba de ello.
Mary vino a mi mente de nuevo. Ella era lo más cercano a una madre que yo había tenido nunca, y Lord Xaldin la había quitado de en medio en un arranque de furia y orgullo, ocasionado por mi huida.
Un sentimiento de enfado y rabia se apoderó de mí en ese momento... ¿ansia de venganza? Riku tenía razón con respecto a que Los Doce merecían un escarmiento, pero yo había comenzado a pensar que ellos merecían más que un castigo.
Los Doce merecían ser derrocados... o castigados con la muerte.
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The Secret Of The Elf Blood {Riku from Kingdom Hearts}
FantasyUna decisión lo puede cambiar todo. Todo cambió el día en el que los vampiros se alzaron como soberanos de nuestro reino. Los humanos se vieron envueltos en una guerra que no era suya, una guerra en la que elfos, demonios, vampiros, sirenas y demá...