Riku contactó con Aqua antes de emprender la marcha. Debíamos ser cuidadosos con nuestros movimientos debido al revuelo que había montado con la flecha y la pluma en la plaza del Festival. Me alegré al saber que los chicos habían seguido mis instrucciones y estaban de camino a la finca.
Fuimos relativamente tranquilos por el bosque, con la certeza de que ningún cazador andaba suelto ya porque los habíamos matado a todos, pero con cautela igualmente por si, en algún momento, algún secuaz extra de Los Doce se cruzaba en nuestro camino. Si era sincera, ahora que estábamos en aquella situación me estaba empezando a sentir culpable.
Quizá no debí disparar aquella flecha con la pluma en la punta, quizá debí controlarme y tener sangre fría pese a haber visto a Xaldin, pero simplemente no pude. Él lanzó un mensaje, y yo ahora se lo había devuelto. Una promesa de muerte por lo que me hizo, y por lo que también le hizo a Mary.
—Estás muy callada —comentó Riku, se me hacía muy extraño que sus ojos fueran dorados. Aun así, no me sentía intimidada o con miedo, solo extrañada por el nuevo color de sus iris, pero nada más.
—Prefiero usar las pocas fuerzas que me quedan para continuar —comenté, la pierna me estaba matando. De hecho, mi brazo derecho estaba alrededor del cuello de Riku, y su brazo izquierdo rodeaba mi cintura para ayudarme a avanzar.
—Ven aquí, anda —sentenció.
Y, antes de que pudiera siquiera darme cuenta de lo que pasaba, Riku me cogió en brazos. Me resistí un poco al principio, pero sus heridas habían curado rápidamente después de que nos besáramos y bebiera mi sangre, dejando su cuerpo como nuevo.
Riku corrió por la arboleda sin mirar atrás. Había sido una carga para él todo ese rato, pero no había dicho nada al respecto por miedo a que me sintiera mal conmigo misma. No pude evitar sonreír cuando me di cuenta de eso.
Sentía que me pesaban los párpados, el dolor y el cansancio cada vez apoderándose más y más de mí misma.
—No te duermas —me dijo Riku —. Aguanta hasta llegar a la finca, Ellia. Por favor —suplicó, ahora los papeles se habían invertido, tocándole a Riku estar preocupado.
—Estaré bien, solo es el cansancio y el dolor en la pierna —le tranquilicé, llevando mi mano hasta su mejilla.
No me dejó cerrar los ojos en ningún momento. Sabía que no era nada excesivamente preocupante, pero el dolor era insoportable. Definitivamente, que te hiriesen con un arma de plata dolía como el infierno, e incluso cuando ya no estaba clavada en tu cuerpo, la herida seguía doliendo demasiado, como si tuvieras un fuego constante en la herida, que impedía que se cerrase y no hacía más que empeorar el daño.
Tras lo que calculé como unos quince minutos, Riku y yo llegamos al lugar del que partimos al inicio de la tarde. No estaba segura de estar preparada para el teletransporte, pero había que recurrir a él me gustase o no.
—¿Lista? —No, no estaba lista, pero asentí igualmente, agarrándome con fuerza a los hombros de Riku.
La oscuridad nos envolvió por segunda vez en el día, pero esa vez el trayecto fue diferente: aparecimos en la iglesia casi al instante, cosa que me dejó asombrada y atónita a partes iguales. Era consciente de que las habilidades de Riku habían mejorado, pero igualmente me impactó mucho ver el cambio.
—¿Estás bien? ¿Cómo te encuentras? —Los dorados ojos de Riku me miraban con atención.
—Sí, tranquilo. Estoy adolorida, pero bien —respondí, sonriéndole.
—Bien, en marcha entonces —asintió él con la cabeza, saliendo de la iglesia todavía conmigo en brazos.
Por un instante me sentí como si fuéramos una pareja de recién casados debido a la forma en la que abandonamos el edificio, aunque quité esa imagen de mi cabeza rápidamente.
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The Secret Of The Elf Blood {Riku from Kingdom Hearts}
FantasyUna decisión lo puede cambiar todo. Todo cambió el día en el que los vampiros se alzaron como soberanos de nuestro reino. Los humanos se vieron envueltos en una guerra que no era suya, una guerra en la que elfos, demonios, vampiros, sirenas y demá...