Sentía que los nervios me comerían viva en cualquier momento. Riku me miraba de vez en cuando, y debía admitir que me relajaba un poco cada vez que eso pasaba. Tenía muchísima presión encima en aquellos momentos, si era sincera. El sonido de la fiesta y el disfrute a lo lejos no hacía sino inquietarme más de lo que ya estaba, y la rabia y el dolor fluía por mis venas cada vez que llegaba a mí el pensamiento de que Xaldin estaba cerca, disfrutando tras haberme tenido esclavizada y haber matado a la única persona a la que le importaba en este mundo en el pasado.
Una hora después de que el Festival diera comienzo, el pistoletazo que anunciaba el inicio de La Caza resonó por el bosque, haciendo volar a todas las aves que, hasta ese momento, habían estado tranquilas en las ramas de los árboles.
Riku, Terra y Sora se marcharon al captar el olor de los otros tres participantes de esa noche, ordenándome Riku que yo aguantara la posición, ya que uno venía hacia donde estábamos. Antes de que se marchara, Riku y yo nos miramos con una única promesa en mente: volver a estar juntos.
Los pasos no llegaron hasta pasados diez minutos. Una muchacha se aproximaba corriendo hasta donde yo esperaba. Bajé del árbol y la tiré al suelo, tapando su boca con mi mano. Debía de tener unos quince o dieciséis años, y estaba completamente aterrorizada.
—Voy a sacarte de aquí, ¿vale? —Le dije lentamente, mirándola a los ojos —. No tengas miedo, yo también fui como tú. Te juro que te llevaremos a un lugar seguro.
La chica me escaneó por unos segundos, hasta que finalmente se decidió y asintió con la cabeza. Tenía el cabello negro y los ojos marrones, y múltiples heridas en sus brazos y piernas. Debía de haber pasado por un infierno.
Un movimiento repentino en los arbustos que había detrás de la joven captó mi entera atención, así que rápidamente saqué el arco y apunté hacia la oscuridad.
—Al suelo, ¡ahora! —le ordené a la adolescente, que hizo caso al instante. —¡Muéstrate!
Una joven de cabello negro y largo recogido en una trenza avanzó de entre los árboles, con las manos levantadas. Una cazadora.
—¿Los rebeldes interrumpiendo nuestro deporte favorito? ¡Qué poco respeto! —Escupió, sus ojos dorados clavados en la adolescente que se había escondido tras de mí —. Vamos, entrégamela y no te haré nada —prometió, negué con la cabeza, sin dejar de apuntarle.
—Ella es inocente —sentencié.
Le disparé en el pie tan pronto como intentó avanzar hacia mí. La flecha de plata dio en el blanco y dejó a la vampira clavada en el suelo, aullando de dolor. Me miró enrabietada, sacando varias dagas de entre su ropa y lanzándomelas. Las desvié tal y como Riku me había enseñado, dejándolas clavadas en los árboles de nuestro alrededor.
Para cuando me quise dar cuenta, mi oponente se había deshecho de la flecha y avanzaba rápidamente hacia mí, de una manera que me pareció extraña. Aparecía y desaparecía ante mis ojos, como si se teletransportase muy rápido. Ese debía de ser su don, poder recorrer pequeñas distancias mediante teletransportes.
Seguí su trayectoria como pude, teniendo que acostumbrar mis ojos a su velocidad. Sí, la chica era rápida, pero Riku se movía incluso más rápido que ella, por lo que no terminó siendo mucho problema el poder seguirle el rastro. Me dejé golpear y cortar para que se confiase y así poder calcular dónde aparecería a continuación.
Cuando estuve segura de su próximo movimiento, me agaché y alcé el arco, disparando. La vampira apareció justo donde yo había previsto, tras de mí, y la flecha se clavó de lleno en su corazón, brindándole una muerte instantánea.
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The Secret Of The Elf Blood {Riku from Kingdom Hearts}
FantasyUna decisión lo puede cambiar todo. Todo cambió el día en el que los vampiros se alzaron como soberanos de nuestro reino. Los humanos se vieron envueltos en una guerra que no era suya, una guerra en la que elfos, demonios, vampiros, sirenas y demá...