Riku's POV:
No habría sido capaz de decir si estaba bien o mal ni con una pistola a cada lado de mi cabeza.
Por un lado, me sentía mejor que nunca. Era la primera vez que sentía mi cuerpo a pleno rendimiento en años, y todo gracias a que Ellia me había salvado al darme de su sangre. Pero, por otro lado, me sentía como una bestia de nuevo, y eso hacía que me aterrase de mí mismo.
No quería que ella se diera cuenta, y aunque de momento mi fachada parecía estar funcionando, estaba seguro de que tarde o temprano la híbrida se daría cuenta de que algo estaba mal conmigo.
Fue en ese momento que me di cuenta de que sí había una palabra que encajaba medianamente con mi estado: dualidad.
Mi ser estaba dividido en dos partes completamente opuestas la una de la otra. Una me decía que todo estaba genial, que mi cuerpo estaba en perfectas condiciones y que lo que había pasado no tenía por qué implicar nada malo, pero sus palabras se veían rápidamente contradichas por la segunda voz.
Esa era la que más miedo me daba, ya que era la voz de la verdadera bestia que moraba en mí, esa que clamaba por más sangre y se decantaba por los instintos más bajos de mi ser. Ella solo pensaba en agarrar a Ellia e hincarle el diente hasta que no quedase ni una sola gota de sangre. Porque sí, nada más me incitaba a beber de ella, de mi mujer.
Y es que ese "pequeño" detalle era el que no le había dicho a la chica: cuando un vampiro bebía de alguien estrechamente enlazado a él, se traducía en algo así como un matrimonio o unión de por vida.
Dudaba mucho de que Xaldin sintiera algo por Ellia, pero el haber bebido de ella quizá para él se traducía también en algo como un matrimonio debido a todo el tiempo que pasaban juntos, y obviamente él no iba a casarse con una mera híbrida que además era su esclava.
Esa noche no pude dormir. Mis ojos se quedaron abiertos todo el tiempo, mirando fijamente al techo, aunque sin verlo con atención realmente.
La voz de la bestia no dejaba de empujarme a que hiciese mía a Ellia y bebiese de ella como si no fuera a volver a ver la luz de un nuevo día, pero tenía que resistir, esa parte de mí no podía volver a tomar el control bajo ningún concepto.
Suspiré derrotado, rezando a los Dioses porque este estado se terminase lo más rápido posible. Me puse a pensar en la transición por la que pasé después del incidente de Naminé, cuando todo dio un giro de ciento ochenta grados. Fue un duro mes de lucha mental contra mí mismo y contra todos los instintos que, hasta ese momento, habían sido los dueños de mi ser.
No estaba preparado para afrontar otro mes de abstinencia y demonios internos. Cierto era que a la transición a "vegetariano" en aquel momento se le sumó la muerte de mi antigua amada, agravando todo y convirtiendo la situación en un verdadero infierno, y que, gracias a los Dioses, esa vez no tenía que lidiar con la muerte de nadie, pero igualmente sería duro luchar contra mí mismo de nuevo.
Había quedado demostrado que tenía una voluntad de hierro, y que, en ocasiones, era verdaderamente inquebrantable, pero los instintos seguían ahí, así como ciertas necesidades que, en ocasiones, eran muy difíciles de contener.
Para cuando me levanté de la cama el sol aún no había salido. Miré la hora en mi teléfono: las cuatro y media. Suspiré una vez más, estirándome y yendo al baño para cambiarme de ropa, saliendo del cuarto después de eso.
Sabía que lo que estaba a punto de hacer era peligroso e imprudente, pero igualmente fui a por la moto y salí de la finca, conduciendo hasta el acantilado en el que descansaba Naminé. Me senté en el borde, con las piernas colgando del mismo, y perdí la mirada en el horizonte.
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The Secret Of The Elf Blood {Riku from Kingdom Hearts}
FantasyUna decisión lo puede cambiar todo. Todo cambió el día en el que los vampiros se alzaron como soberanos de nuestro reino. Los humanos se vieron envueltos en una guerra que no era suya, una guerra en la que elfos, demonios, vampiros, sirenas y demá...