Desperté por la luz que se filtraba a través de las cortinas, que ondeaban levemente con la lejana brisa del mar. El despertar así estaba comenzando a ser cotidiano y altamente agradable.
Me giré en la cama, tratando de esquivar los rayos de sol. Notaba una leve molestia en la pierna, aunque no era nada comparado al dolor que sentía la noche anterior.
—Buenos días —la voz de Riku sonaba más grave que de costumbre, probablemente porque se acababa de despertar.
Abrí los ojos y le miré, sin poder evitar que mi mirada se desviase a sus llamativos ojos dorados. Seguía sin acostumbrarme a ellos del todo, aunque, como eran algo pasajero, decidí no darle mucha importancia al asunto.
—Buenos días —susurré de vuelta, dándole un pico a Riku y haciéndole sonreír.
—¿Cómo te encuentras?
—Me molesta un poco la pierna, pero por lo demás estoy bien —respondí.
—Bueno, algo es algo. Quédate aquí, iré a preparar el desayuno —ordenó mientras se levantaba de la cama.
No pude evitar quedarme mirándole, el vampiro iba sin camiseta y la vista era sencillamente increíble, como si una estatua perfecta y minuciosamente tallada hubiese cobrado vida y se moviera frente a mis propios ojos.
Un rato después, Riku volvió con una bandeja llena de comida en las manos y yo me senté en la cama tan pronto como le vi aparecer. Había de todo para comer, desde tostadas hasta huevos fritos con bacon, pasando incluso por pancakes, que cabía destacar que eran mis favoritos.
El vampiro dejó la bandeja en la cama y tomó asiento a mi lado, encendiendo la televisión que colgaba del techo justo en frente de nosotros. Ayer había llegado tan cansada que no me había dado cuenta de que el aparato estaba ahí.
Estaban retransmitiendo las noticias, y en aquel momento hablaban del incidente de la pasada noche. Por lo visto, Los Doce se habían reunido para hablar del asunto y de las consiguientes medidas a tomar, y justo en aquel momento estaban saliendo del Congreso de Bloodheim.
Xemnas, Xigbar y Xaldin lideraban la marcha, y si era sincera se me heló la sangre al ver el semblante del Gran Maestro. Mantenía una mirada seria y fría, calculadora incluso, como si no dejara de darle vueltas a algo en su mente, pero incluso así lucía una sonrisa de suficiencia y cinismo en el rostro, ¿cómo podía ser?
El reportero se acercó al alto vampiro de plateados y largos cabellos, y este tomó la palabra frente a la cámara sin dudarlo.
—Ayer nuestra más aclamada y sagrada celebración se vio mancillada por los mismos terroristas que atentaron contra la propiedad de Lord Xaldin —comenzó, su voz grave y autoritaria —. Lanzaron un mensaje de amenaza y rebeldía, pero nosotros no nos acobardaremos ante ellos. Solo son una panda de aficionados anarquistas cuyo objetivo no es otro que sembrar el caos y la destrucción.
—Aficionados, por supuesto. Nos hemos cargado a doce cazadores, eso es algo de lo que unos aficionados serían capaces, sin duda —comentó Riku medio riendo.
—¿Saben quiénes son estos terroristas? —Preguntó el reportero al Gran Maestro.
—Si bien es cierto que desconocemos su identidad, Los Doce sospechamos de algunos sujetos —respondió —. Confirmaremos sus identidades de una manera o de otra, y les daremos caza hasta que obtengan el destino que merecen —prometió.
—Suerte con eso, Xemnas —replicó Riku mientras que el reportero seguía haciéndole preguntas al número uno de Los Doce.
—Sabe que has sido tu —comenté, centrando mi atención en el vampiro a mi lado.
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The Secret Of The Elf Blood {Riku from Kingdom Hearts}
FantasiUna decisión lo puede cambiar todo. Todo cambió el día en el que los vampiros se alzaron como soberanos de nuestro reino. Los humanos se vieron envueltos en una guerra que no era suya, una guerra en la que elfos, demonios, vampiros, sirenas y demá...