Una decisión lo puede cambiar todo.
Todo cambió el día en el que los vampiros se alzaron como soberanos de nuestro reino.
Los humanos se vieron envueltos en una guerra que no era suya, una guerra en la que elfos, demonios, vampiros, sirenas y demá...
—Tengo que confesarte que tenía el presentimiento de que te quedarías con nosotros —admitió, yo alcé una ceja ante sus palabras.
—¿Ahora ves el futuro? ¿Es ese otro de tus dones? —Él negó con la cabeza, riendo.
—Pura intuición, es todo —contestó, levantándose.
Por mi parte me dejé caer en el sofá, apoyando una vez más la espalda en el mullido cojín que conformaba el respaldo del mueble. Tuve que cerrar los ojos unos instantes para poder asimilar todo lo que había pasado: esa voz dentro de mí prácticamente me había obligado a querer formar parte de la resistencia de Riku. Pero la pregunta era: ¿realmente me había obligado a hacerlo ella o por fin mi consciencia se había decidido a quedarse?
Quizá era un poco de ambas, o quizá esa voz era, en realidad, algo que siempre había formado parte de mí, pero que nunca antes se había hecho presente. Supuse que, tarde o temprano, terminaría descubriéndolo.
—Ten, te ayudará a calmar tu mente —abrí los ojos cuando Riku se sentó a mi lado y dejó una taza humeante sobre la mesa, frente a mí.
—Perdona... —sabía que mi zumbido le estaba molestando. El vampiro negó con la cabeza.
—No te preocupes por ello.
—¿Crees que los demás aceptarán que me una a vosotros? —tenía algo de miedo a que se lo tomaran a mal, al fin y al cabo, yo era una extraña para ellos, una humana acogida por Riku que, en principio, iría a las colonias humanas.
—Ya oíste a Xion, ella quería quedarse contigo —me tranquilizó con una sonrisa divertida.
Reí levemente al recordar la actitud de la azabache, llevando la taza a mis labios para darle un sorbo a la bebida caliente; era té.
—Sí, pero ¿y los demás? —Riku se encogió de hombros.
—Sora y Kairi estarán encantados, al igual que Axel. Quizá a Roxas le cueste un poco más, pero acabará queriéndote como el que más. Le cuesta aceptar cambios —explicó.
—Pero eres el líder, se hace lo que tú dices, ¿no es así?
—La organización, o resistencia, somos todos. No hay un líder —respondió negando con la cabeza.
—Todos actúan como si tú lo fueras.
—Porque soy el que mejor planea estrategias, pero todos tenemos un talento válido y que destaca —asentí con la cabeza. Había algo escondido en sus palabras, algo que seguramente formaba parte de su pasado, pero no le pregunté, más que nada porque sabía que no me contaría nada.
Pasamos un rato en silencio, yo solo tomaba mi té sin dejar de pensar en los vampiros que acompañaban a Riku.
—Estás demasiado callada —interrumpió él el hilo de mis pensamientos.
—Me preocupa arruinar todo llegado el momento y demostrar que no valía la pena que me quedara con vosotros —admití. Ni siquiera sabía cómo se tomarían los demás que me quedase y ya estaba pensando en lo que dirían si llegaba a cagarla.
—No te agobies por eso ahora —su mano se posó en mi hombro y me dio un pequeño apretón —. Estoy seguro de que lo harás bien, Ellia.
—Eso espero —susurré.
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