Capítulo 17

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—Sé que igual no quieres por todo lo que significa para ti, pero quisiera optar por el arco como mi arma para la batalla —comenté al separarnos, con la mirada clavada en el panel de armas.

—¿Estás segura? —No me esperaba esa respuesta.

—Ese arco representa la dualidad del mundo. Ya fue usado para hacer el mal, es momento de que se use para hacer el bien —reflexioné.

Riku se quedó mirando el arco por unos instantes, hasta que, finalmente, suspiró.

—Ella querría que te cumpliera el deseo... —no estaba segura de si se refería a su madre o a su anterior amada, pero fuese cual fuese el caso, me alegré igualmente por su respuesta.

El móvil de Riku sonando interrumpió su caminata hasta el panel de armas. El vampiro fue por el aparato y atendió la llamada tras mirar quién intentaba contactarle.

—¿Qué pasa, Xion? —respondió —. Vale, en seguida vamos —dijo tras escuchar a la morena, colgando acto seguido.

—¿Va todo bien? —Riku asintió con la cabeza.

—Terra, Ventus y Aqua han vuelto —informó —. Vamos, Xion ha dicho que traen noticias importantes —apresuró mientras recogía su camiseta del banco donde la había dejado y se la ponía.

Le di un último vistazo al arco y seguí a Riku fuera del gimnasio, yendo con él hasta el chalet que servía de base y punto se reunión.

—Riku, ¿qué les pasó a tus padres? —Pregunté a mitad de camino.

—Xemnas barajó la posibilidad de que quisiera vengarme, así que los mató a modo de advertencia —respondió con voz fría —. Te seré sincero, perder a mi padre no fue demasiado doloroso, pero mi madre... eso ya fue arena de otro costal —admitió.

—Antes dijiste que Xemnas se presentó en esta misma finca y se llevó a esa chica gracias a tu padre, ¿cómo es que no viene directo hasta aquí para deshacerse de ti? —Era algo que se me había presentado en ese mismo momento, ¿no era peligroso?

—Tuve que marcharme de Bloodheim. Dejé cámaras ocultas en la casa, y me mudé a Kaltstadt. Allí conocí a Sora, y posteriormente a Kairi —respondió mientras ingresábamos al chalet base —. Volví tras asegurarme de que la farsa había colado.

Muchas preguntas rondaban por mi mente en aquel momento, pero tuve que guardarlas para más tarde, ya que justo habíamos llegado a la puerta que nos llevaría hasta la sala de juntas, por llamarla de alguna manera.

Y ahí pude conocer por fin a los tres integrantes de la resistencia que me faltaban. Terra era un vampiro un poco más alto que Riku, imponente y con semblante serio. Su cabello castaño estaba peinado hacia atrás, y sus ojos azules me miraban con una mezcla de curiosidad y confusión, además de con un pequeño añadido de desconfianza. Ventus era un joven completamente idéntico a Roxas, y Aqua una vampira de cabello azul y corto, con semblante amable y simpático. Ella me miraba también, pero no de la misma manera en que lo hacía Terra, sino con más tranquilidad, además de que me sonreía.

Los tres vampiros informaron a Riku de que todas las chicas a las que habían ido a visitar estaban donde las habían dejado, sanas y salvas y disfrutando de una vida plena en las colonias.

Por desgracia, no todo fueron buenas noticias. Resultó que, a la entrada de Bloodheim, unos lacayos de Los Doce les emboscaron. Afortunadamente, no supusieron mucho problema y lograron acabar con ellos sin muchas complicaciones.

—Intentaron llevarse a Ven, pero Terra lo impidió —relató Aqua.

¿Pretendían capturarles para sacarles información? Lo más seguro era que así fuera. Ahora más que nunca Xemnas sabía de la existencia de la organización, así como seguramente sabría que Riku había vuelto a Bloodheim.

—Ya está jugando de nuevo a los rehenes... —susurró Riku.

—¿Crees que vengan a comprobar si la finca sigue abandonada? Xemnas sabe de la existencia de este lugar —habló esta vez Sora.

—Seguramente lo haga, pero seguirá viéndola abandonada. El hechizo es fuerte, así que incluso los más capaces tendrán muchas dificultades para ver a través de él. No quiero arriesgarme a decir que es imposible que descubran el engaño, pero hay una probabilidad realmente baja de que lo logren —explicó Riku.

Sus palabras me dejaron intranquila. Sí, la posibilidad era nimia, pero no cero. El vampiro me miró y, por la cara que me puso, supe que él sabía que estaba inquieta.

Una vez concluida la reunión, Aqua se acercó a mí mientras que Riku hablaba con Terra.

—Riku tenía razón cuando dijo que eras especial —la miré asombrada, ¿Cuándo había hablado el de cabello plateado con la chica?

—¿Tú sí puedes oler la magia que hay en mí? —Aqua asintió.

—Sólo los que somos semejantes podemos oler la magia de otros —susurró —. Que esto quede entre tú y yo, ¿vale? —Asentí con la cabeza, sabiendo que eso que acababa de decir daba a entender que Riku tampoco era un vampiro puro. Y ella tampoco.

—¿Qué eres? —Inquirí.

—Mi madre era parte ninfa del bosque, parte elfo, y mi padre un vampiro completo —respondió la de cabello azul.

—Magia salvaje, propia del bosque... —susurré, Aqua asintió —Entonces... ¿Riku?

—Nunca ha dicho nada al respecto, pero creo que ni él sabe lo que realmente es —negó con la cabeza, dándole un rápido vistazo al muchacho de cabello plateado —. Por eso prefiero que no le digas nada —asentí con la cabeza.

Sabía lo duro que era darte cuenta de que no eras lo que creías ser, así que prefería que Riku siguiera ignorando ese "pequeño" detalle acerca de sí mismo. Quizá él se enfadara conmigo si llegaba a enterarse del secreto que Aqua me acababa de revelar, pero estaba dispuesta a correr ese riesgo.

—¿Por qué me dices esto? —Le dije a la chica.

—Sólo... sentí que debía hacerlo.

—¿Así sin más? —Ella asintió.

—A veces el corazón da órdenes que no se pueden ignorar —igual de críptica que Riku...

—Ya veo... —En ese preciso instante, Terra y Riku vinieron hasta nosotras.

—¿Haciendo amigas? —Preguntó Riku, yo asentí.

—Aqua es buena escuchando, si algo te preocupa ella es a quien debes acudir para intentar aclararte un poco —aconsejó Terra, su porte era muy similar al de Riku, lo que me hizo pensar que, en el fondo, era igual al vampiro más joven.

—Lo tendré en cuenta —asentí.

Después de unos pocos minutos más de charla casual, todos nos fuimos al chalet conviviente. Era la primera vez que estaba ahí, y si era sincera me sorprendí al descubrir que había un futbolín y una mesa de billar en el salón.

La estancia era muy similar a la casa que Riku y yo compartíamos, solo que esta daba la sensación de que era más una zona de ocio que un salón. Me fijé en la televisión, dándome cuenta que al lado había una videoconsola de última generación.

Como el clima era algo cálido, decidimos hacer una barbacoa en el jardín trasero del chalet. Comimos hasta reventar, e incluso me contaron algunas anécdotas graciosas que habían sucedido a lo largo de los años.

Me sentía una más, incluso bajo la atenta y recelosa mirada de Roxas. Todos los demás me trataban como si siempre hubiera formado parte del grupo, y eso me resultaba maravilloso. No solo había obtenido una oportunidad para vivir mejor, sino también amigos, que sentía que pronto se volverían algo cercano a una familia. 

The Secret Of The Elf Blood {Riku from Kingdom Hearts}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora