Odisea de Chariel

Atrapados

¡Especial de día de muertos parte 2!
☠️❤️☠️❤️☠️❤️☠️❤️

El sol ya se ocultaba en el universo de Underdisk y Chariel seguía eufórico después de aquella discusión, se sintió arrepentido hace dos horas de su inminente explosión de furia pero Aurora no podría comprender por el rechazo que los humanos los hacían pasar en la actualidad, ya no eran muchos pero aún había uno que otro que se la pasaba molestándolos.

Que hablando de humanos, justo uno  estaba pasando a varios edificios frente a él para su sorpresa, ya que durante todo este tiempo es el primero que se encontraba.
El joven Dreemurr le llamo intentando pedirle indicaciones de un lugar en el cual resguardarse en lo que conseguía información de como regresarse a su hogar, pero parece que las cosas se invirtieron cuando el humano noto su presencia y procedió a correr hacia él, con miedo en su mirada, casi el mismo terror que había visto en los ojos de su ahora "ex amiga" cuando la dejo haya varada.
Chariel iba a ir hacia el encuentro con ese humano hasta que miro como uno de los zombies corría detras de ese chico y cuando ya estaban más cercas, aquel monstruo se abalanzó hacia el humano, devorandolo y dejando pasmado al niño.

Sus ojos esmeralda no se pudieron apartar de aquella escena, así como sus pies no se podían separar del suelo, aprecio con el mayor y más terrorífico detenimiento como ese zombie devoraba aquel humano que no paraba de moverse y justo cuando lo dejo de hacer, el zombie tambien se detuvo.
Aquel horrible ser perdió todo su interés en el humano, cuando el alma morada de este se salió y con varios tintineos el corazón de color morado se sumergió en el suelo, ante está asaña el zombie había intentado atrapar el alma del humano para devorarla, fallando en el momento que está se escapó hacia el subsuelo.

El pequeño Dreemurr seguí estático en su lugar, nunca en su vida había sentido tanto miedo, no podía correr y gritar no era una opción, no quería llamar la atención de ese zombie pero vaya que fallo, ya que parecía que esa cosa podía sentir como una nueva presa se mantenía cerca... El zombie podía sentir su alma.

- ¡Chariel agachate! -

Escucho el de ojos esmeralda, cumpliendo aquella orden sin saber cómo es que pudo reaccionar cuando la palabra SAVE resonó en su cabeza y mirando como unas plumas pasaban velozmente arriba de el y atravesaban la cabeza de ese zombie que caía a sus pies.

- Esa cosa... Iba a comerme -

Logro soltar antes de sentir como el ángel lo cargaba y se hechaba a volar hacia el cielo, alejándose lo más posible de los edificios donde varias ordás de zombies se acumulaban en los techos o ventanas y se lanzaban por el vacío con la intención de alcanzarlos.
El miedo se hizo presente, no se atrevió a siquiera quejarse por la cercanía o el hecho de que lo traían cargando como princesa, solo se aferró fuertemente a su amiga en espera de que está en algún momento dejara de volar y los llevará a un lugar seguro, si es que había.

Aún se encontraban cerca de la ciudad cuando el Save se digno al fin a aterrizar en el monte Ebot y negándose a soltar a Chariel, imploro con una voz temblorosa.

- Háblame... por favor háblame... Ya pasaron más de  10 minutos...-
Hipio mientras varias lágrimas resbalaban por las mejillas de la albina, que cerraba fuertemente sus ojos aún sin mirar los orbes esmeralda desde que lo había salvado.
- Dime que no te mordieron... que no te rasguñaron o si.. o si su sangre cayó en tu boca..-
Logro decir al borde de un ataque de ansiedad.

El pequeño Dreemurr sabía que su amiga necesitaba una respuesta pero siendo sinceros el seguía demasiado aterrado como para soltar palabra alguna. Lo único que atino hacer fue  colocar su mano en la mejilla contraria con bastante delicadeza, lo que creyó que ninguno de aquellos zombies podría hacer al haber visto lo agresivos que realmente eran.
El ángel dio un leve respingo para seguido apoyar su mejilla contra la mano de su mejor amigo, *Chariel estaba a salvo* se repetía en su mente y con lentitud fue abriendo sus ojos para poder apreciar como el Dreemurr no dejaba de analizar cada una de sus expresiones como si esperara algo.