Odisea de Chariel

Flowey

- Te tardaste, pero ya que estás aquí, aceptaré tu disculpa -
Respondió con inferioridad nuestro protagonista, cruzándose de brazos y disfrutando el desconcierto que su mejor amiga presentaba. Tal vez ella no se aprovechó de la situación pero si fue su culpa que todo eso pasara.

- ¿De qué me hablas? Dreemurr -
Aurora entrecerró sus ojos pensando en que se había equivocado, pues en ningún momento dejó que Chariel se le acercara hasta que se le pasará el efecto de "amor".
- ¡Pero si te detuve! -

- Si por detener te refieres a robarte mi primer beso... Hmm no, no creo que cuente -

- ¡Yo, no!... ¡Tú fuiste quien... ¡Aaaa! -
La albina dió varios brinquitos en su lugar, por los nervios que se le subían de golpe, sin lograr evitar que un sonrojo se apoderará de sus mejillas.
- ¡Las reglas Chariel! ¡Tenemos reglas y.... ¡Uuuuiiish!, ahora estoy en problemas por culpa de eso -

El de cabello bicolor retrocedió un paso, subiendo sus manos a la altura de su pecho en caso de que deba pedir distancia.

- ¿Te enamoraste en el proceso? -

- ¿Qué?... ¡No, yo no me enamoro por haber dado mi primer beso! -

- Osea que si fue un beso -

- ¡No, eso no fue… ¡Aeeeee deja de recordármelo! -
Cubrió sus ojitos con ambas manos, intentando escapar de la vergüenza.
- ¿Podríamos ir a un lugar seguro antes de que él llegue? -

- ¿Quién va a llegar? -

- ¡Las preguntas para después, necesitamos irnos! -
Descubrió sus ojitos para tomar rápidamente la mano de su mejor amigo.
- Chariel... Por favor...-

El pequeño Dreemurr borró su sonrisa en cuanto sintió la intranquilidad en el tacto del ángel y sin pensarlo más abrió la puerta de su casa, dejándola pasar primero para luego entrar el.
- ¡Mamá ya llegué! -
Gritó desde la entrada, yendo hacia las escaleras y guiando a la albina hacia su cuarto, aunque ella se supiera el camino, ambos aún seguían tomados de las manos.
- ¿Es alguien peligroso? -

- No... Bueno... si y mucho, ¡Pero tiene prohibido atacar a otros universos así que posiblemente no me haga daño mientras yo esté aquí... Creo -

- ¿Y si igual te ataca?, porque quieras o no, no eres de mi universo...-
Para este punto ambos ya habían llegado a su destino y Chariel sintiéndose más seguro deshizo la unión de sus manos, no sin antes darle un pequeño tironcito a la mano de su amiga pues ésta se había quedado callada.
- ¿Porque me miras así?...-

- No sé.... Es que... Creí que me sacarías a patadas de tu universo -

- Estás en peligro, ¿Porque haría algo así? -

- Por eso mismo, osea se que a veces me proteges pero nunca serías capaz… No, nunca habías sido capaz de protegerme junto a tu universo, era como que estaba aún nivel más abajo, ¿Sabes? -
Ladeo su cabecita, observando aún con sorpresa al Dreemurr.
- O al menos así me parecía a mí...y todavía me trajiste a tu casa para protegerme... ¡Osea TU casa, con TU familia!, es como si confiaras más en mí... ¡Por favor dime qué ya se te pasó el efecto! -

- Que ridícula... yo siempre he confiado en ti... Bueno al inicio no pero ya pasó tiempo de eso -

- Sí pero... Es que confías mucho más en mí que la última vez que estuve aquí y no ah pasado mucho de eso…-
El angelito llevó ambas manos a su pecho sintiendo cierto tipo de felicidad.
- Creo que voy a llorar...-

- ¡No, no no!, ¡Ni se te ocurra mocosa! -
El de ojos esmeraldas picoteo la frente de la albina, ocultando un pequeño sonrojo, al igual que su amiga que cerró sus ojitos por la acción del niño, Chariel no sabía cómo iría su amistad después de lo último que les pasó pero hasta el sentía que tenían un peso menos encima ahora que se llevaban igual que siempre. Excepto por la nueva situación que se les presentaba pero su mejor amiga aun seguía corriendo hacia él y eso si que le gustaba.
- ¡Deja tus cursilerías o bromas de lado!, ¿Que no ves que estamos en peligro? -