Julieta
En la comisaría, nos reuníamos para recopilar información sobre Olsson , pero los datos no resultaron tan fructíferos como esperábamos. Bueno, "nosotros" entre comillas, porque aunque obtuve bastante información, aún no lograba entenderla del todo.
Nos encontrábamos con escasas pruebas concluyentes y sin pistas claras sobre cómo avanzar.
La situación nos abrumaba en la oficina, sin saber hacia dónde dirigirnos, mientras buscábamos información y tratábamos de esclarecer el rumbo a seguir.
A pesar de tener su número, sentía la tentación de rastrear a Wendy. Sin embargo, algo en mí me impedía cruzar esa línea, un código ético, quizás.
Me pregunté por quinta vez cómo permití que una criminal entrara en mi casa sin siquiera reportarla. Retomando, que habría estado bajo los efectos del alcohol esa noche. Podría usarlo como excusa, pero no justifica mi negligencia. Ella no era una persona cualquiera; era una mafiosa peligrosa. Lo extraño es que su presencia no me impactó en absoluto. La traté como a cualquier persona normal, aunque con crímenes a cuestas.
No lograba entender por qué permití que una desconocida, posiblemente una asesina, irrumpiera en mi hogar.
Mis manos buscaron apoyo en mi cabeza, mis codos descansaron sobre el escritorio mientras intentaba discernir la confusión de la situación.
Tal vez, solo tal vez, la dejé pasar porque en ese instante me sentía segura. Pero eso no cambia el hecho de que ella sigue siendo una criminal y yo, una policía. ¡Maldita sea!.
Sentí que me desconectaba de mi rol profesional y olvidaba todo lo que había aprendido. Mi forma de ver las cosas cambió completamente. De repente, me vi como una joven normal, sin mi identidad de policía, conociendo a una desconocida como si fuera solo una persona más. ¿Entienden lo que pasó?
—Levanta la cabeza, Cruz —dijo Marcos, entrando animadamente en la oficina con papeles en la mano.
Colocó una foto de una chica joven de veintitantos años, de rasgos latinos y cabello castaño. A primera vista, no parecía ser una criminal o algo por el estilo
—Mira esto, Rosa Salazar. 24 años. Latina. Parece ser una figura importante en el cartel de su familia.
—No parece la típica integrante de un cartel —comenté.
—Exacto. Esa es la sorpresa. A simple vista, podrías pensar que es solo una chica joven, pero hay más de lo que parece —Marcos escribía rápidamente en el muro, trazando líneas y flechas como si fuera un laberinto. Aunque no entendía completamente las conexiones que estaba haciendo, todos prestábamos atención a sus explicaciones—. Es la hija del líder de uno de los cárteles más peligrosos de México.
—¿Tiene algún historial criminal, ha sido arrestada? —pregunté.
Marcos negó con la cabeza.
No entendía cómo se relacionaba entonces con Olsson.
—Entonces, ¿qué son todos estos garabatos? No somos adivinos, además escribes horrible —me quejé.
—Ella es la futura heredera del legado familiar, él es Alberto Salazar —señaló la foto de un hombre mayor, de alrededor de 60 años— Comenzó en el narcotráfico, como muchos de estos tipos. Violento, agresivo. Ha ascendido gracias a su historial en la violencia criminal y sus conexiones en el bajo mundo.
—¿Qué tan peligroso es este tipo? —preguntó mi padre.
—Muy peligroso. Ha dejado un rastro de cuerpos a lo largo de su ascenso. Además del narcotráfico, se le vincula con contrabando, extorsión y lavado de dinero. Las redes de contactos que ha tejido son extensas. —Mostró otra hoja— Esto es lo que recuperé de una de las clínicas clandestinas de la zona donde se centra mi informante, tiene menos de 2 meses de vida, cáncer terminal. Esto nos lleva nuevamente a Rosa, la joven. —Hizo una raya con entusiasmo— Como mencioné antes, es la futura heredera del cartel y tuvo contacto con Falcon, ella fue quien lo mandó a matar.
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Amor Bajo Fuego (chicaxchica)
RomanceJulieta Cruz, una destacada miembro de su escuadrón e la hija del sargento más temido y respetado de la ciudad, se adentra en una misión: desmantelar una organización criminal dirigida por Olsson. Sin embargo, la vida de Julieta es mucho más que una...