Capitulo 20

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Días después

Julieta

— Julieta... ¿puedes dejar de babearme la ropa? —La voz de Wendy sonaba divertida mientras me sacaba de mi ensueño con suavidad.

— No estoy babeando — me defendí, aunque en realidad me había dejado llevar por la comodidad de estar entre su pecho y su brazo. 

Mi cabeza descansaba en su pecho, justo encima de su corazón, y el suave latido era una melodía que me gustaba, algo que me inducía al sueño.

— Admite que babeas por mí, Julieta, y yo soy feliz — sonrió mientras una de sus manos acariciaba mi espalda con movimientos suaves de arriba abajo. Era reconfortante, transmitía tranquilidad. Estábamos en paz.

—¿Para subir tu ego? No gracias, así estás bien —dije juguetonamente, manteniendo mis ojos cerrados.

— Oye— se quejó, pellizcándome en el costado de la cintura.

— ¡Wendy, me dolió! — la miré simulando molestia mientras me incorporaba. Ella solo me observaba con una sonrisa traviesa, y entonces me acerqué para darle un beso rápido.

— Te dolió pero me premias con un beso, ¿soy irresistible o eres masoquista? — volvió a sonreír.

— Ay, cállate —

Habíamos pasado todo el día en la cama, ni siquiera habíamos desayunado, y el reloj marcaba las 3 de la tarde. Era un domingo aburrido, pero para mí, los fines de semana se trataban más de pasar tiempo con Wendy, simplemente tumbadas juntas. Desde aquella fiesta, había decidido no acompañarla a sus eventos ni preguntarle sobre sus asuntos. Prefería vivir en mi propia burbuja, alejada de sus actividades ilícitas, como tráfico de drogas, armas, lavado de dinero, y un largo etcétera.

O sea, si algún día me atrapan por violar la ley, preferiría declarar que no tenía ni idea de lo que estaba pasando. No sería exactamente una mentira.

Bajamos a comer algo. Aunque no lo pareciera, Wendy era muy buena cocinando, al menos no era como yo que prendía fuego a la cocina. Vamos, amigo, yo no tenía esas cocinas inteligentes, así que dejé el tupper de plástico sobre la orilla y se prendió fuego. Pero no era culpa mía. Era culpa de la cocina.

Me acerqué sigilosamente por detrás a mi niña , que se veía adorable y muy concentrada. Con cuidado, apoyé mi barbilla en su hombro, poniéndome de puntillas porque ella era un poquito más alta que yo. Le dejé un beso suave en la mejilla mientras espiaba con curiosidad lo que estaba preparando.

— ¿Qué estás haciendo? — pregunté, curiosa.

— Comida latina, duh— respondió con obviedad, mientras preparaba unas papas fritas. ¿Eso no era común en todos los países?

— ¿Y cómo se llama eso? Porque yo solo veo papas, y eso es normal — repliqué, un tanto confundido.

— Es que aún no termino, cariño. ¿Te gusta todo, verdad? — me mostró los ingredientes: huevo, carne de res, tocino, queso, tomate, lechuga, y pan. ¿Qué tipo de comida estaba haciendo?

Me senté en la silla, aún mirando a Wendy, y es que, joder, ¿tan rápido podía una persona enamorarse?¿Sucede eso en la vida real? A veces parecía que todo esto era un sueño, o quién sabe, tal vez había recibido un disparo y estaba en coma, y todo esto era una ilusión de mi mente. ¿O no? Es una idea loca, lo sé. Llevaba varios meses con Wendy, y siempre me había cuestionado si lo que estaba haciendo estaba bien, pero ¿me sentía feliz? Como liberada de lo que pensaran los demás. Y no hablo solo de mi estado con una mujer, vamos, chicos, estamos en el 2024, creo que eso ni siquiera debería cuestionarse. Lo que quiero decir es que me siento bien conmigo misma. Como si antes llevara una vida tan aburrida y ahora fuera más alegre.

Amor Bajo Fuego  (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora