Capitulo 22

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Wendy

Julieta había entrado en coma después de la cirugía. Sentí que la única opción era informar a su familia, así que decidí que su padre debía saber que su hija estaba en peligro. Pero lo que realmente me preocupaba era cómo se tomaría Marcos la noticia.

Finalmente, hice la llamada que no quería hacer: la de Marcos. Cuando llegó al hospital, la furia en sus ojos era tan evidente que se podía cortar con un cuchillo.

Apenas cruzó la puerta de la sala de emergencias, se lanzó hacia mí con una rabia que no podía contener.

—¿Qué has hecho? —su voz era un grito lleno de ira.

No tuve tiempo para responder. Antes de que pudiera abrir la boca, me golpeó.

El sargento Cruz, que había llegado justo a tiempo, intervino de inmediato.

—¡Basta, Marcos! —ordenó el sargento Cruz con firmeza.

—¡Julieta está en coma y la culpable es ella! —gritó Marcos, llevándose las manos a la cabeza en señal de desesperación—. ¿Por qué la dejaste ir con ella? —le exigió al sargento Cruz, que lo miraba con una expresión seria.

—Julieta estaba embarazada... no fue culpa de Olsson —respondió el sargento Cruz con voz grave, tratando de calmar la situación.

Marcos me miró de nuevo, su expresión de duda .

Yo solo asentí.

—¿Era de Jhon? —preguntó Marcos, su voz temblando con una mezcla de rabia y dolor.

Asentí de nuevo, confirmando lo que ya sabía.

—Ese bastardo no puede dejar en paz a nadie. Cada cosa mala que pasa, tiene que ver con él.

Julieta

Desperté mareada, con la visión borrosa y la sensación de falta de aire. Mi cuerpo parecía estar al borde de un ataque de ansiedad. Sentí algo en mi cara y, cuando logré descifrarlo, me di cuenta de que era una mascarilla de oxígeno. Esa cosa no me dejaba respirar bien, o al menos eso pensaba mi cuerpo. Intenté quitármela, pero mis manos estaban demasiado dormidas. Logré moverla apenas a un costado y respirar oxígeno puro, pero no mucho. Un enfermero apareció para volver a colocarme la mascarilla. Quise decir algo, pero mi garganta ardía y no salía ninguna palabra. Todo se veía borroso y me puse nerviosa. ¿Dónde estoy? Miré a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en una camilla. ¿Qué Paso?

Los recuerdos me golpearon de golpe, y el dolor de cabeza se hizo presente. Miré hacia mi abdomen ; no sentía nada, no había dolor. ¿Qué había pasado? El silencio se hizo presente, y solo se escuchaba el ruido de las máquinas: tic-tac-tic y el goteo del suero . El enfermero volvió a levantar un poco la sábana para mirar debajo. Me sentí un poco incómoda. ¿Por qué me mira?

—Estas bien, sólo quiero asegurarme de que no sangras y que la herida esté bien curada —dijo el enfermero.

¿Qué herida? Pensé.

La pesadez en mis párpados se apoderó de mí. Seguro que el enfermero me colocó algún calmante o algo, pero no sentía dolor. Toqué apenas mi abdomen y pude sentir un vendaje. ¿Qué? No pude decir nada más porque el sueño se apoderó de mí.

2 Horas mas tardes

Desperté, todavía confusa. Miraba la ventana sin saber qué hacer, sintiéndome rara. ¿Qué había pasado? ¿Habría perdido al bebé? Nadie me decía nada, y me sentía completamente desorientada. Las enfermeras me miraban con caras de miedo, como si esperaran que hiciera algo terrible.

Amor Bajo Fuego  (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora