Capitulo 7

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 No quedaba más que hacer, el tema estaba zanjado y no pensaba darle más vueltas.

De pronto, unas voces me atraparon, una de ellas reconocible, así que me giré para ubicar su origen.

 Y Ahí estaban la señorita Julieta y su inseparable compañero, ¿Mateo, verdad? Bueno, creo que así se llamaba. Estaban inmersos en una discusión intensa justo en medio del pasillo.

Me apoyé en la pared, simulando revisar mi celular con la capucha puesta, intentando espiar y descubrir de qué iba toda esa charla entre ellos.

—¿Y ahora? ¿Dejarás que todo siga igual?— preguntaba Mateo, elevando la voz mientras Julieta lo miraba enojada.

—Te he dicho que yo me encargo, ¿no?— respondió ella.

—Claro, ¿Cómo te encargaste hace una semana?— contraatacó Mateo.

—Sabes que, Marcos, puedes irte, yo no te llamé. —Pues no era Mateo era Marcos.

Esta chica es bien mandona. Me gusta.

¿Qué diablos digo ?

—Eres terca, Julieta. Si no lo denuncias, él podría matarte . ¿Acaso no lo entiendes? Está enfermo.—Elevó discretamente el tono de voz, tomándola de los hombros y poniéndose delante de ella para mirarla directamente a los ojos.

—No lo voy a denunciar. Si lo hago, él muere. Ya te he dicho, no quiero que el sargento se manche de sangre, y sabes perfectamente que él lo haría— Ella respondió.

¿Tenía tanto miedo de ese sargento? ¿Quién demonios sería? ¿Un sanguinario a sangre fría?

Mientras mis pensamientos vagaban una vez más, la pareja se separó: Julieta se alejó en una dirección y Mateo, visiblemente molesto, se encaminó en otra. 

Decidí seguir a Julieta.

Vi cómo entraba a la habitación de John. ¿De verdad vino a ver a este tipo? Me sentí confundida y un poco decepcionada, era una sensación extraña para mí.

No sé qué me estás haciendo, chica. Sentí celos, supongo que así podría definirlo. Me senté en la silla cerca de la puerta, esperando a que ella saliera. Pasaron unos minutos y nada, pero los celos iban en aumento y no entendía por qué.

Decidí acercarme lo más posible para tratar de escuchar algo de la conversación que mantenían, si es que estaban hablando.

—¿Quieres terminar muerto, John? ¿Es eso lo que buscas? —le soltó Julieta con un tono que dejaba claro que la cosa no estaba para juegos.

—Si es por ti, sí —respondió John, seguro de sí mismo.

Pero, ¿enserio? Este tipo está jugando en las ligas mayores de la locura, necesita más que amor, ¡un tratamiento serio!

—¡Escúchate, John! Te denunciaré y estarás fuera, en la cárcel. ¿Lo captas? —habló ella, con su voz más fuerte, como si estuviera más cerca de la puerta. Yo seguí en mi silla haciéndome la desentendida.

—Si me denuncias, tu carrera se irá a la mierda, al igual que la de Marcos, el sargento y Eva. Los demás no saben las cosas sucias que pasan, pero ustedes sí, así que está en tus manos. O vuelves conmigo o tendrás las carreras de todos en tus manos —respondió él.

Pero antes de que ella pudiera responder, él la interrumpió:

—Y también podría contarle a tu papá que su hija perfecta, tiene una conexión con la criminal más buscada de la ciudad.—

Amor Bajo Fuego  (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora