Capitulo 19

4.5K 303 28
                                    

Esa maldita voz. No creí escucharla otra vez, después de tantos meses. Con un ligero empujón, aparté a Wendy para tener una visión clara de dónde provenía la voz.

Ahí estaba él, vestido con un traje negro elegante, acentuado por una corbata roja vibrante.

-¿Marcos...? -murmuré, apenas capaz de articular palabra alguna.

-¿Lloré por ti como un idiota, creyendo que estabas muerta, y ahora te encuentro vivita y coleando, como si nada hubiera pasado? -bramó Marcos.

-Yo... -intenté balbucear, pero las palabras se atascaron en mi garganta. Hice un gesto a Wendy, indicándole que se alejara para poder hablar a solas con Marcos.

-¿Yo qué, Julieta? -rugió él, su rostro enrojecido por la ira-. De detective estrella pasas a trofeo de mafiosa. ¿Dónde quedó esa chica que luchaba por la justicia? -Su voz se elevó por encima del murmullo de la fiesta, atrayendo la atención de todos los presentes-. ¿No te das cuenta de en qué mundo te has metido? -gritó con enojo.

Me arrastró a un rincón apartado, lejos de las miradas indiscretas.

-¿Y lo peor de todo? Que soy tu mejor amigo y no fuiste capaz de confiar en mí. Eso es lo que más duele -dijo con la voz quebrada-. Tu padre tuvo que ser quien me contara la verdad.

Sus palabras resonaron en mi mente como un martillo. Tenía razón.

-¿En serio, Julieta? -continuó Marcos, su voz cargada de sarcasmo-. ¿Todo este circo para esto? ¿Para ser un trofeo de una mafiosa como esas chicas superficiales? No valen la pena, Julieta. -concluyó con un tono de profunda decepción.

Las palabras resonaban en mi cabeza una y otra vez. Podía verlo hablar, pero no encontraba la fuerza para responder. Solo lo escuchaba, sintiendo el peso de cada una de sus palabras aplastándome. ¿Cómo pude hacerle algo así?

Marcos seguía hablando, su voz cargada de dolor y rabia, pero yo solo podía sentirme más y más pequeña. Cada reproche, cada pregunta sin respuesta, me hacía desear que la tierra me tragara.

Quería gritar, decirle que lo lamentaba, que no había tenido otra opción, pero las palabras se negaban a salir. Mi garganta estaba cerrada, como si el peso de mis decisiones pasadas me estuviera asfixiando.

Finalmente, Marcos se detuvo. Me miró con una mezcla de desesperación y tristeza.

-Te lloré, Julieta. De verdad creí que habías muerto -suspiró, luego agregó con un tono sarcástico-. Y, ¿desde cuándo te gustan las mujeres? ¡Para colmo, eliges tan mal que estás con esa hija de...!

No pudo terminar la frase porque mi mano ya había aterrizado en su mejilla con un sonoro golpe.

Me miró, incrédulo.

-No te atrevas a hablar así de mi novia -dije con voz firme, pero temblorosa por la emoción, antes de dar media vuelta y alejarme de él, dejándolo atrás.

-¿Qué diablos hice? -murmuré para mí misma mientras ya alejada.

La adrenalina aún corría por mis venas, y sentía el ardor en mi mano por la bofetada que le había dado a Marcos.

El eco de sus palabras seguía resonando en mi mente, como una canción molesta que no podía dejar de escuchar. Me estaba abrumando tanto que apenas podía pensar con claridad. Todo su sermón sobre Wendy, y ni siquiera conocía la mitad de su historia para juzgarla así. Ni siquiera sabía nada. ¿Quién se cree para venir a darme lecciones? Especialmente después de haber visto a Wendy salvarme del estúpido de John. ¿Y qué demonios hacía en esta fiesta?

Amor Bajo Fuego  (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora