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Reese Weasley.



Estaba sola en casa.

Por extraño que pareciera, Luna y Theo habían salido en la mañana para viajar a Seattle e ir de compras en las tiendas domésticas de muggles, con la excusa de comprar más muebles y decoración. Por lo que siendo apenas las diez de la mañana, me encontraba sola comiendo mi desayuno.

Por un momento se me ocurrió llamar a Jacob o a algunos de los chicos para que me hicieran compañía, pero no acabé convenciéndome. Por más que llevaba casi dos meses aquí, no había conseguido dejar de lado aquella vergüenza y timidez que Jacob siempre sacaba de mí. Y sinceramente, comenzaba a odiar no sabes por qué tenía ese efecto en mí.

Eché un vistazo a la cocina y la sala de estar mientras comía mi desayuno, pensando en las miles de cosas que podía hacer para que se sintiera más acogedor.
Sabía muy bien que hacer magia estaba prohibido en absoluto. Pero ahora con más nuevas varitas y equipo de pociones, miles de ideas cruzaron mi mente.

Hace unos días había llegado Hermes con nuevas noticias de mi familia, comentando lo cerca que estaban de descubrir donde estaban ocultándose los mortifagos restantes, y que Harry junto a Ron estaban siguiendo una importante pista de uno de los capturados. Todo estaba saliendo a nuestro beneficio, y pronto no sería peligroso para mí volver a aparecerme por allá.

-. Quizás con un poco de....

Aliviando la carga mágica, dediqué mi mañana en acomodar todo y llenar con colores y vida la sala y cada una de las habitaciones. En su mayoría había utilizado pociones, por lo que la varita apenas llegó a la mitad de su capacidad.

Había decorado con velas flotantes en el techo, las cuales se asimilaban al techo de Hogwarts, logrando que la casa adquiriera una vibra más hogareña y familiar. Sabía a leguas que Theo estaría agradecido de no vivir más como muggle.

Estas semanas, aún cuando lo negaba, habían sido un alivio para él. Entrenar y salir con los chicos y sus versiones metamorfas había conseguido que mi amigo se sintiera más cómodo con nuestra situación actual, permitiéndole sentirse menos ordinario.

Por parte de Luna, se había hecho muy unida a Collin y Brady, los menores de la manada. Al ser los más curiosos sobre el tema sobrenatural, mi amiga los había adoptado como aprendices de la herbología y los animales fantásticos, teniendo tardes completas de lecciones sobre el tema.

Poco a poco este sitio se estaba volviendo nuestro hogar, y estaba ansiosa por aquello.

Estaba en medio de la elaboración de una poción, cuando una llamada entró en mi móvil. Con mi mano libre presioné el botón verde, contestando.

-. ¡Reese, hola!

La voz de Emily resonó al otro lado de la línea, con su característico tono animado.

-. Hola Emily. ¿Qué tal ha ido tu día?

-. Agotador. Los chicos tuvieron que salir por avistamientos, y apenas se ha calmado todo.

Fruncí mi ceño, encendiendo al instante mis alarmas.

-. ¿Avistamientos? ¿Hay vampiros rodeando la zona?

-. Eso creemos, pero no pudieron atraparlos, así que ahora están haciendo un rastreo del olor.

Asentí, comprendiendo la situación.

-. Si gustas puedo ir y hacerte compañía. Luna y Theo fueron a Seattle, así que tengo el día libre.

Al instante, el timbre en su voz se encendió.

Fascinated¹ | JACOB BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora