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Reese Weasley.
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Sonreí ampliamente cuando noté la caja que Hermes dejaba sobre mi cama. Se le notaba algo cansado, por lo que rápidamente procedí a darle unos cubitos de azúcar y un plato con más comida y agua.

-. Me alegra que hayas vuelto, pequeño.- Acaricié su lomo, antes de sostener la caja en mis manos y correr escaleras abajo.- ¡Chicos, ya ha llegado!

Bajé las escaleras más rápido de lo que jamás las había bajado. Me dirigí hacia el salón, donde podía escucharlos llamarme. Sonreí ampliamente una vez los tuve frente a mí, y alcé la caja entre mis manos.

-. ¿Fred y George ya los enviaron?.- Asentí eufórica, sentándome en el sofá individual frente a ellos.

Con nerviosismo, abrí la caja con mis uñas, sin importarme en ser precavida por sí venía alguna broma activada en ella. Necesitaba ver con mis ojos su contenido.

-. ¿No es algo pequeña?.- Frunció el ceño Theo.

-. La carta mencionaba un hechizo de expansión, así que supongo que todo debe estar dentro.

Una vez el material cedió ante los forcejeos, mis ojos capturaron al instante lo que tanto habíamos esperado.

-. ¡Varitas no registradas!

Le tendí una a cada uno, quedándome la que más me gustó. La admiré con ilusión, ansiosa por salir al bosque y probarla.

Su forma era magnífica, y se notaba que Ginny la escogió para mí.

La madera estaba tallada delicadamente a mano. Los detalles generaban una ilusión de pequeños rayos peleando entre sí, uniéndose todos en el mango. Por dentro, su poder era ejercido por pelo de unicornio y lagrimas de una veela. Eran mi generador mágico favorito, pues juntos, creaban un concentrado que facilitaba los hechizos de ataque.

Eché un vistazo a ambos chicos frente a mí, quienes cuchicheaban sobre sus varitas.

-. ¿Están pensando en lo que estoy pensando?.- Ambos voltearon en mi dirección, hablando al mismo tiempo.

-. Hay que salir y probarlas.

Rápidamente, los tres nos encontrábamos alistando todo. Iríamos a una zona no muy lejana del bosque, a los límites de los dos territorios sobrenaturales.

En medio de mi inspección en la caja, y revisando que las pociones que pedí estuvieran en perfecto estado, y la cantidad pedida, el timbre en la estancia retumbó.

Hace unos días habíamos vuelto a hacerlo funcionar. En un inicio, Luna nos tuvo hartos con su insistencia por tocarlo y ver cómo se ejercía aquel ruido. Pero, eventualmente, se cansó ella misma.

-. ¡Yo voy!.- Alzó la voz Theo, dirigiéndose a la puerta principal. Mientras, yo mantuve mi cabeza pegada a todos los etiquetados.

Tenía un poco de todo.
Había pedido principalmente, pociones que pudiera usar como defensa para proteger la casa. Pero también había una cierta cantidad de jugos curativos, ingredientes para crear pociones de ataque, y algunas que los gemelos vendían en su tienda. Nunca sabría cuando necesitaría una poción para desmayos.

Mientras abría una de las bolsas de dulces de sortilegios Weasley, los pasos acelerados de Theo se escucharon hasta el salón, llamando la atención de Luna en el segundo piso.

-. ¿Quién era?.- Fruncí mi ceño, al verlo sin acompañante.

-. Oh, nadie importante...- Nos dedicó una amplia sonrisa, que no me creí en absoluto.

Fascinated¹ | JACOB BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora