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Reese Weasley.


Necesitaba ir a casa. Tenía que ir y alertar a los chicos acerca del mensaje de Harry. Debía empacar todo lo que pudiera y borrar cualquier rastro de mi presencia aquí en Forks.

Habían ido a recorrer el pueblo, por lo que no podía enviarles un patronus sin la posible revelación del mundo mágico a algún muggle que estuviera cerca de ellos. Podría llamarlos al número de Luna, pero no tenía señal ahora mismo como para hacerlo.

Tampoco sabía cuánto tiempo había tardado el patronus de Harry en encontrarme, pero suponiendo que fueran algunos minutos, debía asegurarme de desaparecer antes de que ellos llegaran y me encontraran a mí o algún rastro de magia en la zona.

-. ¡Reese!

Jacob me sostuvo entre sus brazos, sujetando mis hombros y agitándolos para llamar mi atención. Fruncí el ceño en su dirección.

-. ¿Qué sucede? ¿Qué era esa figura azul?

Todos los chicos se habían puesto a mi alrededor en segundos, igual de confundidos.

-. Yo... Lo siento, no hay tiempo para explicar. Debo encontrar a los chicos y eliminar cualquier rastro de mi magia en Forks.

-. ¿Eliminar...? ¿De qué hablas?

Me deshice de su agarre, y maniobré hasta salir del taller, con los chicos pisándome los talones.

-. Reese, por favor explícanos. Podemos ayudarte.- La voz de Sam consiguió que me girara nuevamente en sus direcciones.- Podríamos rastrear el olor de Fred. Leah lo reconocerá.

Pensé en aceptar. Era un buen plan, y Leah no se negaría si le decía que era para salvarlo de los mortífagos. Pero no podía simplemente confiarme en ello, cuando no sabía a qué hora había mandado el patronus Harry, o cuánto tiempo me quedaba para huir para no poner a todos en peligro.

-. Lo siento, Sam. Es un buen plan, pero no hay tiempo para eso. Ahora mismo debo empacar todo y largarme a Londres.- Asentí varias veces, convenciendo a mi inconsciente de que era lo correcto.- Con la Orden allí será más fácil atacarlos a todos.

Y así sabré si Ginny está a salvo.

-. ¿I-Irte? No, no puedes irte.- Nuevamente estuve entre los brazos de Jacob, mientras sus ojos me rogaban en silencio. Traté de contener un sollozo, escapando algunas lágrimas en el intento.

-. Cariño, prometo que te llamaré. Pero ahora mismo debo irme, o los matarán a todos hasta llegar a mí.

-. No dejaremos que te atrapen.- Comentó Paul, en un intento de aceptar su ayuda. Pero aquello no me hizo cambiar de opinión.

-. Prometo llamar para explicarles todo.

Me alejé de todos los presentes, y sin más, usé un hechizo de aparición, dejándolos atrás.

En segundos me encontraba frente a la cabaña en la que nos estábamos quedando, y entré a tropezones, buscando algún indicio que me dijera que ellos habían vuelto, y que no tendría que buscarlos. Pero no había nadie allí adentro.

Me acerqué a la sala, sosteniendo mi teléfono entre manos, marcando el número de Luna para poder contactar con ellos sin usar magia o un patronus. No sabía con exactitud dónde estaban, por lo que no me arriesgaría a que un muggle viera la magia. Aquello solo traería más problemas que no necesitábamos en estos momentos.

Mientras esperaba que sonara su voz, el sonido de llamada de Luna se escuchó en la cocina. Al acercarme, visualice su móvil junto a las llaves de casa. Me ahorré hacer una escena ante tu torpeza, y Corrí escaleras arriba, haciendo múltiples hechizos no verbales para ocultar todo y crear la ilusión de que la casa estaba vacía.

Fascinated¹ | JACOB BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora