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Narrador Omnisciente.



En medio de inentendibles gritos, Jacob hizo presencia en la residencia Cullen.
Alice había aparecido en medio de su desesperación, mencionando a Carlisle y cómo podría ayudar mientras el resto de la orden llegaba con un medimago.

Por supuesto a ninguno de los lobos le importó dejar el tratado de lado por unas horas, con tal de que aquella impronta estuviera a salvo. Eran su más sagrada ley, y la única por la que todos morirían.

Bella había tratado de consolar a Jacob cuando Reese desapareció en el consultorio del vampiro, distrayéndolo con Renesmee o cualquier pensamiento que se le ocurriera. Sabía lo que era la desesperación de creer a tu pareja muerta.

-. ¿Dónde están los Malditos esos?.- Gruñó Paul en dirección a los pelirrojos, pues eran los únicos presentes luego de que Luna y Theo fueran con Carlisle para tratar de ayudar a su amiga.

-. Una aparición de Europa hasta América no es tan fácil, idiota.- Reclamó George.- Están por llegar, así que baja tu furia, Chucho.

-. ¿Bajar mi furia? Tú no tienes los puntos sentimientos de Jacob en tu cabeza.

Todos en la habitación podían sentir la tensión del momento. Los Cullen no sabía con precisión lo que había ocurrido, pues la chica no tenía signos de alguna lesión física. Pero el cruciatus jamás dejaba marcas físicas, te destruía por dentro, hirviendo cada milímetro de sangre en tu cuerpo, mientras tu cerebro no podía procesar más que dolor.

Cualquiera que muriera de un Cruciatus, habría presenciado la muerte más dolorosa.

Fred quiso intervenir y defender a su gemelo, pero seguía inmerso en el shock que había sido ver a su prima de aquel modo, sufriendo y gritando por culpa de Bellatrix. Ni siquiera le importaban las lágrimas que caían por sí solas. Estaba asustado por las secuelas que aquel hechizo tendría en su prima.

Leah trató de acercarse a él, de consolar a su impronta, pero no consiguió más que un pequeño apretón de hombro. Estaba completamente perdido en su mente.

Pronto, un destello se presenció en la entrada de la casa Cullen. Esme se apresuró a abrir la puerta y ver si eran aquellos que habían estado esperando, pero solo distinguió unas cabellera rojas antes de que todos corrieran dentro de la casa.

-. ¡Fred, George!.- Una pequeña chica de cabellos rojizos abrazó a ambos.- ¿Dónde está? Merlín, no saben cuánto lo lamento.

-. Tranquila, Ginny. No fue tu culpa.

Le siguió pronto el matrimonio Weasley, quienes con desespero recorrieron la habitación en busca de su pequeña sobrina.

-. Ella se encuentra en el consultorio de mi esposo. Está siendo tratada junto a Theodore y Luna.- Respondió Esme a aquellas confusiones en el rostro de todos.

A este punto, la sala estaba repleta.

-. Perfecto. Necesito ser llevado con ella ahora mismo.- Una pelinegra hizo acto de presencia, siguiendo por detrás a la inmortal, dando un breve vistazo a los desconocidos en el salón.

-. ¿Qué fue lo que sucedió? Creí que Harry había enviado el patronus a tiempo.

Jacob solo podía divisar cabelleras pelirrojas hablando entre sí.

-. Así fue, pero estábamos separados y... Ella volvió a buscarnos a la casa.

Ron asintió, abrazando fuertemente a su hermano.

Un chico de cabellos azabache se acercó a los presentes finalmente.

-. Soy Harry Potter. Ellos son la familia de Reese.- Sam fue quien recibió el apretón de manos.- Sé que no es el mejor momento, pero necesitamos saber qué sucedió para hacer un recuento de todos los hechos. Necesitamos saber los hechizos para saber cómo tratarla, y cuánto estuvo expuesta.

Fascinated¹ | JACOB BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora