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Reese Weasley



No pude dormir el resto de la noche. 

Leí y releí cada uno de los libros de hechizos y encantamientos que tenía conmigo, pero nunca podía terminar un párrafo, pues mis ojos no lograban enfocar lo que las páginas tenían escrito. Traté de preparar pociones, siempre se me habían dado bien, por lo que sería sencillo. Ni siquiera pude conseguir un suero sin que este apestara o oscureciera su color.

Las palabras de Alice no podían desaparecer de mi cabeza. Mi cerebro parecía recitarlas una y otras vez, como si de un bucle se tratara.

¿Qué se supone que haría ahora? Todo estaba bien. Jacob y yo habíamos arreglado todo, el plan había comenzado y por fin teníamos probabilidades de vencer. Todo eso cambiaría ahora.

Miré el papel arrugado en el papelero de mi cuarto, como si mirarle fuera suficiente para que todo lo que tenía escrito desapareciera.

Estaba embarazada. Tres semanas, era todo muy reciente aún, y ni siquiera estaba en el primer mes. Pero aquello era una realidad lo quisiera o no.

Volví a la carta que estaba escribiendo a Hermione, notificándola de los recientes hallazgos, y los próximos pasos en el plan que los involucraban. Omití todo lo demás, por obvias razones.

¿Debía decíselo a todos? ¡Ni siquiera estaba en mis planes ser mamá! Claro, lo habíamos pensando con Jake, como una broma y una realidad para años luz. Jamás me había creído capaz de ejercer la maternidad hasta que todo lo de las improntas explotó en frente mío y la ilusión de un para siempre con alguien hizo que una familia entrara en las conversaciones a futuro.

Quizás podía pedirle a Carlisle que lo sacara. No tenía ni siquiera un mes, estaba a tiempo todavía para un aborto. Ni siquiera sería necesario un legrado, dos pastillas me darían la solución, la salida fácil de todo esto.

Jacob me odiaría, claro. Pero si no lo sabía no saldría lastimado, y podríamos tener hijos después.

El ruido de alguien tocando mi puerta logró captar mi atención. Giré para ver quién era.

-. ¿Qué te sucedió?.- Luna tenía el ceño fruncido, mientras algunos de sus mechones de pelo estaban desordenados.

-. ¿D-De qué hablas?

-. Anoche te sentí caminar por horas, Reese. ¿Todo bien?

-. Oh, sí. Claro.- Le di mi mejor sonrisa.- Solo estaba repasando algunos hechizos. No pude dormir mucho.

-. Sí... Tienes torposoplo en tus oídos.- Apuntó Luna, antes de bostezar.- No sobrepienses demasiado o no se irán, ¿Bien? ah, y Jacob está abajo. Estuvo tocando la puerta por cinco minutos.

-. ¿J-Jake? ¿Ya llegó?

-. Ajá. Yo volveré a la cama con Theo.- Me sonrió antes de desaparecer por el pasillo, seguido del sonido de una puerta cerrarse.

Había olvidado por completo que Jacob vendría hoy para desayunar juntos.

Eché un vistazo a mi reloj de pared, y quise gritar cuando vi que ya eran las diez de la mañana, y yo seguía sin indicio sobre lo que haría con lo que Alice me había dicho. ¡Maldita Alice y sus visiones!

Traté de acomodar mi pijama y mi pelo, tratando de que no fuera obvia mi falta de sueño. Fue inútil, pues las ojeras en mis ojos ya se habían formado.

-. ¡Al fin bajas!

Lo primero que noté cuando bajé las escaleras, era a un sonriente Jacob sirviendo dos tazas en la mesa, la cual ya tenía varios platos de comida en ella.- Pasé a casa de Sam para ver mi turno en la noche, y Emily te envió panecillos.

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Fascinated¹ | JACOB BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora