8. O F R E N D A

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Ofrenda :: (Cortejo)

Seguro sabes que los pájaros y otros animales le hacen presentes a las hembras con la finalidad de ser elegidos, aquí es similar. Como cuando regalaste o recibiste un peluche en San Valentín.

۵

Aldo caminó tranquilamente hasta entrar al restaurante donde se iba a encontrar con sus amigos. Les había pedido que se juntaran para contarles todo lo acontecido con Osvaldo y el asunto del clip de Barca. Juan de inmediato le mandó la dirección del restaurante y le dijo que Ama se les unía ya que su celo con Oscar ya había pasado, mientras que Aldo se encargo de mandarle la dirección a Sebastián.

Caminó hasta la recepcionista y le dió el nombre de Juan, esta le indicó la mesa donde ya estaban lo otros tres omegas esperándolo.

— ¡Hasta que apareces pendegeo! — expresó Juan apenas tomó asiento Aldo.

— Lo siento, me entretuvieron más tiempo de lo esperado. — se disculpó Aldo sonrojado, recordando como el alfa en un impulso de celos lo había cogido en la cocina del departamento.

— Ay mírenlo, el niño ya tiene alfa... — expresó con un puchero la única chica de la mesa. — ¿Entonces tú y Valdo ya están en la otra liga?

— ¿Cómo qué en la otra liga? No entiendo. — respondió confundido el moreno y giró a ver a Sebastián pero este se encogió de hombros sin entender tampoco.

— A lo que Ama de refiere es que ya eres parte de ese grupo de omegas con pareja. — respondió Juan con una sonrisa, haciendo que tanto Aldo como Sebastian se miraran de nueva cuenta extrañados.

— O sea... ¿Aldo ya es parte de la élite solo por dejar que Osvaldo lo marcará? — preguntó con el ceño fruncido y una sonrisa Sebastián.

— Básicamente. — Respondió simplemente Ama.

— ¿Ya estas marcado, Aldo? — preguntó sorprendido el colombiano.

— ¡Claro que no! — chilló Aldo ya exasperado. — Si Osvaldo me hubiera marcado ahora mismo no estaría acá.

— Exacto, estaría todavía acurrucado con aquel pendejo. — Estuvo de acuerdo Juan. — Ya decía yo.

— ¿Entonces para qué chingados nos citaste sino era para contarnos que te habían marcado? — preguntó exasperada Ama.

— Pues yo sólo quería dec- — no terminó de hablar ya que fue interrumpido por un chico que se acercó tranquilamente a la mesa; ¿lo que les llamó la atención de él? Que llego con un ramo de flores y una pequeña caja con moño en sus manos.

— Buenas tardes, discúlpenme la interrupción pero estoy buscando a... Aldo Hernandez. — expresó el chico con una sonrisa.

Los cuatro omegas de la mesa le miraron emocionados y tres de ellos apuntaron enseguida al moreno.

— Soy yo. — musitó Aldo con las mejillas encendidas.

— Oh tenga. — le tendió el ramo y la caja. — Son de parte de Osvaldo Palacios como una ofrenda de cortejo, — hizo una pequeña reverencia. — me retiro, con su permiso.

Y sin más el chico se marchó por dónde llegó, dejando al omega moreno con las mejillas más rojas que un tomate y siendo el centro de atención del restaurante.

Sus tres amigos chillaron emocionados en sus lugares mientras se acercaban más a Aldo para poder cotillear tranquilamente.

— Anda abre la caja para ver que es wey. — chilló la chica mientras frotaba sus manos juntas.

— Si wey, rápido ábrela para ver que te mando el Osvaldo. — expresó esta vez Sebastián, emocionado por su amigo.

Juan se quedó en silencio, sólo mirando a Aldo y esperando expectante. No quería abrumarlo más de lo que ya estaba siendo el centro de atención.

Aldo por su lado soltó un suspiro y colocó delicadamente el ramo de flores sobre la mesa para después tomar la cajita con ambas manos y mirarla. Por alguna razón le daba miedo abrir aquella caja, aunque sabía que era ilógico temerlo, sabía que Osvaldo nunca le regalaría algo malo. Así que armándose de valor tomó la tapa y la levantó, revelando un anillo color negro liso. Este anillo no tenía ningún diseño exterior ni patrón ni nada, sólo era liso; sin embargo al tomarlo entre sus dedos se dió cuenta que por dentro tenía un delicado grabado.

"Siempre tuyo, O."

Con un pequeño puchero en sus labios se colocó el anillo en su dedo anular de la mano izquierda y sonrió enternecido al verlo brillar sutilmente bajo la luz del lugar.

— Es una bonita ofrenda de cortejo, eh. — expresó por fin Juan, siendo secundado por los otros dos omegas.

— Si, si que lo es...

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ioioio 🫣 ¿opiniones?

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OMEGACEMBER 2023 // Desafío aldorianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora