30. D I N E R O

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Dinero

Ya que el Alfa es proveedor, es importante que tenga manera de sostener al Omega.

۵

Aldo se sentó en el suelo blanco en la sala de su nieva casa. Este estaba vacío aún ya que el camión de mudanza aún no llegaba, sin embargo una sensación extraña se había asentado en su estómago.

La casa era perfecta, grande y hermosa. Tal vez muy grande para ellos dos solos, pero si pronto decidían tener cachorros esa casa era la ideal. Sin embargo había algo que tenía a Aldo un tanto... disgustado.

Y es que la casa la había pagado completamente Osvaldo, no había dejado que Aldo le diera el dinero que había estada ahorrando justamente para esto: comprar una casa. Se sentía un poco inútil y un aprovechado, a pesar de que el alfa le había asegurado que eso no era así, ya que era su instinto alfa el que no le permitía aceptar ese dinero de su omega. A pesar de que el omega en Aldo se sentía complacido y mimado por su alfa; como debería ser; Aldo era el que se sentía mal por ello.

Soltó un suspiro y giró para ver a quien había entrado a la casa, se sorprendió al ver a Sebastián entrando tranquilamente con una sonrisa.

— ¿Qué pedo mi Aldito? — expresó el omega recién llegado. — ¿Por qué no estás feliz con tu nueva casa papito?

Aldo soltó una risilla.

— Pero sí si estoy feliz, papu. — respondió tranquilo.

— ¿Entonces por qué te ves tan miserable, cabrón? — cuestionó. — ¡Anímate! Estas en tú nueva casa que te compró tú alfa, wey.

Irremediablemente sonrió ante las palabras de su amigo.

— Y estoy feliz, — respondió con una pequeña sonrisa. — es solo que es mucho que procesar en poco tiempo.

Sebastián soltó un pequeño suspiro y se sentó junto a Aldo y dejó caer su cabeza en su hombro.

— Eres muy afortunado carnalito, yo daría lo que fuera por tener a Ivan aquí conmigo... — Aldo le miró y subió su brazo hasta su hombro, abrazándolo.

— Si están destinados, tarde o temprano las cosas caerán en su lugar para que estén juntos, Sebas.

Estuvieron un momento más así, disfrutando de la compañía del otro. Sin duda por algo los Omegas siempre eran los primeros en establecer vínculos afectivos estrechos con los otros miembros de su manada.

Se separaron cuando escucharon a alguien a sus espaldas dejar caer una caja.

— Que bonito, — empezó Juan con los brazos cruzados. —  toda la manada en chinga bajando las cosas del camión y ustedes acá bien monos sentados y cariñosos.

— Ay ya pinche Juano, no seas celoso... — se quejó Sebastián con una risa.

Aldo frunció el ceño.

— ¿Apoco ya llegó el camión? — preguntó.

— Si va llegando, Osvaldo y Oscar están bajando el refrigerador y el resto están bajando las cajas. — sacudió un poco se pantalón. — Apreciaríamos su ayuda, par de flojos.

— Pinche Juan, hablas como si esta fuera tu casa. — se quejó con una sonrisa Sebastián mientras se ponía de pie.

Aldo estiró la mano al más joven y este le ayudó a levantarse.

— Como si la fuera, culerito...

Ambos siguieron alegaron mientras caminaban a la salida de la casa para buscar más cajas mientras Aldo los miraba con cariño. Suspiró y miró alrededor.

Tal vez su alfa haya puesto todo el dinero para comprar la casa, pero eso no la hacía menos suya.

— Este es el inicio de nuestra historia, mi amor. — murmuro a la nada para después caminar por donde sus amigos se habían ido.

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SE LOGRÓ!

OMEGACEMBER 2023 // Desafío aldorianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora