Capítulo 7

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Una semana había pasado desde la última interacción que tuvieron los Gojo, esa misma noche después de la reunión con el clan, Satoru tuvo que marcharse fuera del país por temas de su oficio como el hechicero más fuerte. No tuvo tiempo de avisarle a Jane puesto que el cuando llegó ella ya estaba dormida.

Solo pudo apreciar la castaña melena de su esposa esparcida por su espalda mientras permanecía hundida en un sueño profundo acompañado de una respiración relaja, su espalda desnuda gracias al vestido que usaba, dejaba a la vista su suave piel. Satoru entendió que llevaba dormida de la tarde al ver el bonito vestido que llevaba puesto y no su camisón como de costumbre, no pudo contenerse de acariciar la piel de su esposa antes de irse.

Sus dedos habían sintido la suavidad de su piel y el calor que transmitía. Se hubiera quedado disfrutando de aquel tacto más tiempo pero no quería despertarla e incomodarla. Ya bastantes problemas le había causado como para seguirla molestando.

Los días restantes a que Gojo llegara se vieron llenos de comentarios desafiante de la madre de este mismo y algunas charlas agradables con su padre. Ni las historias de Suki o las llamadas de su madre podían subirle el ánimo a la castaña. Estaba apunto de entrar en un colapso mental y el encierro no estaba ayudando. Su único deseo era volver a su casa y que los padres de Gojo se fueran pronto, quería volver a su vida de antes.

—Le traje un tecito de menta para subir el ánimo—Jenn se acercó con una taza hacia la castaña, las ojeras marcadas en el rostro de Jane le encogieron el corazón.

—Muchas gracias, Jenn—sonríe tomándolo con cuidado de no quemarse.

—Tenga cuidado de no resfriarse—apunta la mancha de agua en su ropa.

—Oh esto—mira su muslo mojado—No es nada, estaba probando mi técnica. ¿Quieres ver?—ella asintió sentándose a su lado.

Tomó un poco de agua con su mano y uso su energía maldita para transformarla en un pequeña flor de hielo, se la acerco a Jenn para que la vea, ella la miro llena de asombro y emoción.

—Que linda—sonríe tomando con sus manos—Señora esto es magia real—Jane río con ternura por lo inocente que era.

—Lo es—asiente bebiendo unos sorbos de su te.

—¡Jenn!—los gritos de la madre de Gojo se escucharon por la sala.

—Será mejor que me vaya disculpe—se puso de pie rápidamente dejando la flor que empezaba a desaparecer en la fuente al lado de Jane.

—Adelante—dice volviendo a quedarse sola.

Satoru llegó cerca del almuerzo a la casa, había llegado en la mañana pero tuvo que ir directo a ver unos asuntos de sus alumnos, en definitiva siempre que no estaba los peces gordos aprovechaban para perturbarlos. Hakari era muy talentoso y fuerte, sabía que se volvería aun más fuerte pero eso asustaba a los altos mandos y por su expansión de dominio adquirida hace poco los puso en alerta y querían suspenderlo.

Olvido el tema y sin perder tiempo se dirigió hacia su esposa, la necesidad de verla le estaba comiendo el cerebro y más sabiendo que tenían algo pendiente. Había pensado todos estos días en ella y en que hacer para poder reparar lo que hizo. Sabía que Jane no era fácil, tendría que ser astuto para que ella confiara en él y lo perdonara o mejor aún, que se quedara.

La encontró sentada en una de las fuentes del jardín, diviso unos pequeños hielos que estaban a punto de derretirse por la intensidad del sol y comprendió que era ella usando su técnica.

—Siempre he tenido curiosidad por tu técnica—dice sin saludar tomando por sorpresa a Jane.

—Llegaste—lo mira unos segundos dejando completamente tenso al peliblanco al ver su cara de cansancio.

After Hours | Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora