III

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El conserje aún lo recordaba de la última vez que lo había visto, misma razón por la que lo dejó pasar sin problemas. Se sentía nervioso mientras el elevador subía hasta el piso quince, desde la última vez que había estado allí la brecha entre ellos sólo parecía haber crecido un par de miles de kilómetros más. Tenía todo lo necesario en su maletín, como si se estuviera trasladando de oficina, pues sabía bien que ninguno de los dos se desprendería del caso hasta poder averiguar todo lo que había pasado. Eso era algo bueno que ocurría cuando eran capaces de unir fuerzas, al ser igualmente de testarudos, ninguno de los dos se daba por vencido.

Tocó aquel timbre, sintiendo su paladar seco y el zumbido ansioso en sus oídos, estar ahí le traía malos recuerdos, todos aquellos que intentaba ignorar mientras trabajaba ¿Pero qué podía hacerle si sabía que la única persona que sería capaz de ayudarle, obteniendo un buen resultado, era él? Sabía bien que aunque estuviera perdido toda la noche entre sus rubios rizos, su mirada azul, aquellas gruesas piernas y esa respingada nariz, terminaría teniendo lo que quería de ese caso de todas formas, aquel sentimiento justo en el centro de su pecho parecía ser la cláusula tácita del contrato que significaba buscar por su ayuda.

"Pensé que te habías arrepentido." Fue lo primero que dijo su compañero al abrir la puerta, recibiéndolo con aquella ropa casual, a la que Crowley no estaba demasiado acostumbrado.

"Perdón por la ahora, estaba intentando..." Sus palabras se quedaron atrapadas en su boca ¿Qué le diría? ¿Que estaba intentando matar el tiempo para evitar verlo? "... hacer mi línea investigativa más precisa para poder mostrartela." Aziraphel sonrió.

No era la primera vez que Anthony se encontraba en el medio de esa sala, sintiéndose casi fuera de lugar. No era la primera vez que leía los lomos de aquellos libros empolvados que descansaban sobre la biblioteca del rubio como una forma de evitar su mirada. Su ansiedad estaba cada día peor, y aquello sólo hacía las cosas más difíciles para él ¿Se suponía que debían empezar a trabajar de inmediato? ¿Se pondrían al tanto respecto de sus vidas? Con el recuerdo de la última vez que había visitado aquel espacio se dejó caer sobre un sofá mientras su compañero ordenaba unos papeles dispersos por sobre la mesa de centro.

"Su abuelo fue el último que lo vio con vida..." Recordó Aziraphel, rememorando a la perfección al hombre que había visto hace semanas atrás dando una declaración pública en la televisión. "¿Está en prisión preventiva?"

"Para su beneficio, si lo dejábamos afuera alguien iba a matarlo." Respondió Crowley, mostrándole una carpeta al abogado. "Ayer por la tarde llegaron las pruebas biológicas... Todas salieron negativas con respecto a él."

"¿De verdad creías que él había hecho algo como eso?" El pelirrojo negó, frunciendo un poco el ceño ante tal pregunta.

"Hay que descartar y aprovechar toda posibilidad ¿Verdad?"

Podía sentir los pasos del fiscal detrás de su espalda mientras salía de la sala, un momento justo después de que el juez lavantara la audiencia, quería evitarlo o esconderse de él tan rápido como su propio cuerpo lo dejara. Aquellos baños nunca le habían parecido tan pequeños como lo hacían en ese momento, se sentía algo agobiado porque sabía bien el huracán que se avecinaba hacia él.

Había jugado sucio e iba a pagar por eso.

En cuanto salió de uno de los cubículos se encontró de inmediato con aquellos ojos color ámbar, los cuales más de una noche le habían quitado el sueño, los que alguna vez, en una mañana algo confusa, lo habían observado con amor pese al odio que tenían el uno por el otro. Intentó verse calmado en cuanto caminó hasta el lavabamos, sintiendo cómo aquella mirada parecía quemarle cada centímetro de su cuerpo.

Ultima Ratio [Aziracrow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora