No es que no le gustara lo que hacía, pero tenía que admitirlo, a veces su trabajo era un dolor en el trasero. Con cada caso que revoloteaba al país el infierno comenzaba, no podía trabajar tranquilo porque siempre alguien con una cámara y un micrófono lo estaba persiguiendo para intentar tener cualquier atisbo de lo que fuera que hubiese ocurrido. Y es que ser un fiscal de la ciudad más importante del país y una de las ciudades más importantes del mundo había sido un peso que él había elegido cargar, después de todo, era demandante, la paga era excelente y apenas si tenía tiempo para darle espacio a lo que verdaderamente pasaba por su cabeza.
Nunca había estado mejor, mientras menos pensara en sí mismo, mejor.
Dejó sobre su escritorio un expediente con todo lo que era el caso que la fiscalía había recogido con ayuda de la policía local sobre el último caso que alertaba al país, hacía noches que no dormía bien y creía que pronto iba a sucumbir, misma razón por la que se dejó caer con fuerza sobre el asiento de su oficina, haciendo que un enorme y pesado suspiro llenara la habitación. Estaba cansado, pero no quería admitirlo ¿Quién resolvería ese caso si no era él? ¿Le dejaría el trabajo a la manada de incompetentes que era la policía de Londres? Aún no se sabía bien todo lo que había ocurrido, pero debían trabajar rápido antes de que la televisión comenzara a crear falsas teorías sobre lo que había pasado.
"Encontraron cosas en la autopsia." Fue lo primero que dijo su compañera cuando entró a su oficina, con aquel flamante traje negro, su cabello algo desordenado y aquella piel morena que parecía brillar por sí sola. "El niño murió cinco días después de su desaparición."
Beelzebub Hell era otra de aquellas mentes maestras detrás del trabajo que su equipo realizaba. Era una compañera ejemplar desde que se habían conocido en la universidad, sólo que mejor que él al haberse graduado de psicología luego de haber realizado su pregado en abogacía, tenía un poco de todas las ramas de la ciencia en ella y eso era lo que la hacía tan especial e indispensable.
"¿Qué?" Preguntó algo confundido mientras se hacía hacia adelante en su silla para poder recargar sus codos sobre su escritorio. "¿Cinco días? Eso es casi una semana, una semana en que buscamos al rededor de dónde fue encontrado y dónde fue encontrado ¿Y aún así no lo encontramos con vida?" Se cuestionó a sí mismo en voz alta, logrando que ella riera.
"Vamos, Crowley... Sabes que eres mejor que eso." Beelzebub le estiró el folio que había traído con ella para que le echara un vistazo. "Y sabes que por lo único que no lo encontramos con vida es porque estaba escondido, y muy lejos de ahí... Que lo hayan puesto en ese lugar no fue casualidad."
Aún podía recordar el escalofrío que sintió por su cuerpo cuando la policía había anunciado que uno de los perros encargados de la búsqueda había encontrado un bulto algo sospechoso. Pudo sentirlo en el viento que sopló mientras corría hacia la escena, en las lágrimas de aquella madre que tuvo que recibir la noticia por su propia boca, en los gritos de la gente que vitoreaba por la injusticia en la villa cercana a dónde se había perdido y se había encontrado el pequeño cuerpo maltrecho del niño que hacía dos semanas había desaparecido sin dejar rastro.
"Lo sé, lo sé..." Murmuró con pesar, llevando sus manos hasta sus sienes para masajear el dolor que comenzaba a formarse. "¿Que hay de los exámenes biológicos?"
"Nada aún, estarán pronto... El único sospechoso no puso resistencia a la prueba." Explicó, llevando su dedo hasta una de las hojas de declaración para que leyera lo que ahí decía. "Dice que sabe que él es inocente, y por eso no entorpecerá la justicia."
"Sabe de lo que habla." Crowley soltó un suave suspiro, mirando a su amiga. "No será el culpable de eso, pero sí de otras cosas... La gente más que justicia, quiere a un culpable."

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Ultima Ratio [Aziracrow]
Fanfiction[AZIRACROW] Tan poco tiempo hemos disfrutado de este amor Dime, cariño ¿Debería irme antes de que te vayas? ¿O debería llorar antes de que tú lo hagas? Quiero romper las leyes de tu corazón Quiero resignarme a tu prisión.