El televisor en la sala de espera en la fiscalía estaba encendido, y todo el personal veía el noticiero en donde se veía la imagen de Crowley hablando a los micrófonos en una declaración luego de que la primera jornada del juicio se hubiera visto terminada; él mismo se encontraba ahí, junto con sus compañeros, viendo el reportaje que habían preparado tan rápido como la jueza encargada de la causa suspendió la audiencia. Beelzebub le observaba de soslayo con una pequeña sonrisa, como si le dijera que todo estaría bien, pese a que ambos sabían que sería muy probable que el juicio terminara con un sentencia a favor de Fell; moralmente, eso le dejaba tranquilo, pero institucionalmente, perder un juicio de tal escala significaba dar explicaciones a sus superiores, encontrarse con algunos ministros de Estado, o incluso, ser interpelado por alguno de los integrantes de la Cámara de los Comunes perteneciente al partido conservador. Su imagen fue reemplazada por la de Aziraphel Fell en la pantalla, con esa sonrisa de galán tranquilo que tanto le caracterizaba, dando una declaración con respecto a su visión en el caso, preguntando que ocurriría si llegara a ganar el juicio, preguntas que él, muy solemnemente respondía, con una negación de cabeza y dando la justificación de que era información reservada.
"Es bueno." Escuchó a uno de sus subordinados decirle a otro. "Estudió con el fiscal en la universidad."
"Eran los mejores de la clase." Respondió uno de los pasantes con diversión. "Es como ver una lucha de Titanes."
Él no pudo evitar soltar una baja risita al haber escuchado el comentario del muchacho, que se encontraba a un par de metros más allá de él, pues la imagen del abogado que se encontraba en pantalla, tendido en su cama hace un par de noches atrás, desnudo y a su merced, se pasó como un rayo en su memoria, dejándole una sonrisa de idiota dibujada en los labios. La única verdadera lucha era con lo que sentía en su pecho cada vez que pensaba en él, como todo el bello de su cuerpo se erizaba al escuchar su nombre de la boca de alguien más... El trabajo era una excusa para no pensar en él, y él era una excusa para no pensar tanto en el trabajo.
Se despidió momentáneamente de su equipo para dirigirse hacia su oficina, con la intención de comunicarse con Aziraphel en la soledad de esta, pues no habían tenido la oportunidad de verse, no podían correr el riesgo de que alguien los viera, si así fuera, ambos serían desestimados del caso y Crowley podría perder su trabajo. Cuando se dispuso a tomar el teléfono fijo del lugar, frunció ligeramente su ceño al escuchar como este sonaba con ese característico e irritante sonido, no era común que ese aparato recibiera llamadas, lo usual era que sólo las hiciera.
"Fiscal Anthony Crowley." Fue lo primero que dijo a la bocina, como tenía costumbre de hacer. Por el simple ruido de la respiración que se escuchaba del otro lado de la línea pudo saber que, desafortunadamente, no se trataba de Aziraphel. "¿Quién habla?"
"Fiscal Crowley." Escuchó del otro lado una voz que no creía haber oído en su vida, en escasos segundos intentó buscar aquel sonido en su memoria, sin embargo, no consiguió nada. "¿Qué tal fue la primera sesión del litigio por Cristopher Truman?"
"¿Quién habla?" Volvió a preguntar, sin prestarle demasiada atención al cuestionamiento del emisor de aquella ronca voz. "Esta conversación está siendo grabada." Recordó, por si es que era necesario, aunque sabía que no era totalmente cierto, no todas las llamadas que su teléfono recibía eran grabadas y sólo eran interceptadas cuando él lo solicitaba.
"Digamos que un amigo..." Se escuchó una risa divertida que le erizó los cabellos de la nuca. "Un amigo que se comunica para darle un consejo." Supuso que la llamada no duraría más que aquello, en todos sus años como fiscal nunca le había ocurrido algo como aquello. "Cuide su espalda, fiscal." Fue lo último que escuchó, antes de que el pitido de la llamada cortada sonara en la bocina.
ESTÁS LEYENDO
Ultima Ratio [Aziracrow]
Fanfiction[AZIRACROW] Tan poco tiempo hemos disfrutado de este amor Dime, cariño ¿Debería irme antes de que te vayas? ¿O debería llorar antes de que tú lo hagas? Quiero romper las leyes de tu corazón Quiero resignarme a tu prisión.