5. Es la última vez

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A comienzos del semestre, el profesor Kim asignó temas individuales de investigación.

Los estudiantes tenían exactamente seis semanas para investigar, indagar, aclarar sus dudas y preparar sus respectivas exposiciones. Luego de ese tiempo, el docente era libre de escoger cinco víctimas al azar en cada una de sus clases.

Si tenías la mala fortuna de escuchar tu nombre, debías presentarte frente a todos tus compañeros, responder las preguntas que hacía el docente y luego esperar en silencio por tu nota. Ahora bien, si no hacías nada de lo anterior, no obtenías automáticamente la peor calificación. Al contrario de lo que se podía pensar, existía una alternativa. Una evaluación escrita.

—El que no realice su trabajo tendrá que rendir un examen escrito. No crean que será más sencillo, su dificultad será el doble a los exámenes normales, así que chicos, no se arriesguen, no dejen todo para último momento y hagan a conciencia su investigación.

Fueron las palabras exactas que utilizó el profesor mientras se paseaba de un lado a otro por la sala con las manos en los bolsillos y sus anteojos apoyados en la punta de su nariz. De eso hace ya seis semanas, por ende, todos estaban avisados y no existía justificación alguna para apelar por más tiempo y todos los estudiantes lo entendieron así. 

Todos menos uno.

El profesor de biología estaba sentado en el fondo del salón, con su codo apoyado en la mesa, acariciando concentradamente su barbilla, mientras simulaba escuchar atentamente a la señorita Park, la tercera víctima de ese día. 

Claramente no le daría la mejor calificación porque la chica se enredaba en sus ideas, dejaba frases incompletas y tartamudeaba una y otra vez. Además, era amiguita de Jeon y eso lo irritaba, pero él era profesional e intentaba mantener sus emociones a un lado, por lo cual solo la calificaría con una nota promedio, mientras terminara lo más rápido posible porque solo escucharla consumida por el nerviosismo lo agotaba. 

Y sus deseos se cumplieron. En menos de tres minutos la estudiante cerraba el tema, agradecía por la atención y quedaba lista para responder todas las preguntas con las que él quisiera intimidarla, como si la forma en que la miraba no fuese suficiente para atemorizarla. 

Al fin, después de dos preguntas la envió a sentarse. No necesitaba escuchar más para saber que la chica no sabía nada de nada. Tocaba ahora, elegir al cuarto estudiante que debía presentar. 

Había pasado una semana desde el incidente del afiche y aún no aparecía él o los culpables. Tampoco veía interés de parte de la dirección de encontrarlos y aunque la directora Jang se deshizo en explicaciones que afirmaban no conocer al o los responsables, SeokJin no le creía. 

Su instinto de investigador le decía que jamás aparecería el culpable, sin embargo, el causante de que los chicos del taller de ciencias se sintieran atacados y poco queridos se encontraba durmiendo o fingiendo dormir en ese mismo salón de clases. 

SeokJin tenía la seguridad absoluta de que JungKook al igual que siempre sería intocable y no recibiría ningún castigo. Él tampoco pretendía someterlo a alguna sanción, al menos, no por el tema de la destrucción del afiche, pero seguía mirando la lista de clases para escoger al próximo estudiante que debía presentar su trabajo y sus ojos involuntariamente viajaron a ese nombre, resultando, muy difícil no tentarse y llamarlo. 

—Jeon JungKook —lo nombró tranquilamente mirando aun el nombre del estudiante escrito en la lista—. Vamos, Jeon, sé que estas despierto —lo volvió a llamar con la misma tranquilidad. 

Misbehavior (JinKookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora