2. El libro más extraño

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SeokJin y JungKook continuaron siendo tan buenos amigos como antes. 

Sin embargo, para Jin aquella amistad ya no era tan sencilla. Su mente constantemente le hacía malas pasadas y lo volvía a situar en esa noche. Sintiendo los tímidos dedos de JungKook sobre su piel, sus labios rozando su cuello y el calor de su cuerpo durmiendo tranquilamente junto al suyo. 

Se sentía sobre un carrusel. Girando siempre en el mismo sentido y llegando una y otra vez al mismo punto. Aun así, intentaba bloquear el recuerdo. No darle importancia, no malinterpretarlo o simplemente no interpretarlo, pero no lo lograba. 

SeokJin ya no podía bajarse del carrusel.

Y no lograr aquello solo le confirmaba que ser tan cercano y amigo de JungKook, era por lejos una de las peores ideas que podría haber tenido, porque no le estaba haciendo bien. Lo desconcertaba, lo alteraba y también lo confundía. Además, JungKook seguía recalcando sutilmente su discurso. Me gustan las mujeres y no soy gay. Así que por mucho que se sintiera confundido y pensara en él, debía acostumbrarse a ser solo un buen amigo. 

Que cliché eres, SeokJin, se repetía constantemente. No solo te interesas en tu estudiante mucho menor que tú, sino que también tenía que ser el chico confundido, que tiene novia y que solo quiere tu amistad. 

Tan cliché, Kim SeokJin.

No era la primera vez que sucedía aquello, es decir, interesarse en alguien que ocultaba o negaba su verdadero yo, por ende, sabía cuán complejo era inmiscuirse en esas relaciones o peor aún, lo doloroso que llegaba a ser cuando se involucraban sentimientos, pero saberlo no evitaba que se estómago se retorciera y doliera tan intensamente como sucedía en ese instante. 

Ya se encontraba en el salón de clases. Ya había pasado la lista para saber quiénes faltaban y también asignado la actividad a realizar —una guía con treinta ejercicios sobre variabilidad y herencia genética—. El trabajo era muchísimo para un solo estudiante y muy poco para un grupo de cuatro, así que formar parejas en su cabeza había sonado como la mejor opción, pero supo sin duda alguna que era la peor de todas cuando la señorita Park se levantó de su silla y caminó hasta el fondo del salón para sentarse en el regazo de Jeon JungKook. 

Kim SeokJin, nuevamente tienes una pésima idea, se reprochó a sí mismo. 

Inmediatamente pensó en regañarla por conductas inapropiadas en pleno salón de clases, pero Jeon fue mucho más rápido al tomarla y sentarla en la silla vacía que estaba junto a él. También analizó el retractarse y decir que la actividad era individual o posponerla indefinidamente. Cada una sonaba como alternativa tentadora si de esa forma sacaba a la muchachita del lado de JungKook, pero hacer aquello era reconocer algo que era mejor mantener ahí. En silencio y almacenado en la parte más profunda de su mente y corazón. 

Desafortunadamente, mantenerse en silencio no aminoraba el intensísimo dolor de estómago que alteraba su día. 

Desde su escritorio y mientras le explicaba pacientemente a un estudiante como realizar la mayoría de los ejercicios, podía escuchar la aguda y chispeante risa de la chica, además de observar de reojo como JungKook sonría gracias a ella. Podía ver como se formaban esas pequeñas arruguitas en el borde de sus ojos y en el puente de su nariz o como poco a poco comenzaban a aparecer sus adorables e infantiles dientes de conejo. 

SeokJin estaba celoso.

Estaba jodidamente celoso. 

Se sentía sediento. Seco por dentro. Viviendo en una impuesta huelga seca, mientras la señorita Park tenía litros y litros de agua de los cuales él jamás podría beber.  

Misbehavior (JinKookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora