4. En ese rincón del mundo

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Un sueño realmente incómodo lo despertó. En él, SeokJin aparecía. 

Se removió inquieto entre las sábanas y después de varias vueltas intentando conciliar nuevamente el sueño se destapó. JungKook sentía calor. Demasiado calor y su cuerpo respiraba afiebrado, como si estuviese durmiendo junto a una fogata y llevase cinco kilos de ropa invernal en pleno verano.

Una fina capa de sudor perlaba su cuerpo, unas gotas descendían por su mandíbula y terminaban en su cuello. Estaba todo empapado, así que se levantó. Bajó los pies de la cama e intento regular su temperatura sentado en aquel lugar, recibiendo la brisa que ingresaba por la ventana que horas antes olvidó cerrar, pero aquello no fue suficiente. JungKook seguía sintiendo como ardía cada centímetro de su piel. El verano estaba siendo desconsiderado e implacable porque ni siquiera respetaba las horas de sueño, aunque lo de él no era precisamente producto al calor de temporada. 

Se quitó la sudadera blanca que se pegaba a su cuerpo y se levantó para llegar a la ventana apoyándose en el marco de ésta. Ahí el viento golpeaba su piel con mayor intensidad y agitaba el pantaloncillo que llevaba puesto. Era refrescante, ligero y aliviaba el ardor que corría por su cuerpo. 

Respiró profundo dejando que el aroma a té que se respiraba por todo Boseong impregnara sus sentidos y cerró los ojos esperando que la calma bajara. La necesitaba con urgencia, pero lo único que llegó a él, fueron las imágenes del incómodo sueño que lo dejo en ese estado. 

Quiso concentrarse en los apacibles campos que bordeaban la casona, pero la sensación de sus dedos deslizándose por los oscuros cabellos del profesor y jalando de ellos bruscamente lo desconcentraron. Entonces, no revivir el resto del sueño se hizo casi imposible. La boca caliente de SeokJin chupaba con ahínco su miembro mientras sus caderas se agitaban en busca de mayor placer. El que su subconsciente reclamara por aquello lo había desconcertado y, en consecuencia, despertado. 

El problema era que a pesar de estar muy despierto, la necesidad de más no bajaba ni un grado, de la misma forma en que su miembro no lo hacía. El que aún se dibujaba erecto en el interior de su pantaloncillo negro. 

Eran más de las cuatro de la madrugada cuando el frío viento comenzó a molestar en su cuerpo y él regresó a su cama. En ella se negó a obedecer sus instintos más primitivos y nuevamente recostado, ahora con la mirada fija en el techo se obligó a pensar sobre cosas insulsas. El molesto clima de esos días, sus aburridas vacaciones en Boseong, el examen de ingreso a la universidad, la esposa de su padre, las hojas de té con las que había jugado mientras hablaban por teléfono con SeokJin.

Y SeokJin de nuevo.

Era un joven inteligente y sabía que por más que se negara solo había una cosa que aliviaría la calentura que sentía en ese momento, así que arrastrado por el deseo que tanto lo perturbaba, deslizó la palma de su mano por su abdomen, presionó en su vientre, invadió su pantaloncillo y acarició su miembro en la penumbra de su habitación. 

Una respiración jadeante encapó de entre sus labios mientras se imaginó enredado en el cuerpo de SeokJin. Sus bocas se devoraban, sus miembros chocaban y las caderas de ambos se movían exigiendo más fricción. Entonces, su miembro creció aún más duro, firme y cálido en la palma de su mano. Cada vez que se deslizaba por él, imaginado situaciones que hasta el momento no habían sucedido, una ola agonizante de placer lo estremecía. 

Mordió su labio con una fuerza brutal cuando se vio a sí mismo penetrando el estilizado cuerpo del profesor y se retorció entre las sábanas ahogado en jadeos cuando sintió el líquido caliente escurrir entre sus dedos. 

Misbehavior (JinKookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora