JungKook a esas horas de la noche y después de la segunda ronda de tequila ya no sabía cuántas veces había puesto sus ojos en blanco, apretado con rabia su lengua contra su mejilla o suspirado agotado mientras sus amigos se burlaban e imitaban al marica del profesor de biología como seguía repitiendo YuGyeom.
La mala suerte había jugado en su contra y el profesor Kim se encontraba justo en aquel local acompañado por un hombre a tan solo unos metros de ellos. Sus amigos no dejaban de festinar con la situación y JungKook lo único que quería era decir que ya pararan. Que era suficiente. Que no siguieran hablando así del profesor. Que por favor se detuvieran. Que si tanto les incomodaba verlo en compañía de quien podía ser su pareja simplemente no lo miraran y ya, porque nadie los obligaba a permanecer ahí, ni mucho menos a mirar.
Quería decir que todo el mundo era libre de enamorarse y que, si no compartían eso, mejor se iban todos de ahí. Así nadie pasaba un mal rato y él no tenía que escuchar todas esas palabras crueles sobre dos personas que solo estaban ahí. Pero no. Sus amigos —y el también—, tenían la mala costumbre de reírse de la gente, ser ofensivos, burlarse, especular e inventar rumores sobre todos.
—¡MIRA COMO SE TOCAN! —gritaba YuGyeom mientras veía muy concentrado como el profesor tocaba el brazo del otro hombre.
—¡Están dando un espectáculo! —vociferó más calmado, pero con la misma exageración su otro amigo.
No más que ustedes par de homofóbicos, pensó JungKook.
—¡¿Por qué le gustaran los hombres?! —chilló Jennie mirando atentamente a JungKook como si quisiera preguntarle directamente a él. Como si él tuviese la respuesta. Como si a él también le gustaran los hombres.
—¡Porque es enfermo! —respondió YuGyeom haciéndose escuchar por sobre la música con el ceño fruncido y una mueca de asco.
JungKook bufó y se dio cuenta que ya era suficiente de comentarios estúpidos.
Quería levantarse de ahí y gritarles a todos que el profesor no era un enfermo. Que los enfermos eran ellos. Los equivocados y los que daban asco.
¡Ustedes son los enfermos!, gritó en su mente.
¿Por qué eras enfermo si te gustaba alguien del mismo sexo? ¿Qué tenía eso de malo? ¿Acaso el corazón pensaba en eso al momento de enamorarse? ¿No era más enfermo vivir una vida fingiendo quien no eras?
Porque fingir no era justo para nadie.
Pero desde aquel día en el laboratorio que JungKook reflexionaba sobre su situación con el profesor. Le gustaba besarlo. Eso lo sabía, porque siempre de una y otra forma terminaba buscando sus labios. Pero era solo porque a todo el mundo le gustaban los besos. ¿Acaso había alguien en el planeta a quien no le gustara besar? Independiente de con quién lo hacías; mujer u hombre, los besos eran ricos igual.
Aunque esa seguridad no callaba aquella vocecita escondida en la parte más recóndita de su cabeza que tanto lo confundía. Cuando como un murmullo arrastrado por el viento le repetía que el profesor le gustaba un poquito.
Quizá más que un poquito.
Mucho, mucho más que un poquito.
Bastante más de lo que te gusta un amigo.
Sin embargo, escuchar ese susurró oculto en su mente era aterrador.
No quería hacer caso a esa voz. No quería que todos se burlaran de él. No quería que le gustaran los hombres. No quería tener problemas. No quería que le gustara el profesor. No debía gustarle el profesor.
ESTÁS LEYENDO
Misbehavior (JinKookJin)
أدب الهواةEl profesor Kim SeokJin necesita un trabajo y el estudiante Jeon JungKook de alguien que le dé un poco de ese cariño que la vida le ha negado, así que, inesperadamente y arrastrados por las necesidades de ambos se hacen amigos, pero lo que nace entr...