7. Y todo quedo en silencio

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¿Estaba mal besar a Jin de aquella forma?

Lo que siempre se decía antes de dormir, pero después de tocarse pensando en él, se escuchaba ahora como un eco distante y a millas de distancia mientras el profesor lo besaba intensamente de vuelta. 

Pero por primera vez aquellos susurros repetitivos y nauseabundos no le importaron y dejó que sus dedos soltaran un botón.

JungKook no recordaba haberse sentido así.

Así de ligero, como si estuviese flotando, como si fuese una pluma y el viento lo impulsara a volar por lo más alto del cielo o como si el mundo se hubiese detenido y ahora fuese imperturbable al tiempo o tal vez, todo eso era producto de que la tierra ya no era tierra y el centro de gravedad que lo ataba a ella ya no existía y ahora simplemente levitaba sobre aquel escritorio. 

Parecía que nada existía. Nada aparte de ese laboratorio con aroma a desinfectante, a ese escritorio de cubierta porosa y a ellos dos que estaban ardiendo.

JungKook no quería culpar a nadie, pero SeokJin tenía toda la culpa de lo que sucedía porque no lo estaba besando, se lo estaba comiendo y devorando, insistente y arrebatado. Además, sus dedos se presionaban con rabia al costado de sus caderas manteniendo su cuerpo casi en el aire, flotando. totalmente indefenso. 

A minutos se sentía atrapado, pero no en la evidente necesidad del otro, sino que en la propia. Esa que lo quemaba por dentro y que se había tornado tan violenta que urgía apagarla, liberarse de ella, extinguirla o sosegarla de alguna forma. 

Deseaba conocer ese territorio desconocido y aventurarse en él, aunque fuese de forma torpe. Solo necesitaba un poco de todo eso, una pequeña porción de Jin, una cantidad suficiente de él para controlar sus deseos. Esos que en ese momento parecían ser una acumulación de sus dieciocho años de vida. 

Era como si repente todas sus necesidades hubiesen despertado de un sueño eterno y ahora fuesen codiciosas y exigiesen por toda la atención no recibida en años y de haber sabido que se sentiría de aquella forma, JungKook lo hubiese hecho antes, mucho antes. 

Pero había algo. Eso que estaba haciendo; la simple acción de bajar la cremallera de ese pantalón, le parecía un acto mucho más homosexual que todas esas maratones de besos que se daban en la cama del profesor. 

Y aunque no le importaba, por el hecho de que su cerebro se había apagado y ahora era solo un cuerpo dejándose llevar por sus impulsos, aun podía escuchar la voz de todo el mundo diciéndole que era gay, un maricón, un degenerado más. Gritos y prejuicios que parecían retumbar y propagarse entre las paredes de su subconsciente. 

Pero no necesitaba racionalizarlos, al menos, no en ese momento.

Sus bocas se separaron y el beso finalizo solo porque los labios de SeokJin comenzaban a viajar por su mandíbula, descendían por su cuello y se detenían en su clavícula. En donde la lengua del profesor comenzó a cobrar vida, a lamer deliberadamente cada porción visible de piel, a succionar y a dejar rastros de su saliva en ella.  

JungKook cerró los ojos.

Sus manos temblorosas e inseguras terminaron de bajar la cremallera y se sujetaron con fuerza del borde de la ropa interior ajena. Todo eso parecía obvio, lógico, evidente y desquiciadamente inevitable, como si estuviese destinado a suceder, como si indiscutiblemente sus dedos tuviesen que jalar de esa tela e introducirse en su interior. Como si hubiese nacido para tocarlo porque de no hacerlo, si tan solo se detenía una fracción de segundo, se desintegraría, se convertiría en miles y miles de pequeñas partículas que se perderían en el espacio. 

Misbehavior (JinKookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora