6. Juntos, muy juntos

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Ellos dormían juntos. 

No revueltos, pero sí juntos. Bajo el mismo techo, en la misma habitación, acostados en la misma cama. Se cubrían con la misma sábana y descansaban sobre la misma almohada.  

Juntos, muy juntos, pero no demasiado. 

Atrás habían quedado las noches de fin de semana en que JungKook dormía en el sofá de multicolores o en la desordenada habitación de JiMin. Ahora cada vez que el estudiante se quedaba, lo que sucedía cada viernes y sábado, dormía con SeokJin. 

JungKook valiéndose de toda su astucia e inteligencia había conseguido un permiso indefinido de su padre para pasar los fines de semana en casa de un amigo estudiando supuestamente para el examen de ingreso a la universidad. Aquello no era una total mentira, porque efectivamente estudiaba, mucho más de lo que haría con un amigo, pero SeokJin no era precisamente un amigo, al menos no como sus otros amigos. 

Un día jueves a la hora de la cena mientras trozaba un pedazo de filete le había dicho a su padre 

—Si confías en mí, me darás permiso... Puedes llamarme cuando quieras, siempre responderé. 

Su padre había mirado a la mujer que picaba con aburrimiento la lechuga sin mostrar interés en la conversación y después volvió sus ojos a él para decir un breve: 

—Está bien.

Y hasta el momento nunca había llamado y no era precisamente porque su padre confiará ciegamente en él, sino porque simplemente olvidaba su existencia. Estaba seguro que ni siquiera se percataba de que tenía un hijo y si no fuese por la mujer esa jamás recordaría hacerle un regalo para su cumpleaños, aunque era muy probable, que quien los comprase no fuese el señor Jeon.

Muy en el fondo, ese descuido y abandono al que decía estar muy acostumbrado y no darle mayor importancia, le dolía y mucho. 

Por lo mismo los fines de semana en ese departamento lleno de luz, colores, aromas, fotografías, libros y un sinfín de cosas, eran lo mejor del mundo. 

Amaba estar ahí. 

Le gustaba comer cereal al desayuno y escuchar los grupos de chicas que JiMin ponía a todo volumen. Le gustaba picar las verduras cuando SeokJin cocinaba o acompañar a JiMin a la pastelería del primer piso cuando tenía antojo de azúcar. 

Incluso le gustaba que SeokJin lo obligara a estudiar.

Aunque amaba más cuando leían juntos o más bien, cuando SeokJin leía para él esos libros que tanto odiaba de la clase de literatura. 

Cada sábado se recostaban en el sofá rodeados por todos los cojines de colores, con una música cualquiera de fondo. Casi siempre eran los clásicos de Coldplay o Radiohead y SeokJin lo transportaba a otro mundo. Según JungKook el profesor tenía un don porque podía transformar hasta el libro más tedioso de la historia en la mejor película de acción. 

Todas las narraciones sonaban impresionantes y distintas unas de las otras. Cuando llegaban a la última página JungKook recordaba todos los detalles, los personajes, el color de sus ojos, hasta podía explicar en detalles los hechos más irrelevantes. 

Cada vez que SeokJin le leía, él dibujaba las imágenes en su cabeza como si se tratasen de fotografías full color. En consecuencia, sus calificaciones en literatura comenzaron a subir. 

Misbehavior (JinKookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora