6. Ten mucho cuidado con lo que desees

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Al día siguiente, ambos experimentaron tenues cambios. 

Si bien su relación no era la misma de hace meses atrás, cuando florecía una linda amistad. Tampoco era la de hace unos días en donde el repudio fluía libre y tranquilamente entre los dos. Había algo distinto. Una especie de silencio no pactado. Un secreto que los unía, pero que a la vez los distanciaba. 

Las miradas se tornaron más cuidadosas y en ocasiones prohibidas. Las conversaciones parecían ser solo palabras mudas que viajaban de un lado a otro cuando sus ojos se encontraban y estaban seguros de que todo resultaba mucho más sencillo cuando simplemente se evitaban. 

Ellos ni siquiera intentaron hablar sobre lo sucedido la tarde anterior en el laboratorio. 

JungKook pensaba en esa frase dicha por el profesor: Es la última vez. Y si bien, él también creía que debía ser de esa forma porque la amistad —que insistía retomar— se estaba tornando demasiado confusa e intensa para él, no dejaba de revivir los besos sin aliento y las caricias invasivas. Quizá, solo ser profesor y alumno, si era la mejor opción. 

Pero para el profesor, cada vez resultaba más difícil establecer ese límite con el estudiante y aunque intentaba con muchas fuerzas no sentir nada. El sentir nada ya no estaba dentro de sus alternativas. SeokJin reconocía no solo su precaria fuerza de voluntad, la que lo arrastraba a estar saboreando constantemente los labios de JungKook —en la realidad o en su imaginación—, sino que, también su gusto por él, porque a SeokJin de verdad le gustaba mucho JungKook. 

El viernes de esa semana, la primavera parecía estar en su máximo esplendor. El clima estaba agradable. Corría viento, pero no era caliente y tampoco frío. El sol no invadía ni quemaba, sino que acompañaba e iluminaba la tarde. Quizás por eso mismo JungKook decidió esperar a ChaeYoung sentado en la banquita que estaba bajo el cerezo más grande del colegio, pero también el más escondido de los jardines del patio central. Podía estar ahí sin que nadie lo viera y, aun así, ver todo lo que sucedía alrededor.

Casi no quedaba nadie en el colegio. Solo estaba el personal de aseo que, a esa hora estaba muy ocupado en los salones de clases. Un par de inspectores haciendo labor administrativa y aburrida. El taller de teatro en donde participaba ChaeYoung y el profesor de biología y filosofía que conversaban animadamente a solo unos pasos de él. 

JungKook se concentró en el dibujo que hacía. Una especie de retrato psicodélico y deforme de él mismo, evitando así mirar a los profesores, porque una sensación contradictoria se instalaba en el centro de su pecho. Todo en él parecía suplicar ser visto para capturar así toda la atención del profesor, pero a la vez odiaba desear que eso sucediera. 

Y aunque fingía estar ensimismado en su dibujo, por el rabillo del ojo podía ver como el profesor de filosofía abrazaba cariñosamente al de biología y la contradicción rápidamente se transformó en una bola de fuego que subía por todo su pecho. 

JungKook recordaba muy pocas cosas de su madre, casi nada se podría decir, pero había una frase que siempre la relacionaba con ella, porque ella siempre se la repetía. Ten mucho cuidado con lo que desees, porque nunca sabes cuándo se hará realidad.

Desde que era muy pequeño la analizaba y aunque entendía toda su lógica, no encontraba el sentido de esas palabras, porque nada de lo que deseaba se volvía realidad, hasta ese momento en que su deseo por primera vez se concretó. 

—¿Qué dibujas? —preguntó el profesor con voz ronca y sin pedir permiso se sentó a su lado. 

JungKook no lo miró ni tampoco respondió inmediatamente, pero si pensó en que desde ese momento en adelante tenía que tener mucho cuidado con lo que deseaba. 

Misbehavior (JinKookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora