Temblaba por completo. De pies a cabeza.
Necesitaba reaccionar. Gritar lo más alto que pudiera para así recobrar la cordura. Su rabia al final lo había traicionado y se había vuelto oficialmente loco. Ahora ni su padre ni esa mujer tendrían que inventar excusas para internarlo o enviarlo a ese lugar lejano que habían acordado.
Era un loco de remate. Lunático, alucinando con una persona de la que ni siquiera sabía si pensaba en él, si lo recordaba o si incluso respiraba. Estaba totalmente desquiciado.
Pero en lugar de gritar para intentar, aunque fuese por unos segundos volver a la realidad, se derrumbó hasta que la nieve que cubría el piso de la azotea fue testigo de todas sus infinitas piezas rotas.
No podía seguir fingiendo que estaba bien porque no era así. Estaba quebrado en todas sus partes. No solo se sentía vulnerable, sino que también horrorizado. Como si sus uñas rasgaran la tierra suelta de un acantilado. Estaba a punto de caer. De ahogarse en aguas congeladas.
Al parecer había soportado suficiente. Había llegado a su límite y ahora solo debía soltarse. Ya no le quedaban fuerzas y lo hizo. Cayó en intensos sollozos que contrajeron su cuerpo. Claro que al hacerlo nunca imaginó que los brazos que lo sostenían si eran reales.
Darse cuenta de aquello lo hizo sentir aún más vulnerable y asustado.
¿Por qué solo en esos brazos podía permitirse ser ese adolescente indefenso y destruido que siempre ocultaba?
¿Por qué el dolor y las lágrimas que tan bien había contenido comenzaban ahora a desbordarlo?
En ese momento, con esa extraña certeza que jugueteaba en su estómago. Esa que decía que si era SeokJin. Que era tan real y tangible como la nieve que cubría la ciudad. Que era él. Que era su aroma y también su calor, no pudo detenerse. Muy en el fondo sabía que debía sentirse tranquilo, pero durante esos primeros minutos lo único que logró sentir fue una enorme angustia y dolor.
Sus sollozos no lograban aminorar.
SeokJin lo mantuvo cerca de él, acariciando su espalda con cariño y cuidado como si temiera lastimarlo o quebrarlo aún más. Permitió que JungKook se escondiera y aferrara a su cuerpo con toda la fuerza que quisiera, a pesar de lo doloroso que resultaba ser.
Después de una larga recuperación podía decir que sus heridas habían sanado, todas sus partes estaban donde debían estar y al fin tenía control total sobre su cuerpo, pero cuando el frío era extremo podía sentir como las uniones de sus huesos parecían desgarrar sus carnes y en ese preciso momento, mientras JungKook afianzaba el agarre en torno a él, sentía como todas sus cicatrices se abrían y volvían a sangrar.
—JungKook —susurró junto a su mejilla con voz ronca y cansada.
Y los sollozos de JungKook solo empeoraron. Ese arrullador sonido que tanto extrañaba llenó su pecho de una sensación de calidez que solo sentía cuando estaba cerca de él. Esa sensación de pertenencia, de protección, de cariño. Todas aquellas que creía perdidas resultaban ahora abismantes y sobrecogedoras.
JungKook llegó a la conclusión de que lo extrañaba mucho más de lo que él mismo había calculado. Aún desconocía o aún no podía ver la magnitud de sus sentimientos. Estaba en territorio desconocido. Ahora mucho más que antes.
—Te extrañé tanto, no tienes idea —balbuceó entre sollozos, aún con su rostro sumergido en la bufanda de lana—. Pensé que... pensé que no... —las lágrimas no lo dejaron continuar.
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Misbehavior (JinKookJin)
FanfictionEl profesor Kim SeokJin necesita un trabajo y el estudiante Jeon JungKook de alguien que le dé un poco de ese cariño que la vida le ha negado, así que, inesperadamente y arrastrados por las necesidades de ambos se hacen amigos, pero lo que nace entr...