Epílogo

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Varios meses después... 


Cuando el invierno ya se manifestaba en todo su esplendor; con nieve cubriendo todo a su paso, abrigadoras ropas de lana y frío rodeando todos los cuerpos, SeokJin y JungKook tuvieron una cita. Una real, con manos entrelazadas y besos mientras avanzaban por la ciudad. 

Ahora caminaban tranquilamente por una de las transitadas veredas de Seúl, observando como las vitrinas se iluminaban y como las luces de los postes de alta tensión comenzaban a encenderse a medida que la oscuridad nocturna los cubría poco a poco. 

En una esquina casi llegando al Seoul City Hall había una chica con una guitarra. Era pequeña, de largo cabello violeta e iba ataviada en muchísimas capas de ropa. Estaba cantando a cambio de algunas monedas. Aunque no necesitabas observarla en demasía para saber que realmente no lo hacía por un poco de dinero, sino porque simplemente amaba cantar. 

Se acercaron para escucharla, aproximándose unos pasos, observándola mientras ella cantaba con una dulce sonrisa en el rostro los versos de una canción de IU. 

Era, técnicamente, una de las canciones más nuevas de la cantante, pero la letra era hermosa. A JungKook le recordaba sus días de amistad, su primer beso y en como poco a poco su curiosidad sobre SeokJin se transformó en algo más. 

Cuando la chica terminó de cantar, la mayoría de los que se detuvieron a escucharla dejaron caer un par de monedas en la funda violeta de su guitarra y siguieron su camino, mientras ellos se quedaron ahí esperando una próxima canción. La mano de JungKook se encontraba enlazada a la de SeokJin en el bolsillo de su abrigo y no parecían preocuparse por nada de lo que ocurría a su alrededor más que la joven y desconocida cantante. 

En ese momento el teléfono de SeokJin sonó y para no interrumpir prefirió alejarse unos pasos dejando solo a JungKook que esperaba muy atento otra canción. 

—¿Estás enamorado? —le preguntó la joven, tan inesperadamente que a JungKook le tomó un momento comprender que la chica le hablaba a él. 

—¿Qué?

—Estás enamorado —repitió ella, pero ahora sonaba a afirmación. 

JungKook sonrió sintiendo como el rubor coloreaba sus mejillas. Esta vez no era por el viento frío que golpeaba su piel, sino que por algo muy lejano y contrario al hielo invernal.

—Sí. Tienes mirada de estar muy enamorado —opinó ella mientras deslizaba suavemente sus delgados dedos por las cuerdas de la guitarra—. La chica que tiene tu corazón es muy afortunada, ya quisiera yo que alguien me mirara con esos ojos de amor, además, eres muy guapo —agregó con una gracia tal que JungKook soltó una carcajada suave y juguetona. 

Ante esa afirmación, él negó con la cabeza.

—No hay ninguna afortunada —aclaró.

—¿No lo hay? —sus ojos muy pequeños se abrieron sorprendidos—. No lo creo, tus ojos dicen lo contrario. 

—Es un afortunado —confesó él. 

La chica alzó una ceja y sonrió sorprendida al percatarse del término masculino en aquella afirmación, pero luego sonrió mostrando todos sus dientes y aleteando emocionada sus largas pestañas. 

—¿Y es tan lindo como tú? —preguntó ella sin un ápice de coquetería en su voz.

JungKook negó, incapaz de borrar la sonrisa que se había pintado en su rostro al pensar en cómo debía responder a aquella pregunta.

Misbehavior (JinKookJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora