Capítulo 119. La decepción de Alana.

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Esa mañana iba a ser una más para Alana. Como siempre, se solía despertar con el precioso rostro de Laila en su cabeza. No podía quitárselo, ni quería. El hecho de pensar en la profesora como lo hacía, ayudaba a que se enfrentara un poco más animada a su día a día, puesto que era el único motivo por el que conseguía salir de la cama. 

Aún tardó unos minutos en levantarse. Se sentó en el borde de la cama y cogió el móvil para trastear un rato con él. Le gustaba estar al día con las noticias locales, pero ese día se arrepentiría de haberlo hecho. 

Nada más vio la primera noticia, el móvil se le resbaló de las manos mientras su corazón comenzó a desbocarse. 

Empezó a respirar con cierta dificultad, pero aún con todo, cogió el móvil del suelo y volvió a mirar la pantalla. Quería asegurarse que lo que acababan de ver sus ojos, no había sido producto de una pesadilla.

Alana estaba hiperventilando mientras era incapaz de quitar su mirada de la fotografía del artículo. Laura y Laila se estaban besando, además de la galerista posar su mano sobre la de Laila. No podía, ni quería, creerse lo que sus ojos estaban viendo. En ese preciso instante su corazón se había hecho añicos. Y no era para menos. 

Volvió a la cama con el móvil en la mano, mientras no podía dejar de llorar. Al principio se le dio por pensar que todo había sido culpa suya, por haberle pedido tiempo a Laila, pero luego tuvo claro que dicho tiempo era necesario para ambas si querían tener una posible relación que se basara en el respeto.

Lo que tenía muy claro era que el haber visto los labios de Laila pegados a los de la galerista, la había hundido más si cabía. Nunca se quiso imaginar esa escena en su cabeza, pero por desgracia, no hizo falta imaginársela. Además, el hecho de que Laila se hubiera hecho conocida, a ella le perjudicaba, porque siempre acabaría enterándose de con quién salía la joven. Por mucho que le doliera, esas fotografías no mentían, y Laila habría decidido olvidarse de ella y darle una oportunidad a Laura. Cuanto antes aceptara lo que había, antes podría seguir con su vida. Pero en ese momento era incapaz de pensar en nada más que no fuera Laila con Laura juntas. 

Cuando decidió ir al baño a lavarse el rostro, alguien tocó a la puerta. Era Raquel. Ésta ya había visto las fotografías de la profesora con su representante y decidió ir a ver a su amiga sin ninguna demora. Se olía cómo debía estar Alana, y no iba mal encaminada.

-Alana, cariño, ¿Cómo estás?- le dijo Raquel nada más la vio, y echándose a sus brazos al instante.

-Raquel…¿Las has visto? En la vida me imaginé sentir tanto dolor por un desamor, no pensé que doliera tanto, ésto es horrible, no se lo deseo a nadie - Alana se dejó abrazar por su amiga. Era justo lo que más necesitaba. 

-Claro que lo he visto. No me esperaba eso de Laila. No era tan buena como pensábamos, ella sabía cuáles eran tus sentimientos y le ha dado igual mostrarse con Laura públicamente. Si te soy sincera, no quiero ni verla.

-Raquel, fui yo la que le pidió tiempo. Y tú misma me dijiste que ese tiempo ella lo necesitaba para curarse, además, los enfermos de cáncer le dan el valor justo al tiempo, porque en algunos casos no saben el tiempo que les queda. 

-Tú misma lo has dicho, necesitaba tiempo para pensar en sí misma, pero le ha faltado tiempo para dejarse llevar con Laura, y encima sabiendo que ya es alguien público. Joder, yo misma te dije que no te dejaras llevar por todas las tonterías que se decían en la prensa. Pensaba que sus sentimientos hacia ti eran sinceros, pero quién sabe, quizás el hecho de ser ahora famosa, la ha hecho cambiar de forma de ser. En serio, prefiero no verla, porque como le diga a la cara lo que pienso de ella…Ahora mismo estoy muy enfadada, Alana. Tienes que quitártela de la cabeza. 

-Si fuera tan fácil hacerlo…Es el primer y último pensamiento que tengo en el día. Su angelical y precioso rostro en mi cabeza. Y ahora, viendo que está saliendo con Laura, debo dejar de pensar en ella como lo estaba haciendo hasta ahora. Sinceramente, no sé si voy a ser capaz ni de levantarme de la cama, ahora mismo soy un despojo humano. 

-Hoy pasaré el día contigo, tranquila. Ya mañana trabajas y por lo menos estarás ocupada. 

-Pero debes irte con tu familia. Igualmente te agradezco que hayas venido a verme. 

-No me iré. Hoy han hecho ya planes sin mí, así que tranquila. A no vaya ser que prefieras estar sola, que entonces sí me iré. 

-No, lo que menos quiero es quedarme sola. Estoy desesperada, Raquel.

Cuando Alana consiguió relajarse un poco, Raquel por fin la soltó. Ambas mujeres se dirigieron al salón y se sentaron bien juntas en el sofá. Raquel no quería dejar sola a su amiga porque ella sí sabía lo que era pasar por una decepción de ese calibre cuando era más joven, y le tocó pasarlo sola. Por lo menos la oncóloga estaría acompañada a lo largo de ese día. 

Cuando las dos mujeres seguían hablando sobre el tema, el móvil de Alana comenzó a sonar. Era la supervisora de Oncología. La oncóloga cogió la llamada, y estuvo unos minutos hablando con su jefa. Cuando colgó la llamada, se dirigió algo contrariada a Raquel.

-Raquel, el doctor Pardos está de baja, ha tenido un accidente y mi supervisora me ha pedido que me haga cargo esta semana de sus pacientes…

-Joder, lo siento por él. Espero que se recupere pronto.

-Creo que no has entendido por qué te lo he dicho. Esta semana le toca a Laila revisión…Me va a tocar a mí atenderla.

Raquel miró nerviosa a los ojos a su amiga, y deseó con todas sus fuerzas que fuera otro oncólogo el que pasara la consulta con Laila. No quería que su amiga tuviera que verla después del día que estaba pasando por su culpa. En realidad estaba enfurecida por ver a la profesora jugando con los sentimientos de su amiga, pero por mucho que le doliera ver a Alana mal, sabía que el hecho de que viera a Laila con otra mujer, haría que su amiga abriera los ojos y comenzara a verla como lo que era, una paciente más. Alana ya había sufrido mucho al lado de María y no quería que ahora lo hiciera por la profesora. 

Matices y colores (continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora