Capítulo 136. La confesión.

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Las dos mujeres se quedaron muy mal después de esa llamada, aunque ambas se habían alegrado mucho de oír la voz de la mujer que cada una amaba.

Al momento de colgar, Laila se arrepintió de cómo había tratado a la oncóloga. No lo había podido evitar y luego se sintió miserable. Odiaba dejarse llevar por sus impulsos y tratar de cualquier manera a la mujer que ella amaba. Mientras que Alana salió de la consulta como si se tratara de un fantasma. Las dos necesitaban hablar más, pero antes debían aclarar entre ellas muchas cosas.


Habían pasado casi dos meses hasta que la exposición de Laila en la galería Ágora de Nueva York estaba por llegar. En Sevilla se habían encargado de publicitar a su artista estrella, Laila Román, por todas las calles de la ciudad. La joven se mostraba visiblemente recuperada de la enfermedad y simplemente lucía espectacular en todas las fotos que salía en todo tipo de prensa. Todos los andaluces estaban orgullosos de la artista, y no era para menos.

Pero Laila seguía con el corazón hecho añicos. Sabía que nunca más se repondría. Ella solo quería y amaba a Alana, y ninguna otra mujer podría sustituirla. Ni el arte podía llenar el vacío que la oncóloga le había dejado.


Laura no podía más con el peso que llevaba encima de ver en esas condiciones a la artista. Tenía unos remordimientos que la estaban matando lentamente. Hasta que un día antes de viajar a Nueva York, la mujer tuvo la necesidad de ir al loft de Laila para decirle toda la verdad de cómo habían ocurrido las cosas con la oncóloga y con María, su ex novia. Además de ser sincera con ella con respecto a la fotografía del beso robado. Había llegado el momento de que Laila conociera la verdad de todo lo que rodeaba a Alana y a ella misma.

Laila estaba preparando la maleta cuando el timbre sonó, y cuando fue a abrir, le llamó la atención que Matiz ni hizo el ademán de ir con ella. A los segundos abrió la puerta y se quedó sorprendida de ver a Laura al otro lado de la puerta. Con razón Matiz ni se había inmutado de donde se encontraba.

-Hola Laura…¿Qué tal?-

-Bueno…¿Y tú? -preguntó la galerista con un tono de voz algo alterado - Imagino que estás ocupada, Laila.

-Estaba terminando la maleta. Nos vamos en unas horas como quien dice.

-Lo sé. Sólo que…Necesito hablar contigo - la galerista estaba algo desesperada por compartir con Laila la verdad. 

-¿Sobre?¿Algo está mal?¿La exposición se ha cancelado?

-No, no es nada de eso. El viaje a Nueva York sigue en pie. ¿Me dejas entrar, por favor?

-Sí, claro, pasa - la joven se echó a un lado para dejar entrar a la galerista. Ambas mujeres fueron directas al comedor.

-Laura, siéntate, por favor.

-No es necesario. Me gustaría ir al grano, y ser sincera contigo. ¿Te acuerdas cuando me preguntaste en nuestra última cena si yo tuve algo que ver con la foto que nos hicieron del beso?

Laila se tensó irremediablemente. Ya sabía por dónde iban los tiros y también sabía que iba a terminar más alterada de lo que ya estaba.

-Sí, por supuesto. El día de mi cumpleaños y de mi última cita con el doctor Pardos. Como para olvidarme…

-Pues bien…Algo sí tuve que ver…

-¿Qué?- preguntó Laila descompuesta.

-Verás…De la foto se encargó María, la ex novia de Alana.

-Joder Laura…No me lo puedo creer. ¿María está metida en todo ésto?¿Tú sabías lo de la foto entonces?- preguntó muy disgustada la joven, aunque ella ya intuía que la abogada tenía mucho que ver en todo eso.

-Me temo que sí, Laila. Algo sabía. María me dijo que ella haría por vernos a ti y a mí juntas y esas fotos acabaría viéndolas Alana. Sabes, María está obsesionada con Alana, la quiere sólo para ella, y cuando se enteró que había tenido algo contigo, debió de enloquecer o algo parecido.

Laila miraba a Laura sin pestañear. En ese momento fue entendiendo todo. Sólo que necesitaba saber todo el plan urdido por María, la ex de Alana. Laura siguió contándole lo sucedido.

-Laila…María me dijo que te dijera que Alana y ella habían vuelto.

-Entonces…¿Alana nunca volvió con María?

-No, Laila, a día de hoy me consta que Alana la sigue rechazando, aunque María la ha estado amenazando con contar por el hospital no sé qué. Lo siento. Me dejé llevar también por lo que yo sentía por ti. Eres una mujer única, y estoy muy enamorada de ti, pero me he dado cuenta que por mucho que yo haga, tú nunca vas a sentir por mí ni la mitad de lo que sientes por la oncóloga. Sé que te he hecho un daño irreparable, pero…Si puedo enmendarlo, por favor, dime qué debo de hacer y lo haré.

-Pero…Espera, ¿Todo este tiempo María ha estado amenazando a Alana de alguna manera? ¿Y qué quería contar por el hospital?

-Laila, eso mejor háblalo tú con Alana. Sólo ella puede explicarte lo que ha estado viviendo con María. Yo ahí ya me pierdo. Lo que está claro es que Alana bebía los vientos por ti, y María se debió de enterar, por lo que ha hecho todo lo posible para que vosotras no estéis juntas.

Laila no se creía lo que acababa de oír de boca de la galerista. ¿Cómo podía haberle mentido de esa manera? ¿Y haber participado en un plan tan diabólico? Laila se bloqueó literalmente durante unos minutos. Hasta que luego consiguió reaccionar y terminó echando de su casa a la galerista. En ese instante no la quería ver ni en pintura. Y no era para menos.

Esperó un tiempo prudencial y cuando por fin fue consciente de todo lo que había ocurrido esos meses atrás, cogió las llaves y se fue corriendo a casa de doña Pilar. Necesitaba desahogarse con ella para que la anciana le dijera qué debía hacer y cómo podía arreglar las cosas con la oncóloga. Le debía una disculpa a Alana por cómo la había tratado cuando hablaron por última vez por teléfono y por fin estaba dispuesta a abrirle su corazón a la única mujer que había amado y que seguía amando. Y para colmo María había estado chantajeando con algo a Alana, pero…¿Qué era ese algo con lo que tenía la abogada atada de pies y manos a la oncóloga? Necesitaba descubrirlo cuánto antes. Y sabía que sólo lo haría si hablaba con Alana.

Matices y colores (continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora