Capítulo 126.

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Cuando Laila e Isabel se metieron en el coche, ésta aún esperó a ponerlo en marcha para dirigirse a la artista. Debía pensar en cómo iba a encaminar la conversación que quería tener con su amiga. Por lo que había intuido, Laila estaba muy sensible y debía tenerlo en cuenta.

-Laila…¿Qué pasa?¿Por qué Alana dijo que preferías ser atendida por el doctor Pardos? Cuando ella dijo eso, me quedé algo descolocada. 

Laila estaba muy nerviosa. Tanto que le costaba mirar a su amiga. Además, no estaba en condiciones de tener que soportar una reprimenda por parte de ésta.

-Laila…

-Sí, yo le dije eso a Alana. 

-¿Y por qué le soltaste eso?¿Acaso lo sientes de verdad?¿ No te gusta que te atienda ella?

-Isa, no me entiendes. No es eso, claro que me gusta que me atienda ella. Pero si me pidió tiempo, como comprenderás me duele verla y no tenerla o no estar con ella. Para eso prefiero no verla. Es la única manera que tengo de seguir con mi vida. Si la veo, se me remueve todo y me estanco, no avanzo. Me resulta quizás más duro el verla que la misma enfermedad. Yo quiero estar con ella…

-Laila, cariño…Es que ella sólo te pidió tiempo. En realidad tiene razón, es normal que quiera hacer las cosas bien.  Dejáis de tener una relación de médico- paciente y tú ya estarás curada… Tendríais las dos vía libre para salir juntas sin que nada ni nadie os moleste.

-Lo sé, pero para mí el tiempo es relativo. 

-También sé eso. Pero además, yo no sé de dónde sacas las fuerzas para estar en el instituto y por las tardes pintar lo que te han encargado, estando enferma como estás. 

-Tiene razón Alana, debería bajar el ritmo. Ahora que está yendo todo bien, no puedo cagarla y empeorar. Quizás intente reducirme las horas en el instituto, y pintar…Me lo tomaré con tranquilidad. 

-Me parece muy buena decisión. Cuando te cures, ya lo darás todo si es necesario. Además…¿Te ha dicho algo Laura de exponer fuera?¿Te lo ha confirmado? 

-Todavía no, pero yo confío en que me lo va a confirmar en nada. Confío en mis posibilidades y en mí. 

-Lo sé. Ya estás casi en la cima, ahora no vas a bajar. Es más, vas a seguir escalando. Lo tuyo es increíble. Normal que llegues tan alto…

-Gracias Isa, podré llegar alto profesionalmente, pero en cuanto a lo personal…No sé hacer bien las cosas. 

-¿A qué te refieres con eso?

-Hoy en la consulta, cuando tú saliste a atender esa llamada y me quedé a solas con Alana, la cagué. Como también la cagué con la maldita foto del beso de Laura.

-Con lo del beso, sí pienso que metiste la pata. Aunque si fue un beso de unos segundos y robado…Pero claro, eso Alana no lo sabe. Además se os ve muy felices a las dos en el resto de las fotos, y muy juntas. Es que parece todo hecho a medida…Sigo pensando que Laura tuvo algo que ver con todo lo que ocurrió esa noche. Si ella te intentó besar, es porque le gustas. Quizás llamó ella misma a algún periodista y así inmortalizar el dichoso beso. 

-No sé qué pensar. Al final no le he preguntado. Necesito que siga representándome, y me temo que si le digo algo, ella quiera alejarse.

-Eso tú misma, Laila, pero al final no todo vale. Es mejor que le dejes las cosas bien claras a Laura para que no vuelva a intentar nada más contigo. Y con Alana,¿Qué pasó cuando me fui?

-Pasó que la intenté besar…

-¿Qué?¿En serio? Tú estás loca…Pero me encanta que seas tan decidida y siempre vayas a por lo que quieres. Así eres tú. 

-Isa, Alana me rechazó.

-Ah, vaya…Claro, si lo piensas, la fuiste a besar en su consulta y si además vio la foto, creo que es normal su respuesta. ¿Te dijo por qué lo hizo?

-No, porque justo apareciste tú. Pero ella, antes de eso, me dijo que se alegraba de que me fueran bien las cosas tanto en lo profesional como en lo personal. Y eso me dolió. Debe pensar que estoy con Laura…

-Claro, como lo pensamos todos, Laila. 

-Ya…Joder, me he quedado mal ahora mismo. Cuánto me gustaría estar con ella…

-Pero ahora mismo eso no es viable. Lo que no debes tirar la toalla. Por lo pronto te ha dado muy buenas noticias. Laila, cuando te cures, tenemos que celebrarlo. Vaya camino estamos recorriendo a tu lado…

-Os lo agradezco mucho. Si hoy tengo que venir y entrar sola en la consulta, creo que no hubiera entrado. Vaya sorpresa cuando vi que la cita la tendría con Alana. ¿A que estaba guapísima?

-Sí, Laila, ella es una mujer muy guapa, acorde a ti, claro está - le dijo Isabel a Laila, con una medio sonrisa. Su amiga estaba enamorada hasta la médula de su oncóloga, y el verla de esa manera, le hizo sonreír. 

-Para mí, es la mujer más guapa del mundo. No puedo evitarlo, estoy muy enamorada. Y estoy segura que si saliéramos juntas, sería el no va más. 

-Lo sé. De momento, céntrate en esas dos quimios que te deben de faltar, luego en que te diga tu oncólogo o Alana que estás curada, y luego ya veremos. 

-No, no son dos quimios, son dos ciclos. Y no veo el momento de que todo ésto termine. Se me está haciendo muy largo, si te soy sincera.

-Lo sé, pero juntas lo vamos a conseguir. Nos queda casi la recta final, Laila.

Isabel puso la palma de su mano derecha sobre el muslo izquierdo de Laila. Quiso tranquilizarla y con ello hacerle ver que lo que quedaba de la enfermedad, en ningún momento la iban a dejar sola. Por lo que sería más llevadero para Laila. Isabel estaba muy orgullosa de su amiga, porque tenía razón Alana, a la profesora le sobraba actitud a la hora de luchar contra la enfermedad, y sabía, como había dicho la oncóloga, que gracias a ser como era, iba a terminar superando la enfermedad. También estaba feliz de que Laila fuera tan buena en la pintura, porque había sabido apoyarse en lo que más le gustaba hacer para no decaer en cualquier momento y dejarse llevar por la incertidumbre de si terminaría curándose o no. 

Isabel acercó a Laila a su casa, y como la vio muy desanimada al haber sido atendida por Alana, decidió que esa tarde se quedaría con Matiz y ella en su casa. 

Matices y colores (continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora