Capítulo 150.

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Alana no se quedó atrás. Estaba tan sobreexcitada que no sabía cómo enfrentarse a un momento tan maravilloso como era tener un orgasmo provocado por la increíble mujer que tenía encima de ella. Nada le podía producir más placer que hacer el amor con la profesora. Sin más demora, ella también tocó el cielo y su cuerpo respondió con cierto salvajismo al recibir un placer de ese calibre. 

-Joder…Ésto es increíble…Laila…Increíble - consiguió decir Alana a la profesora con sus labios pegados a los de la joven y entrelazando sus dedos con los de Laila - En la vida he vivido algo que esté a la altura de lo que acabamos de compartir tú y yo. ¿Cómo otra persona te puede hacer vivir y experimentar momentos tan maravillosos y únicos?

-Alana, hemos vivido exactamente lo mismo. Será que estamos destinadas la una a la otra. Nunca viví nada igual.

-Me alegro, porque a partir de ahora me voy a esforzar tanto para que sólo vivas estos momentos conmigo. Ni por asomo quiero que los vivas con otra mujer. 

-Cariño, lo que tenemos tú y yo es algo único. Nadie me va a hacer sentir lo que tú me haces sentir. Eres la mujer de mi vida, Alana. Y no sabes la felicidad que siento ahora mismo de que hayas decidido ser valiente y venir a Nueva York para acompañarme. Sabes que era mi sueño desde pequeña, y aquí estás, conmigo…No puedo pedirle más a la vida. Tengo todo lo que necesito.

-Al final, todo se puso en su sitio, Laila. Laura actuó como debía. Sólo tenía que reconocer que tú no sentías nada por ella, entonces debía aceptarlo y dejarnos ser felices. No puede ni debe forzar las cosas. Además, es una mujer muy completa, puede ser feliz con otra mujer, de eso estoy segura. 

-Lo sé, a mí personalmente aún me cuesta aceptar sus disculpas, porque si no hubiera hecho lo que hizo con tu ex, llevaríamos mucho tiempo juntas. Pero bueno, prefiero no mirar más para atrás. Lo hecho, hecho está, y ya no podemos cambiar nada. 

-Laila, centrémonos en el presente como te dije antes. Ahora estamos juntas. Yo he pasado unos meses para olvidar, hasta tuve que reducirme las horas de trabajo por el acoso y derribo de María, y por tu ausencia. No podía con todo eso. Tenía mucho miedo de que mi ex dijera en el hospital que yo estaba liada con mi paciente. Joder, me daba pavor perder el trabajo. Pero ahora me he dado cuenta que no sólo quiero que me vaya bien laboralmente, sabes, te necesito en mi vida para ser feliz completamente. A tu lado todo es más llevadero. No todo es trabajar y trabajar. Me has hecho ver la vida de otra manera, ya te lo dije antes.

-Me alegro entonces que hayas cambiado eso. Y por cierto, ¿Qué pasó exactamente cuando tú ex te fue a ver a casa?

-Ella vino a casa cuando vio tu rueda de prensa. Vino como una loca a pedirme explicaciones, pero yo tenía clarísimo que iba a luchar por lo nuestro. Así que le dije que tuviera cuidado con decir algo en el hospital porque yo la denunciaría a ella, y sé lo importante que es para María ser una abogada reconocida. Al final me insultó y terminé por cerrarle la puerta en sus narices. No pienso tolerarle más sus malas formas, su acoso y su maltrato. Se terminó, Laila. No la quiero en mi vida. Bendito el día que te vi por primera vez en mi consulta. María era oscuridad y tú eres luz. Es que sois completamente diferentes. 

-Estoy orgullosa de ti, Alana. Me puedo imaginar lo difícil que es salir de una relación de ese tipo. Esa mujer no te merecía. No te supo valorar ni te cuidó. Desde luego muy inteligente no era. Por cierto, descubrí que fue ella la que compró tu fotografía. Sabes… La noche de mi cumpleaños, cené con Laura y me soltó que tú habías vuelto con tu ex. Me sorprendió que Laura conociera a tu ex, quise saber pero luego me eché para atrás y le dije que me marchaba. Yo me alteré mucho, no podía creérmelo, y sin pensarlo, me dirigí a tu casa. Justo vi salir a tu ex del portal, y enseguida la reconocí como la mujer que compró tu fotografía en la galería de Laura. Me quedé fatal cuando até cabos. 

-Laila, si no te hubiera conocido, quién sabe si ahora seguiría con ella. En realidad he sacado la valentía gracias a ti. De sólo pensar en seguir a su lado, me dan escalofríos. Y lo siento…Pero vino a lo de siempre, a obligarme a que volviera con ella hablándome mal de ti. Siempre quiere salirse con la suya, sin importarle los demás. 

-No digas eso, eres una mujer que vale muchísimo y tarde o temprano ibas a terminar por dejar esa relación. Tú no pegabas nada con esa mujer. Siento que hayas tenido que aguantar a alguien como ella…

-En eso te doy la razón, pero…En algo sí pegábamos. Cara a la galería hacíamos una pareja perfecta. Pero claro, en casa nadie sabe lo que he vivido al lado de María. Sólo Raquel sabía cómo era la verdadera María. A ella no le gustaba nada, pero me respetaba y callaba. Al final, cuando apareciste en mi vida, Raquel comenzó a hacerme ver cómo era María y como eras tú. 

-¿Ah, sí? ¿Y yo le gusto para ti, Alana?- le dijo la profesora a la oncóloga de forma coqueta y seductora. 

-¿Tú? Tú le encantas. Piensa que hacemos una pareja muy bonita. Ella te ve preciosa, al igual que hago yo. 

-¿Y no piensas que la hacemos, Alana? Tú sí eres una mujer preciosa…Y mira que yo entiendo de belleza. 

-Gracias cariño, pienso que hacemos una pareja perfecta. Estamos hechas la una para la otra. No me cabe la menor duda de eso. Y por cierto…No sé tú, pero yo quiero ser tu novia, necesito saber que estamos juntas, y que te voy a ver todos los días. Hemos perdido mucho tiempo que no vamos a recuperar, así que quiero disfrutar y vivir el tiempo que me queda a tu lado. ¿Qué piensas al respecto?

-¿Eso quieres?¿Verme todos los días? 

-Eso quiero…Mi amor…No me quiero separar de tu lado y quiero poder decir que soy la novia de Laila Román, la chica más guapa del mundo entero, la mejor artista y la mujer más espectacular de todas.

Laila estaba en el mismísimo paraíso con la mujer que se encontraba debajo de ella. Se limitó a sonreírle mostrando a Alana una perfecta y resplandeciente sonrisa, para luego terminar abrazando a la oncóloga. Ambas mujeres se fundieron en un abrazo que pareció eterno, para dejar sus mentes en blanco y relajarse una con la otra, y para sonreír a la vida,a partir de ese momento, siempre juntas y muy unidas. No cabía duda de que estaban hechas la una para la otra. 

Matices y colores (continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora