Capítulo dieciocho

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Viernes 09 de junio de 2023

Dos meses han pasado desde que vi por última vez a la chica con nombre de flor.

El ciclo escolar había acabado oficialmente.

Lucas y Kenia seguían con su romance juvenil.

Juli para sorpresa de muchos ya tenía un nuevo galán del cual hablaré más adelante.

Y yo seguía con esa tranquilidad de estar enfocado en mí.

Hoy era el cumpleaños de Lucas y me emocionaba la idea de tener una reunión en su casa. Aunque ya la había conocido.

Fue un mes atrás cuando me invitó a comer junto a Juli y Kenia.

Aquel día fue muy bueno, pude conocer su casa (la cual era un departamento), su familia, sus mascotas.

La invitación surgió de la nada, Lucas tenía ganas de que conociéramos un poco de su entorno y qué mejor que invitarnos a comer en su hogar.

Su madre y sus dos hermanas eran agradables, no tenían el mismo humos que Lucas, pero aun así eran divertidas y en general eran buenas personas.

El padre de la casa se encontraba trabajando, por lo que no lo pude ver hasta el final de la reunión.

Me fui con buena sensación aquel día, pero no sé compararía con lo que viviría el día de hoy.

La cita fue a la una y llegaba con todo el entusiasmo.

Al tocar el timbre del departamento me contestaba una voz de un chico que estaba seguro no era mi amigo.

Bajó a abrirme y era un tipo alto, güero, de pelo rosa que parecía ser un amigo de Lucas o algo así

Charlamos un rato en lo que llegábamos a la puerta y al parecer era el primero en llegar, solo que encontraba la mamá de mi amigo.

Me invitaron a tomar asiento en lo que Lucas llegaba, había ido a la casa de Kenia para recogerla, ya no tardaban en llegar.

Juli aparentemente llegaría un poco tarde.

Pasaron como quince minutos y por fin aparecía el cumpleañero.

Lo felicité, saludé a mi amiga y después nos estábamos poniendo de acuerdo para ir a la tienda y ver qué compraríamos.

Los cuatro íbamos saliendo del departamento cuando apareció Juli acompañada de su hermana.

Como ya era costumbre, me reservaba las ganas de expresarle mi cariño a la chica con nombre de flor, así que no trataba de emocionarme, aunque por dentro estaba muriendo de felicidad.

–Hola Juli, hola Dalia.

Las saludaba al igual que todos los demás.

–Que milagro Dalia– le decía mientras caminábamos a la tienda.

–Pues eso digo Saúl, ya ni contestas los mensajes.

–¿Yo? Tu eres la que ya no contesta.

–Lo sé, lo siento.

–No hay falla.

Seguíamos la plática y todo fluía como si fuera nos hubiéramos visto ayer.

Regresábamos de la tienda ya con refresco, alcohol y frituras. Así de básico suele ser una reunión de cumpleaños universitaria.

Por cierto, no solo estábamos nosotros. Llegaron también dos personas más: Brayan, que era un amigo de Lucas que conocía desde la preparatoria, y Judith que era su exnovia de hace tiempo y que hoy en día eran buenos amigos.

Y si, ustedes pensaran que era incómodo estar en la misma mesa con la novia y con la ex, pero al parecer Kenia no le tomó importancia al igual que Lucas, o eso parecía.

En la reunión también estaría la hermana menor de Lucas, Esme.

Así que éramos 8 jóvenes esperando pasar un buen rato.

Me encontraba sentado al lado de Dalia y Juli.

Y pensaran que era mi oportunidad para poder ligarme a la chica con nombre de flor, pero no fue así.

Trataba de pensar que no estaba al lado mío para no hacerle plática.

El hecho de que todavía veía el cartel en su frente que decía "ella está prohibida" me frenaba por completo, hacía todo muy difícil.

Pero bueno, Lucas era un chico de muchas fiestas así que ya era experto en ese terreno, propuso un juego con una baraja de póker que sacó de su habitación.

Cada uno sacaría una carta al azar y dependiendo la carta iba a ser lo que se jugaría.

Por ejemplo, si yo sacaba un cinco cualquiera, el juego sería decir una palabra al azar y la siguiente persona tenía que repetir la palabra y agregar otra y así sucesivamente hasta que se formara una historia.

Obviamente por cada numero en las cartas iba a ser un juego distinto.

El juego como tal acababa hasta que salían los cuatro reyes de la baraja y el que perdiera en cada juego, como castigo se tomaría un shot de alcohol.

Era simple la dinámica.

Todo empezaba bien, nos reíamos en cada juego, el ambiente era muy divertido.

Para ser mi primera reunión universitaria no estaba tan mal.

Eso hasta saliera un juego donde tendría una gran oportunidad.

Mi Bella InquietudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora