Capítulo veinticinco

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Sábado 19 de agosto de 2023

Tocando el tema del recinto, entrar a la Arena Ciudad de México era otra onda.

Estaba grandísimo el lugar.

Al entrar, podía ver como muchas personas de la religión pasaban por los pasillos, incluso alguno de ellos se acercó a nosotros y nos saludó. El padre de Dalia me presentó con él y me agradeció por haber venido.

Me sentía muy a gusto, nos dirigíamos a nuestros asientos y al ver las gradas estaban casi repletas, sin problema podíamos ser más de diez mil personas.

Saludé a la madre de mi amiga que estaba apartando los lugares y por fin nos sentamos.

Por cierto ¿y mi amiga?

–Dalia ¿y Juli?

–Está haciendo como un servicio comunitario, ahorita llega.

La dinámica era la siguiente:

Cada año se reunían las personas de esta religión a un evento en el cual se trataría un tema en común, el de este año era la paciencia.

Diversos oradores pasaban a enfrente a dar reflexiones sobre este tema e incluso se apoyaban de ciertos videos que llegaban a pasar en las pantallas.

Además, hubo cantos. Cantos en los cuales guardé silencio y ponía atención a la voz de Dalia.

Cuando cantaba no lo hacía con su voz normal, la agudizaba para hacerlo más hermoso.

Supongo que es porque estaba enamorado, pero el cerrar los ojos y escucharla solo a ella, era de verdad glorioso.

Pero bueno, hubo un par de pausas en las que fuimos al baño y recorríamos el lugar, siempre pegado a Dalia.

La reunión acabaría como a las cinco y nos disponíamos a partir.

–Oigan oigan esperen – decía Dalia mientras se detenía. –Hay que tomarnos una foto juntos en aquel lugar.

Todos aceptaron y yo no estaba tan seguro de salir en ella. Tenía mucha confianza con ellos, pero salir en una foto familiar es ya de otro nivel.

Dalia fue a decirle a alguien que iba pasando si nos podía tomar la foto y aceptó.

–Saúl, vas en la orilla para que te podamos recortar.

No hacía falta que me dijera, obvio tenía que estar en la orilla.

–No he cierto Saúl, ¿cómo crees? Ven.

Dalia quedaba en la orilla mientras me tomaba del hombro.

La foto estaba tomada y quedaría para el recuerdo.

Nos dirigíamos a la salida y los acompañé a los autobuses en los que habían llegado.

Yo me iría en metro así que nuestros caminos se separaban.

–Muchas gracias por hacer el esfuerzo de venir Saúl, de verdad que eres una gran persona.

–No hay de que Dalia, me llamó la atención venir y pues no me arrepiento, estuvo muy padre.

Los dos sonreíamos mientras la hora de que subieran al autobús llegaba.

Me despedí de todos, de los señores y de mi amiga Juli los cuales también me agradecieron por venir.

–Nos vemos Dalia, cuídate mucho.

–Espera, ten esto.

Me dio un papelito doblado el cual no sabía su mensaje.

La vi entrar al autobús y me iba a mi casa más que contento.

Los nervios de saber qué era lo que decía el papel me inundaban.

Muchas cosas pasaron por mi mente, pero estando ya en un vagón del metro me di cuenta de que si no lo abría me iba a ir muy inquieto en el camino así que decidí ver qué decía.

"Muchas gracias por venir Saúl" acompañado de estrellitas.

Bueno, no era una especie de declaración, pero aun así me encantó.

Llegué a casa a comer, a ver un partido de futbol y después de eso subía a mi cuarto a analizar lo que había pasado el día de hoy.

Okey, tenía solo una cosa en mente: confesármele si o si a Dalia lo antes posible.

El hecho de haber estado tan cerca de ella en todo el día y no poder decirle la verdad era algo que me mataba.

"No se si sea buen momento para decirle lo que siento por ella, todavía es muy reciente lo de su exnovio"

"Pero es que ya no puedo aguantar más tiempo"

"¿Será que le diga todo por un mensaje de audio ahorita mismo?"

"No no, mejor hay que esperar hasta mañana"

"Pero qué digo, no seas un niñato, ¿dónde estoy, en secundaria?

Obvio tenía que encarar este asunto de frente.

Empezaba a tener un episodio de ansiedad y mis pensamientos seguían y seguían.

La decisión estaba tomada después de varios minutos.

Tenía que verla lo antes posible, porque ya sabía que en toda la semana la tendría en la mente y es horrible cuando eso pasa.

Así que no había más que invitarla a verme jugar el próximo sábado.

Había dos opciones.

Uno, invitaría solo a Dalia, iría por ella a su casa, después dirigirnos al partido y confesármele ya que estuviéramos de regreso. O dos, en caso de que sus padres no la dejaran ir sola invitaría también a Juli, además de mi hermana menor Tiny para que entre ellas dos hicieran plática y nos dejaran a Dalia y a mi solos.

Perfecto, solo habría que comentarle este plan a mi amiga para saber su opinión y cuadrar todo.

Lo que no sabía en todo esto es que el ex de Dalia vendría a echar todo a perder.

Mi Bella InquietudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora