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"With my head on your shoulder"

Los rayos del sol dieron justo en la cara de la pelinegra. Se estiró en la cama, soltando un bostezo y haciendo puños con sus manos. Flexionó sus brazos y luego los estiró.
Abrió los ojos con suavidad luego del bostezo, observando la habitación suya y de su esposa.
Se movió hacia la izquierda, posicionó sus manos bajo su almohada y suspiró al verla a ella.

Victoria dormía profundamente, mientras Nina se dedicaba a observar cada una de sus facciones, quedando más enamorada. Cada día que pasaba su atracción hacia ella aumentaba más. Se sentía completa a su lado, completamente a salvo.
De pronto ella abrió los ojos, los ojos marrones vieron despertar a los ojos azules más perfectos que vió en su vida.

---Buen dia, baby. --- Su voz estaba rasposa y  su mujer sonrió a penas la oyó hablar.

---Buenos días, puertorriqueña boba. --- Las dos rieron y juntaron sus labios en un suave y cálido beso.

Al separar sus bocas, unieron sus frentes y frotaron sus narices, simplemente deleitándose con la presencia de la otra.
Todo estaba en silencio y no creían necesitar nada más.
Para la sorpresa de ambas, un golpesito sonó en la puerta de la habitación de las casadas, haciéndolas separarse más para mirar hacia la puerta blanca.

---Mamis, tengo hambre. --- Exclamó una vocesita inocente desde el otro lado de la puerta.

Ramírez miró a su esposa con un puchero, tras escuchar las palabras del dulce niño.

El sudor comenzó a correr por la piel blanca de Nina, quien se despertó frenéticamente de aquel sueño.
Se sentó en la cama con rapidez y su mano viajó a su pecho, tomando muchísimo aire.

---¡Mierda, mierda, mierda! --- Se quejó al ver demasiada luz entrar por su ventana, señal de que iba a llegar tarde.

Tendría tiempo para analizar el sueño luego, seguramente Amelia podría decirle el significado. Pero en ese momento se dedicó a correr.
Buscó la prenda más cómoda pero linda de su closet, la tomó y se cambió, tirando sus pijamas a cualquier parte del cuarto.

Salió ya cambiada al baño, lavó sus dientes y se lavó el rostro. Luego bajó las escaleras, logrando visualizar a su hermano comiendo unos waffles con miel y leyendo su revista favorita.
La cabeza de Nina se inclinó hacia un lado debido a la curiosidad.

---¿Te cocinaste unos waffles tu solo? --- Los señaló para luego ir a la heladera por algo rápido que pudiera comer en el auto.

Mientras inspeccionaba la nevera, casi metiéndose dentro de ella, su hermano respondía a su pregunta.

---Por las noches suelo ver programas de cocina para conciliar el sueño. --- Se encogió de hombros mientras le daba un buen mordisco a su desayuno.

---¡École! --- Festejó ella una vez que encontró un yogurt griego. Lo sacó con ayuda de su mano izquierda y luego cerró la heladera. ---Eres un genio, Erick. --- Se acercó con una sonrisa y depositó un beso en la cabeza del rubio. ---Te amo pero debo ir al trabajo. --- El niño sonrió y asintió con su cabeza. ---Mamá vendrá pronto, hoy no trabaja, seguro está durmiendo en la casa de su amiga. --- Lo calmó y luego fue por su bolsa.

Una vez que tenía todo volvió a la cocina. Abrazó fuerte a su hermano menor, después lo llenó de besos y cosquillas, provocándole incontrolables risas.

---¡Te amo! --- Y con esa frase se despidió mientras salía por la puerta.

Al encender su auto, la radio se prendió automáticamente, haciendo sonar una de las canciones del álbum más reciente de Victoria. Con esa melodía sonrió y un rubor creció en sus mejillas al recordar el penoso sueño que había tenido.
Se mordió el labio y se dispuso a manejar rumbo a su trabajo.

Babysitters - Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora