VENTOTTO.

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Llegar al segundo piso de la cabaña fue una odisea para los esposos, la ropa del doncel había sido retirada hace rato ya, cuando las apresuradas manos del ruso morían por tocar cada rincón de la suave piel de Tae, pueden acaso culpar a Jungkook?



El frío de la noche era opacado por el fuego ardiente de sus cuerpos y sus corazones, ellos, jefes de la mafia, enemigos y amantes, esposos separados por decisiones erróneas, en ese momento no pensaron en nada más que solo el anhelo de unirse y fundirse uno con el otro.



Los besos de Jungkook eran suaves, delicados y tiernos, los labios del doncel estaban rosaceos y gruesos, más de lo habitual, por el uso prolongado de su esposo que los había utilizado, el largo cuello blanquecino del pequeño ahora era adornado por manchas rosas pintadas por el alto y la piel de su cuerpo estaba encrispada por las caricias dadas por el contrario.





Eso era hacer el amor.




Hacerlo como aquella primera noche donde unieron sus almas, sin darse cuenta a su vez que sería la única.



La cama recibió al doncel cuando cayó de espaldas a ella mientras el ruso se posaba encima de él solo con el boxer Calvin Klein negro que lo cubría, pero eso no evito que diera una suave embestida que rozo el pequeño miembro de Tae y le sacara un leve gemido por la fricción provocada, esa noche era el reencuentro de esas dos almas separadas.




Taehyung jadeaba cada vez más fuerte al sentir a Jungkook bajar por su pecho y morder levemente sus pezones de manera intercalada, trataba de arquear su cuerpo pero las manos fuertes del alto lo mantenian en su lugar mientras seguía repartiendo besos, lamidas y mordidas ahora por su abdomen hasta llegar al paraíso prometido, su paraíso.



La lengua de Jungkook se abrió paso en su tierna hendidura para dar movimientos tortuosamente lentos que poco a poco lograron su cometido de extenderla para poder ingresar su miembro que había sido liberado de la ropa interior mientras mantenía ocupada su boca en el doncel.



Las manos ascendieron por los costados de Taehyung recorriendo su piel como si se tratara de la más fina tela que con el más brusco toque se podría romper, llegaron hasta las contrarias para entrelazarse por encima de la cabeza de ambos cuando, sin necesidad de ayuda el miembro de Jungkook ingreso en el tibio y delicioso interior del doncel.




-kook-
Susurro tan bajito el doncel que si no tuviera su boca a la altura de la oreja de Jungkook, este no lo hubiera escuchado.









Arte... La más fina y desastrosa obra de arte, así lo vio el ruso.








Kim Taehyung yacía debajo del gran cuerpo de su esposo, sus cabellos rubios esparcidos por la almohada, su hermoso rostro estaba más brillante por el sudor emanado de él, sus mejillas rosadas eran un perfecto contraste con su piel perlada, el labio inferior apresado entre sus dientes permanecía, evitando el grito de placer que quiso salir de su boca cuando Jungkook llegó hasta lo más interior de él.







Se convirtieron en uno cuando sus miradas chocaron y las embestidas empezaron.







- Tae... Mi Tae... Oh Dios... te extrañe-
Eran las palabras emitidas por Jungkook acompañadas con penetraciones cada vez más rápidas y profundas.


- ah... Kook... Si, mi amor... Jungkook... Amor...-
Susurraba el doncel en el oido del mayor. Cada embestida era recibida con gozo y placer, las caderas del pequeño iba al encuentro de las penetraciones que le daba Jungkook.
-Kook...-




Erede Mafioso. 💚KOOKV💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora