Leyendas Pokémon: Arceus

Capítulo VI: La Gran Catástrofe. Parte I: La Antigua Aldea Oculta

Cuando aún era de madrugada, por toda la villa, se escucharon fuertes gritos de terror que despertaron a Itachi, el cual se vistió y salió a revisar, vislumbrando algo que no creyó haber visto ni en sus peores pesadillas: el cielo se había vuelto rojo como la sangre y la distorsión espacio-temporal del Monte Tengan había crecido mucho, tanto que cualquier cosa fea podría salir de ahí.

Ni corto ni perezoso, nuestro héroe despertó a Akari y a Laventon y les mostró ese terrible panorama, horrorizándolos también.

—¡¿Pero qué está pasando aquí?! —demandó saber la peliazul—. ¡Se supone que ya la distorsión se había encogido después de calmar a Avalugg! ¡¿Cómo es que pudo pasar todo esto?!

—¡Me encuentro en las mismas que tú, Akari! —respondió el chico caído del cielo— ¡Es como si todos nuestros esfuerzos no hubiesen servido para nada!

—¡Hay que contarles al General y a la Capitana sobre esto para ver qué podemos hacer! —les indicó el Profesor—. ¡Y rápido!

Nuestros héroes se dirigieron a la Base Galáctica, donde el General Kamado y la Capitana Shimaboshi estaban conversando seriamente sobre la situación actual, hasta que fueron interrumpidos por su entrada tan repentina.

—Chicos, acaban de cogernos en un muy mal momento —les reclamó Shimaboshi, pero Itachi negó con la cabeza— ¡No! ¡Yo digo que es el mejor momento! ¡La distorsión espacio-temporal hizo que el cielo se pusiera raro y creemos que puede ser el presagio de una gran catástrofe! ¡¿Qué debemos hacer ahora?!

El General se cruzó de brazos y respondió— Hm, la Gran Catástrofe ya está ocurriendo. He recibido reportes sin descanso. Distorsiones espacio-temporales se están abriendo por toda Hisui y Pokémon de diferentes épocas han empezado a destruir las zonas que supuestamente salvamos. Está claro que solo hay unos responsables —señaló a nuestros héroes con una mirada enojada—. Y son ustedes tres. Está claro que Melli tenía razón. Al calmar a los Pokémon Reyes, ustedes violaron la voluntad de ese supuesto Gran Sinnoh, provocando que él quisiese descargar su ira contra esta región... —se sobó las sienes— Y que todo nuestro trabajo duro se fuera por el hoyo para hacer nuestras necesidades.

Tratando de evitar un resultado terrible para ellos, Akari le dijo— ¡General, nosotros no...!

—¡Silencio! —la interrumpió—. Ustedes perturbaron la vida, la paz y la tranquilidad de todos en Villa Kotobuki y en Hisui. Y, ahora, deberán pagar las consecuencias.

—¡No! —exclamó Itachi—. ¡No se atreva a meter a Akari y a Laventon en esto! ¡Castígueme solo a mí, pero a ellos los va a dejar en paz!

—¡Itachi, ¿qué crees que estás haciendo?! —le reclamó Laventon, pero el General solo lo ignoró y dijo— Hm, defender a tus compañeros. Ese es un acto bastante noble. Qué mal que la nobleza no te va a ayudar —se puso firme—. ¡Itachi, por la presente, quedas expulsado del Equipo Galáctico y estás condenado al exilio de Villa Kotobuki! Shimaboshi, llévatelo a la Base de la Llanura. Ya no quiero verlo por aquí.

—Como ordene, General —dijo Shimaboshi

Antes de salir de la Base Galáctica, Akari, tratando de no llorar, detuvo a Itachi y le preguntó— Itachi, ¿por qué?

—Ya te lo dije anoche —respondió entre lágrimas—. Tú y Laventon son mi familia ahora y no permitiré que nadie ni nada les haga daño, aunque me cueste la vida. Espero que tú y la Legión de Exploración encuentren la forma de salvarnos a todos —tiró su uniforme y zurrón al piso, quedándose solo con su camisa, pantalón, sandalias y cuaderno—. Adiós, Akari.

Itachi fue guiado por Shimaboshi hacia la salida de la villa, mientras todos los habitantes le arrojaban piedras y comida podrida y le decían cosas feas, sin recordar todas las cosas que él había hecho para ayudarlos a progresar. Ya en la Base de la Llanura, en la Llanura Obsidiana, la Capitana de la Legión de Exploración le dio al Ex-investigador un ultimátum.