Capítulo 12

1.9K 130 37
                                        

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Esta sorpresa no me la esperaba. Ya sé que son muy exagerados cuando de mí se trata, aun así, me sorprendió saber que tienen en cuenta mis gustos sobre la música. No puedo evitar sentirme muy feliz porque quizás es lo que siempre esperaba muy dentro de mí. Quizás me gustaban desde el día en que los conocí. Aún era un niño, pero sentí esa protección por parte de ellos.

En esos momentos sentí que eran mis hermanos mayores, pero solo estuve confundido todo este tiempo. Los hermanos no se tienen deseo, no se besan, no se tienen ganas, no se miran de la manera en que yo lo hago cuando los tengo cerca.

Los cuatro me miran fijamente, sin decir una palabra, pero sé muy bien lo que piensa cada uno de ellos. Me limité a preguntarles cómo habían conseguido que mi banda favorita viniera a este lugar, básicamente a dar un concierto casi personalizado.

—Sabes que para nosotros nada es imposible. —Alardeó Jean, mostrándome su gran sonrisa.

—Perdón... Señores adinerados. —Exageré.

—Cuando se trata de gastar nuestro dinero en tu nombre, nunca es suficiente lo que tenemos. Eres tan importante que podríamos poner el mundo a tus pies y aun así sentiríamos que no es suficiente. —Respondió Vidal con una mirada seria y con un tono de voz cautivador, sin dejar de fumar ese maldito cigarrillo que lo hacía lucir tan bien.

—¿Qué deseas? Solo tienes que pedirlo, lo haremos por ti. Tenemos el suficiente dinero y poder para hacer lo que se nos dé la gana y nadie puede decirnos si está bien o mal. —Añadió Santiago mientras volvía a tomar su lugar en uno de los sillones que había al lado de nuestra mesa. Después de todo, en este lugar no había nadie. Apuesto que ni los del servicio están aquí. Los demás siguen el paso de Santiago y toman sus lugares, y yo quedé ahí parado, atónito, porque aparte de escuchar el sonido de la música, mi mente parecía no estar ahí. Simplemente no sabía cómo reaccionar.

Bueno, es que entiéndanme, ¿cómo se supone que reaccionarías si tus amigos te dicen que están dispuestos a hacer muchas cosas por ti? Bueno, no es tan raro, eso creo.

—Si necesitas ayuda en cualquier situación, puedo hacerlo. Recuerdas que soy detective y mi lugar en la policía es de alto rango. Nadie me cuestionaría. Siempre puedes venir a mí y pedirme lo que sea. Jamás me negaré a ti, y lo sabes desde el día en que te conocí. —Dijo Gael, mostrándome una sonrisa coqueta.

—Mi querido Julls, estos idiotas me están dejando atrás. Solo quiero decir que tengo algo para ti. ¿Ves este restaurante? Ahora es tuyo. No había podido entregártelo porque quería que fuese especial, y pienso que este momento es el ideal. —Agregó Jean, entregándome un sobre blanco sellado.

Lo abrí de prisa y era la documentación correspondiente que me nombraba único dueño del lugar. Obra de Jean y Santiago, beneficios de tener un amigo abogado. —Suspiré profundo ante todo lo que estaba ocurriendo y yo qué puedo hacer por ellos, hacen tantas cosas y yo no he frenado esto.

GRUPO DE 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora