Capítulo 13

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Santiago

Amanecer al lado de Julls es uno de los escenarios que menos esperaba que sucediera en estos momentos. Estamos un poco preocupados por todo lo que está ocurriendo en los últimos días. Además, el secuestro de nuestro querido Julls no ha sido ninguna coincidencia y menos las acusaciones que está recibiendo Vidal. Pero tan solo el contemplar el escenario en el que estoy me hace olvidar los problemas. Si alguien se atreve a interrumpir, no sabría de lo que sería capaz de hacerles.

—Esa sonrisa que traes te hace ver idiota —interrumpió mis pensamientos la voz de Vidal, mientras recoge su ropa y comienza a vestirse.

Nunca pensé que lo haríamos en este lugar de esta manera, sobre todo en esta habitación que decoramos como le gusta a él.

—Algún día tenía que ocurrir, pero no pensé que esta dicha nos llegaría tan pronto, no sabes lo que disfrute, lo mucho que me encanta, no puedo describir todo lo que sentía, esto a simple vista parecía una orgia. —Susurró, mostrando una sonrisa ladina, y con su mirada fija hacia la cama donde estaban Julls y los demás. —Quiero quedarme aquí por mucho tiempo, y si nos vamos de viaje y nos olvidamos de todo, hay que perdernos... —volvió a replicar Vidal. No es de los que dejarían el trabajo tirado, pero esta obsesión con estar cerca de él lo volverá loco, bueno, no solo él, los cuatro estamos en la misma situación—.

—Creo que irnos de viaje en esta situación no nos convendría, acuérdate que aún no aparece tu chico y a este punto no sabemos si está con vida. Recuerda que tenemos muchos problemas y las amenazas que has estado recibiendo lo más probable es que tengan que ver con los problemas de Italia, y con los Rusos.

—Estoy seguro de que podemos manejarlo. Si algo sucede, ya sabemos qué tenemos que hacer. Por ahora, hay que trabajar y estar alertas, además la próxima carrera es este fin de semana y necesito que Gael esté activo y sin tanto estrés para que pueda ganar, tenemos mucho en juego. —dijo mientras revisaba su teléfono—.

—Hablan muy fuerte, quieren despertarlo y que los escuche hablar. —interrumpió Gael, levantándose cuidadosamente de la cama, haciendo que Jean hiciera lo mismo. Aún somnolientos, se pusieron en pie y recogieron sus cosas para vestirse.

—¿Por qué murmuran tanto? —preguntó Jean.

—La carrera del sábado, hay que estar pendientes. —respondí ante la pregunta, sin embargo, sabía que Vidal no querría que estos se involucraran en problemas mayores, como los de la mafia Rusa.

—Voy a correr yo, les ganaré. Además, no creo que estén haciendo investigaciones por esa zona, podemos contar con el lugar sin problemas. —aludió con ímpetu Gael.

—Ahh, estás despierto, pensé que después de anoche ya no podrías con nada más. —dijo Vidal en tono burlón, haciendo que Gael le arrojara una almohada que dio directamente en su cara.

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